No hay tokines pero sí hay Motorama

Por lo general trato de escribir sobre canciones, bandas o álbumes que llevo rato escuchando. Al decir “por lo general” me refiero a las dos primeras entradas de esta columna, y por “rato” me refiero a por lo menos un mes bien clavado con esa rolita o ese capítulo de mi vida que se resumen en un buen álbum.

Redacción por Iván Gutiérrez

Bueno, éste no es el caso, porque la reseña de esta semana está dedicada a una canción que me asaltó hace apenas dos noches.

Si bien, a Motorama los conozco desde hace por lo menos cuatro años, y hasta pude verlos en vivo el pasado 2019, cuando tocaron en el Marko Disko Club Social de Tijuana (buenísima presentación, por cierto, aunque no tocara la bajista original), “Sumersault” no había pasado por mis oídos.

El descubrimiento llegó al escuchar todo el repertorio que tenía de esta banda en mi celular, ejercicio que realicé para escribir un texto de ficción en el que necesitaba la atmósfera de los rusos herederos de Ian Curtis. Mientras se reproducían las rolitas de siempre fui sorprendido por esta rola, perteneciente a un EP llamado Demo que solo incluye tres canciones.

Pero bueno, a qué viene tanta descripción cagada, ¿por qué no se va de una vez a la rola? (¡Ya cómete la maldita naranja!). Bueno, es que este tipo de recomendaciones no se pueden soltar así nomás, porque esta reseña es precisamente como la rola de Motorama, una emoción que debe ser progresiva, donde la revelación tiene que deslumbrar. Es como desnudar a una mujer: se disfruta mejor cuando se inicia con sutileza para después dejar salir al animal.

Quienes ya han escuchado a Motorama, sabrán identificar con facilidad el sonido del grupo. Originarios de la ciudad Rostov del Don, las rolitas de este cuarteto ruso formado en 2005 desfilan por el indie post-punk, con esas vibras que embonan perfecto con las intenciones de sentirse deprimido y alegre a la vez, como cuando uno va por la carretera presenciando el desvanecimiento del tiempo en menos de lo que alcanzamos a contemplarlo.

Por lo general, sus canciones están compuestas por armonías de guitarras limpias (o ligeramente distorsionadas) con delay, sintetizadores suaves y la voz grave y representativa de su vocalista, ávido poeta que le canta a la belleza y las tragedias del amor y la naturaleza. Es precisamente por tales características que el descubrimiento de esta semana posee tal impacto. ¡Denle play y súbanle porque esto va a tronar!

Una guitarra ligeramente distorsionada comienza a desfilar al fondo del bar. Conforme te acercas a paso lento por un callejón que da hacia el patio del escenario te llevas un cigarro a los labios y una voz post-punk anuncia el himno que va a revolucionar tus sentidos: “Somersault breaking, You’d kick it at all, She says”. El riff de la guitarra es inspirador, como si anunciara que esta noche te la vas a pasar a toda madre a pesar de tu día y vida de mierda, y que al menos hoy sí elegiste el lugar indicado para ser y estar.

La batería se incorpora mientras volteas a tu alrededor y encuentras jóvenes agitando levemente el cuerpo, dejándose llevar por la tormenta que se desata conforme se acelera la potencia de la música. Te tomas tu cerveza y alguien te ofrece un toque de marihuana mientras el baterista comienza a sudar y golpear con fuerza sus platillos.

La canción desciende al ritmo del inicio, de nuevo están solos guitarra y voz, los jóvenes dejan de agitarse y toman un respiro, encienden un tabaco mientras la batería regresa con el bombo avisando que se aproxima lo mejor, y ese maldito vocalista que no para de recordarte que se ha roto la voltereta y la haz cagado toda según ella.

Tokin en Abels Bar. Foto por Iván Gutiérrez
Tokin en Abels Bar. Foto por Iván Gutiérrez

¡Todos en el lugar enloquecen, desde el riff de la guitarra hasta las percusiones y la voz despiadada de quien grita! ¡Te absorbe el éxtasis y te hierve la sangre! ¡Estás viajando a mil kilómetros por hora, atravesando toda tu vida hasta llegar a ese preciso instante en que se desgarra tu garganta y tu cuerpo y todo se deshace porque sabes que al bailar slam puedes romperlo todo si te lo propones!

La armonía baja nuevamente, esta vez a manera de despedida, abres los ojos y estás lleno de sudor, al igual que los otros desconocidos que te rodean y que te sonríen de vuelta. El cigarro está por terminarse, pero te alcanza para darle una última calada a esa exquisita dosificación de muerte que te recuerda que la vida no vale nada.

“Sumersault” significa voltereta, que según Internet se puede definir como “Vuelta que se da en el aire o apoyando las manos en el suelo e impulsando las piernas en alto para caer y reincorporarse en la posición inicial”, pero me gusta más la segunda acepción: “Cambio brusco que sufre una cosa”.

Foto por Christel Rodríguez

Esta canción de Motorama es una obra maestra porque le hace justicia a su nombre. No sólo es un homenaje a la esencia del post-punk más puro, al grado de parecer una canción de Joy Division contemporánea, sino que toda su composición es una declaración del poder emotivo que puede alcanzar la música con solo dos acordes y una sola frase, siempre y cuando se juegue correctamente con los ires y venires del volumen y la potencia. Y bueno, qué decir de la interpretación vocal de Vladislav Parshin, una expresión que trae al presente el grito rebelde que recorrió todos los bares y tocadas durante el nacimiento del post-punk.

Si escuchan Motorama desde hace tiempo, seguro con esta rolita van a revivir su amor por esta banda y experimentar una “Voltereta” sobre su percepción de la misma. Seguimos en cuarentena y por el momento esa experiencia de adrenalina que se vive en los tokines permanece inaccesible, pero canciones como ésta son perfectas para no olvidar la pasión con la que la música transforma nuestra realidad y nos hace pensar que todo es posible.

Seguro a estas alturas ya estarán en la tercera o cuarta reproducción de “Sumersault”, porque en realidad es un tema bastante adictivo. No los culpo. Si no conocen a Motorama les diría que escuchen todo el álbum de Alps o mis favoritas del Calendar, que son “To The South”, “Rose in the Vase” o “Image”. La rolita de “Heavy Wave” también es una joya, como para introducirse en el mood indie-jovial y romántico que distingue a la agrupación.

Si bien, la mayoría de su material tiene otro vibe a “Sumersault”, seguramente encontrarán temas que los harán sentir el tiempo como solo Motorama sabe hacerlo. ¡Disfrútenlos!

P.D: ¿Conocen alguna rolita que les recuerde a “Sumersault”? ¡Compártanmela, pa seguir vibrando a la distancia!

Foto de portada por Christel Rodríguez

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