De minerales satelitales y «L I B E R T A D» de Katja Rudametkin
Fotos y redacción por Hiram Navarro
Es 10 de enero. Entre disparos de luz Katja Rudametkin confecciona un ritual electrónico donde Los Munrocks facilitarán ida y vuelta fuera de la atmósfera para volver al bar y experimentar «L I B E R T A D», un viaje de autoexploración. Visuales, cortometrajes musicales, percusiones constantes y voces viscerales. La viola vuela entre programas de computador.
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Subir y bajar de los límites del orbe para retroceder cinco décadas cuando alunizamos; acelerar a los frutos del experimento tecnológico en inusual recorrido de vanguardias. Directo: de acuerdo a nuestros recuerdos musicales.
Los «roca-lunares» y «La mujer penumbra» nos muestran su línea del tiempo en influencias impregnadas en el núcleo de sus rolas. Todo material propio de los oriundos cenicientos.
La gente entra dosificada en grupos que componen el espectáculo lumínico de electricidad y pieles. Se corta la música de ambiente y reverberan las palabras -como oxígeno inyectado en cabina flotante-, los cantos discuten con los acordes que reniegan al asfalto por pegársenos a los pies.
Redobles de sólida batería saltan en las baquetas de «Harry», entonando himnos que los órganos reclaman, y se dibujan líneas de pecho a mandíbula mientras «Bobby» expulsa clamores y reclamos calmos guiados por el ritmo ralentizado de los dedos de Estaban. Invocado queda entonces el Stoner Metal y ensueño que sabe a Space Rock.
Cuando el agua fuera de mis células deshidratadas avisa que he sacudido mucho el cuerpo -e interactuado con otros- reconfiguro los controles de mi cámara…
Intermedio.
Las nubes de tabaco que se cuelan del exterior anuncian que se avecina ceremonia. Los últimos puñados de ojos y orejas expectantes entran por las puertas de cristal.
Cómo en charca silvestre la fauna circunda el escenario mezclando generaciones y pelajes distintos. Las luces bajan e hipnotizan cálidas.
Más allá de siluetas de aparatos e instrumentos los pormenores del nuevo álbum acarician los oídos frente a la enorme pantalla.
Encicladas escenas giran proyectadas cuando la tela de mis pantorrillas retumba por el sonido, golpeando en todo rincón. Nítidas frecuencias bajas modulan los latidos. Voz, arco y cuerda rinden tributo al título «L I B E R T A D». Pulsos y sonidos sintéticos, homenaje a la tecnología apareándose con el instrumento orgánico (voz) y una cuerda de orquesta (viola).
Las letras de sus melodías nos invitan a reflexionar el amor, reflejarnos en el prójimo, o recordar fantasías y danzar a su compás (Drunk of Love, Mirror, Cine Maya, por ejemplo).
Al perderse la timidez cuerpos como polillas a la luz revolotean con gráciles figuras rítmicas. Las proyecciones ayudan: como prismas los videos musicales cuentan caminos e ideales estéticos.
Un encuentro fraternal, íntimo, dónde los rostros y movimientos en la oscuridad se identifican. Donde los presentes apoyamos y presenciamos proyectos locales detonándose antes de partir.
A continuación, serie de fotos del místico espectáculo:
Un poco más de los músicos:
https://katja.bandcamp.com/releases
[youtube https://www.youtube.com/watch?v=7UL2HSs1FaM]
Un día después de su concierto en Ensenada, Katja Rudametkin presentó su nuevo álbum «L I B E R T A D» en un centro cultural de Tijuana. A continuación un recuento fotográfico del evento: