Tecate Peninsula 2024: vamos a revivir el verano
Tengo una confesión peculiar: Son pocas las ocasiones en que he escuchado a los artistas de la gran mayoría de los shows a los que he asistido. Será flojera o probablemente un muy mal hábito pero a conveniencia lo miro como que me gusta dejarme sorprender por la vida. Comento esto brevemente porque el lineup de Tecate Península se ha volado la barda este año: Maná, Los Auténticos Decadentes, Allison, Los Pericos, El Mató A Un Policía Motorizado, División Minúscula, entre muchos más artistas y bandas inescapables que han sido fixturas sonoras importantes en la vida de casi todos los mexicanos. En esta familiar pero nueva escena realizamos una curación, una lista, de los artistas que iríamos a ver: Insite, Los Mesoneros, Enjambre, Mon Laferte, El Cuarteto de Nos y Café Tacvba.
Nos zambullimos en esta gran aventura el sábado 19 de Octubre del 2024. Para ello intercambiamos nuestro hábitat natural del bar cavernoso y ahumado por la amplia y soleada explanada de la Plaza de Toros Monumental.
Llegamos pasando el mediodía, justo al inicio del festival. Si alguien tiene curiosidad sobre cómo acomodaron tres stages en este punto de Tijuana, aprovecharé este momento para explicar. En la plaza circular de Toros tenemos el Stage Monumental, mientras que la gran explanada que usualmente se usa como estacionamiento ahora contenía los otros dos escenarios: el Stage Península y el Stage Tecate, así como una cantidad de elementos importantes para el festival: una enorme rueda de la fortuna, áreas techadas para sentarse a comer, una larga hilera de puestos de comida y muchos stands pop-up de chelita, pisto y actividades de los sponsors para el público/futuros consumidores.
Tecate Península es como un último estirón del verano. Ya estamos a mediados de Octubre, pero no importa, el día fue hermoso, despejado, muy soleado y los personajes marinos cute del branding del evento complementaban la ilusión de permanecer en esta pequeña burbuja de verano robado: una mantarrayita, un tiburoncillo martillo, palmeras, delfines, y hasta una lunita feliz en el éxtasis del party.
Después de reconocer el terreno nos plantamos frente a uno de los escenarios para ver a Insite, la primera banda de nuestra lista. Originarios de Mexicali, Insite trae a la mesa el rock alternativo emo de los 2000s y por lo tanto era lo más afín a nuestra rotación cotidiana de música. Me gustó la particular pasión de la voz principal, así como los acentos armónicos cuando coreaban otros integrantes, las guitarras alternando entre riffs melódicos y otros más heavys, y la intensidad de la batería aumentaba esa sensación de tener un rock alternativo un poco más pesado.
Entre el set se escuchó tocar Cielos que lloran, Me amarás al amanecer, Piensa en qué, Protagonista, entre otras.
Aprovecho aquí para comentar un trágico paréntesis, algo muy bobo. Fui al festival con la cámara que tengo, una cámara para venues con un único lente de 50 mm (sin zoom, sin telefoto… ¡no lo hagan!). Sin acceso a las barricadas de fotógrafos, verán a lo largo de esta crónica mis fotos de músicos-hormiga.
Después de Insite fuimos a comer para estar bien pilas el resto de la tarde. Durante este interludio escuchamos desde el otro extremo de la explanada a Clubz, con sus rolas dance, funkies muy bailables, muy agradables, muy saxys.
Un punto muy importante que hacer sobre el festival: No sólo los escenarios Península y Tecate están inmensos y súper increíbles, con grandes pantallas que transmiten el show al resto de la explanada, también la música se escucha perfectamente bien desde cualquier punto, así que salir del crowd no representa sacrificar la experiencia auditiva.
Por otro lado, la experiencia gustativa es amplia: tortas de chilaquiles, tostilocos, burgers, hot dogs, costillas incluso nachos y palomitas del cine. Optamos por un jugoso par de brochetas del puesto chileno porque la proteína llena más que los carbohidratos.
Los Mesoneros fueron la segunda banda de nuestra lista. Cuentan con un repertorio de bop tras bop tras bop tras bop. Canciones memorables fueron Te lo advertí, Dime como tú quieras y una que en lo personal me pareció muy catchy fue Dos.
