Bizarre Bazaar: post punk, perversión y moda alternativa

Redacción por Iván Gutiérrez
Fotos: Noam Verdugo (fotos en blanco y negro) e Indigente en llamas (barridos psicodélicos)

Bizarre Bazaar, la 1era edición de un evento de Música, Arte y Diseño cobra vida en las instalaciones del Bar Xibalba. Uno de los jóvenes que agitan la cabeza imbuidos por la vibra de los músicos carga a uno de sus camaradas y se pone a girar siguiendo la energía que le transmiten los Smith Wills, iniciando con ello el ancestral ritual slamero que tantas veces, y con tan diversos géneros, ha reunido a jóvenes en un acto simbólico contradictorio: en él, quienes bailan se azotan, sacuden y empujan entre sí como si quisieran repelerse, cuando es un ritual cuyo centro es la creación de comunidad y pertenencia; la regla básica es que si uno se cae, el otro lo levanta.

MODA ALTERNATIVA Y LA VIBRA SURF-POSTPUNK JUVENIL

Sábado 16 de diciembre 2017, 21:30 horas. Subo los escalones del inframundo algo molesto por llegar con el acostumbrado retraso al Bizarre Bazaar, tradición maldita que me ha costado no ver a la primera banda de la noche, Sonicolors.

Al terminar de ascender al inframundo soy recibido por el mural del hombre-monstruo de cara pálida. Doy un vistazo alrededor y me sorprendo porque el lugar en realidad es un bazar: abunda chamarras, camisetas, camisas, ropa interior femenina, pantalones y demás prendas originales en los alrededores, junto con stickers, collares y demás piezas auténticas que la juventud produce y utiliza para distinguirse del resto e identificarse con los suyos.

Mientras doy un recorrido por los tendederos de ropa alternativa elaborada para la gente opositora a la producción en masa, otro grupo que tampoco he tenido la oportunidad de escuchar sube al escenario: Death Waves. Banda formada por 3 jóvenes entusiastas cuya vibra juvenil me hace pensar que todavía no tienen ni idea de lo que representa perder el 16% de su salario en impuestos, los músicos empiezan su presentación tocando una canción de nombre “Fuck Friends”.

Mientras paseo un rato por el mundo de prendas estrafalarias y artículos auténticos, escucho una propuesta sonora que me parece una mezcla de surf-rock, post-punk y algo de new wave, géneros que no se acostumbra tener en vivo por este rincón del universo. Por los compas que han venido a escucharlos veo que éstas son vibras que le gustan a los más jóvenes de los más jóvenes.

Un joven de lentes graba a la banda con una videocámara e inevitablemente me siento transportado a una época previa a la existencia las redes sociales; más tarde, dialogando con el colega videógrafo, me comentará que se trata de una cámara con VHS de 8mm: “Está cabrón comprar una cámara que grabe en 4K, pero pues mientras con esto saco lo que se puede”.

Reconozco en mi interior que no va mucho con mi trip la música de los Death Waves, sin embargo, valoro su energía. “Esta canción va dedicada a Chalino Sánchez, descanse en paz”, dice el vocal con humor, “esto se llama Dirty Sánchez”. La rolita surfera inicia un humilde slam donde bailan aquellos que sienten hervir la sangre con el estruendo y grito de los músicos.

EL DEMONIO DE LA PERVERSIÓN

En la azotea del Xibalba una repisa de madera ha sido adornada por diferentes cuadros de varios tamaños, exhibiendo mujeres, flores, espacios y mensajes cruzados. Al lado de esta exposición, “Transente” exhibe piezas de cerámica, fotografías intervenidas con pintura y collages que permiten explorar las figuras que se aparecen en la cotidianidad cuando uno se pone a delirar. Todo dispuesto con el estilo ritualístico de la integrante de Palomazo Cósmico.

En otro extremo del lugar reposa una masa rosada y deforme con el esbozo de una cara. “Me recuerda a Basket Case”, comenta Israel Espinoza, egresado de la Facultad de Artes UABC Ensenada, responsable de la plasta rosa y la serie de 5 cuadros exhibidos a su lado, mismos que introducen al espectador en un trip psicótico: cuerpos con rostros en la espalda, pedazos de caras alteradas y miradas angustiadas están plasmadas en tonos oscuros que llaman a la penumbra.