Heartbreakers revestidos de 70s vintage con safari, Los Mesoneros son jóvenes y guapos, con mullets y mostachos e invocan perfectamente ese espíritu de verano robado: son catchys, retro y frescos al mismo tiempo, algo así como MGMT, que se antoja escucharlos en una fiesta de playa, con ritmos de rock muy bailables, poperos y con una personalidad atrevida.
Para las cinco de la tarde ya había una cantidad significativa de personas en el festival. Nos alejamos del escenario para satisfacer necesidades fisiológicas (error). Al regresar la gente se había multiplicado. Observar a Enjambre (y hacer las fotografías de músicos tamaño hormiga) parecía una posibilidad perdida.
A la orilla de la multitud, un par de vendedores de cerveza y tragos se preparaban para atravesar las masas. Aprovechamos el ride de los meseros abriendo la multitud, como los carros que siguen a una ambulancia en CDMX atravesando el tráfico de la hora pico, para infiltrarnos nuevamente a un buen lugar.
¿Se te acabó tu drink? No hay problema, el alcohol llegará a tí. Desgraciadamente la misma operación no se puede aplicar para evacuar todo este líquido ingerido y uno se ve forzado a salir.
Héroe sin capa.
♪ Permite acostarme a tu lado…enemigo ♪ Canta Luis Humberto de Enjambre con voz de crooner, invocando el aura de un dandy mientras se pasea con lentitud por el escenario, cantando baladas de garage rock.
Con un ritmo firme, intenso pero minimalista, que carga el flow de la letra y la melodía, una nostálgica guitarra con la más ligera de las distorsiones y un showman tan cautivador, la multitud se unió a corear Dulce Soledad, Visita, Vida en el Espejo, Egohisteria, Enemigo, Manía Cardiaca, entre otras.
Para las seis de la tarde ya habíamos descifrado la técnica ideal para navegar por las masas de personas durante el festival. Los escenarios Tecate y Península no tienen shows simultáneos porque están lado a lado y cuando un artista/banda termina en uno de los escenarios, en el lado opuesto comienza inmediatamente el número musical que sigue. Es entonces que la gente cambia de un escenario a otro PERO es crucial navegar el intercambio una hora entera antes del turno del artista que uno quiere ver de cerca. Fue así como vimos la presentación de Iván Cornejo desde las pantallas, en lo que esperábamos el inicio de Mon Laferte.
Iván Cornejo es un joven de 20 años haciendo música regional mexicana. Interpretando sus temas con una voz invariable, Iván explora, al igual que otros artistas, las angustias del amor, oscilando entre lo moderno y lo tradicional. Escuchamos un sierreño para el corazón roto, con dedicaciones a la tóxica y al que se quedó solo como perro.
Desde nuestro lugar escuchábamos los gritos de mil adolescentes, emocionadas por ver a esta joven estrella, mientras sobre el escenario llovieron cientos de estrellitas de confeti de plata en el emotivo final de su presentación.
Finalmente llegó uno de los momentos que esperaba toda latinoamérica unida, y la verdad es que de Mon Laferte había escuchado únicamente Amárrame, Pa’ Donde se Fue y Tu Falta de Querer (que cantó esa noche) y no estaba preparada para ser cautivada por el inicio de su set.
Con un fondo aesthetic de azul y nubes, se abre el telón (figurativamente) con Tenochtitlán una balada noir-pop, con un aire de 007 mexicanizado. Sigue con la cumbia rebajada de Te Juro Que Volveré, con un efecto de voz grave (una pizquita de ultratumba) y un ritmo pausado (¿Es acaso esto noir-cumbia?). Escuchamos Pornocracia y Antes de Tí, otra poética balada vintage (con frases irresistibles como: ♪ Transitaba el lado oscuro de la luna ♪) que culmina su coro con un largo juego de notas en ascenso que exhibe el gran talento de voz de esta artista.
Mon Laferte inunda con feminidad. Siento que es como un gran corazón rojo pero luego la música toma tonos oscuros, misteriosos, melodramáticos que fusionan el pop con salsa y cumbia y porta una personalidad coqueta que evoca a las divas tropicales de las películas viejitas o como una fraulein arquetípica de Ellen von Unwerth: una mujer fuerte que rechaza la timidez, que abraza y utiliza su sexualidad, independiente y creativa.
Sus visuales son igualmente fascinantes y kitsch (en el buen sentido), sumando teatralidad a lo ya expresivo de su música. A lo largo de sus canciones vemos fondos de de marcos ornamentados rococó, una concha como en el nacimiento de venus, pinturas idílicas del siglo XVIII y miradas llorosas de la virgen.
Tras Mon Laferte buscamos resguardo en el escenario monumental, donde pudimos apoyar la espalda contra las gradas de cemento mientras mirábamos el inicio explosivo de los uruguayos El Cuarteto de Nos.
Aquí estoy, esperando que cambie el mundo, comienza a cantar/rappear el frontman Roberto Musso, para luego seguir con el tema Flan, que es igualmente la canción con la que abren su más reciente álbum Lámina Once. En un mega contraste con toda la música anterior, El Cuarteto es un respiro de aire fresco dentro de la saturación de canciones sobre amor y más amor. Es la banda de rock que protesta el hastío que les causa el mundo moderno, el capitalismo, las redes sociales, la religión (gracias a Dios soy ateo, canta Musso en En Lo Malo De Ser Bueno), sus canciones están llenas de letras críticas y mordaces así como de un humor oscuro.
♪ Pero no hay un refugio adonde correr, Ni una voz transparente en la que creer, Y para colmo, aguantar la publicidad, Del tipo que se ríe mientras comen flan. ♪
Durante el enérgico set, que fue el cierre de su gira por México, los fans en la zona VIP gritaban una y otra vez ¡Cuarteto! ¡Cuarteto! ¡Cuarteto! Entre la legión una gaviota inflable subía y bajaba con los saltos de la multitud.
Salimos del área del escenario Monumental para dirigirnos una última vez al escenario Península a ver a la última banda de nuestra lista, Café Tacvba. Reverberaron las últimas y climáticas notas de Tu Falta de Querer en el stage de al lado y se apagaron las luces.
Para entonces ya tenía un par de horas que había comenzado la segunda parte del festival: La noche. De aquí en adelante inició el party en serio. Se escucharían desde este punto hasta pasada la una de mañana a los músicos que con su labor artística han impactado décadas enteras: Maná, Miranda, Los Auténticos Decadentes, Allison, Los Pericos y por supuesto, la oda a la mexicanidad que trasciende géneros, Café Tacvba.
Comienzan con la nostálgica María (siento que es una canción perfecta para traer de noche en el carro) y aligeran el mood con Volver a Comenzar, Rubén Albarrán con su icónica voz alta y su famosa autenticidad canta:
♪ Si hiciera una lista de mis errores, de los menores hasta los peores, que expusiera todas las heridas, los fracasos, desamores y las mentiras ♪
A su propia manera, Café Tacvba también son muy cautivadores, como artistas/performers natos y por su longevidad en la escena musical, cultivados. Ellos me parecen no sólo artistas que corren con su arte sin limitaciones, siento que siempre obran en su música en servicio a los demás con un gran gusto por compartir.
(En un momento César me comenta ‘’Ese vato es bien barrio ¿no?’’ cuando suben a un organillero al escenario para una canción. Más tarde esta pregunta quedaría aplastantemente confirmada con el render de la Chilanga Banda)
Algunas de las rolitas que escuchamos de la Cafeta fueron La Locomotora, Mediodía, El Futuro, Las Flores y dedicada a los migrantes de la frontera norte, La Bas(e) ( ♪ Por todos mis valedores formando un jardín de flores ♪).
Ocho horas después de que abrieron las puertas, cerca del final del set de Café Tacvba optamos por partir. La realidad es que ya no somos chavos. Estábamos cansados, viejos y decrépitos, las rodillas nos dolían y también la espalda baja ¡Adiós Tecate Península! ¡Gracias por este día extra de verano lleno de música y calorcito!
La mañana siguiente, aprovechando mi conciencia despejada post-fiesta, estaba muy emocionada por sentarme frente a mi computadora a escribir esta crónica acompañada de un cereal con leche en mi vaso conmemorativo de Tecate Península 2024, cuando me enteré de que César, al salir del venue, lo tiró 🙁