The Imp of the Perverse (o El Demonio de la Perversión, referencia a un relato corto de Edgar Allan Poe) es el nombre de la exhibición, misma que se origina hace 3 años y parte del “pensamiento intrusivo”, concepto que hace referencia “a ideas que no consideras propias o que van en contra de tu moral”.

Espinoza expone que su realización va relacionada con métodos psicológicos de la terapia conductiva-conductual: “Es la clasificación del pensamiento. 3 de las 5 piezas las hice en el 2015 y son las etapas del pensamiento intrusivo: la primera es el pensamiento como tal, después viene la interpretación catastrófica y luego la compulsión, que son acciones que realizas para no pensar en ello; el resultado es como un ciclo obsesivo”.

El artista agrega que el resto de piezas (elaboradas este año) van encaminadas a reflexionar “como mi persona o mi imagen se relacionan con esas ideas, como decir yo las reconozco, las acepto y genero autorretratos con la misma estética. Por ejemplo, la escultura parecen tumores, por el simbolismo de que son tus propias células las que te sabotean; es lo mismo, son tus propias ideas las que te destruyen”.

Sobre el estilo el joven agrega que se inclina por el expresionismo, y que varias de sus obras son elaboradas con “trazos más violentos, más fluidos. Las otras llegan al tenebrismo pero también expresionistas en las pinceladas”. Concluimos la conversación con un comentario sobre la escena ensenadense: “Creo que más que espacios, lo que hace falta es que la raza participe más”.

A continuación me acerco con la responsable de que todos estemos reunidos aquí esta noche: Marcela Espinoza, diseñadora de modas y trabajadora en Xibalba desde hace unos meses:“He estado viendo los eventos que se hacen aquí y se me ocurrió que sería buena idea darle un espacio también a estas propuestas. La mayoría de los participantes de hoy son egresados de diseño de modas y de artes. Los músicos son amigos y conocidos, talentos locales”.

Marcela comenta que esta es la 1era edición de un evento que tendrá tres réplicas el próximo año, el primero de ellos en Marzo, fecha para la que están contemplando pintar un nuevo mural en la parte superior del bar con artistas locales mientras bandas tocan en vivo: “Xibalba acaba de empezar y poco a poco va tomando difusión. Queremos que crezca más y se convierta en una plataforma para artistas emergentes, vienen muchos planes para el próximo año”.

UNA OPRESIÓN QUE SE GRITA

Desciendo a la cantina xibalbera y Smith Wills, el segundo power-trío de esta noche, le saca gritos a sus instrumentos en una invocación de atmósferas que ondulan entre el rock gótico, el surf-rock y el post-punk. Paco, otro amigo músico, me recomendará bandas como Soviet Soviet, Ytpo, Manicure y Parálisis Permanente para seguir conociendo algunas influencias de la tribu urbana reunida esta noche.

Caminando sin rumbo, respirando solo con filtro”, cantan los músicos mientras crean y destruyen sonidos agitados que salen de profundidades psicológicas. Ecos del subconsciente, cicatrices vacías y esquizofrenias que inundan la cotidianidad es lo que pienso al escuchar a Smith Wills interpretar temas como “Paranoia” o “Intenciones”: “Siento algo aquí adentro, tengo tormentas que me obsesionan”.

Lo siento como si fuera un grito de inconformidad que te obsesiona, una opresión que se grita”, me comenta Paco al preguntarle sobre lo que escuchamos. “Esta es la última rola, se llama “la puta del proletariado”, dice el guitarrista por el micrófono.

Pienso en lo interesante de ver como la diversidad de propuestas contraculturales pueden confluir en un mismo espacio. En lo poco que lleva de apertura, el Xibalba ha sido hogar de múltiples propuestas musicales de géneros tan variados como el blackmetal y el reggae, el rock progresivo o el post-punk, el ska y el punk, el indie, el grunge y hasta el son jarocho o la música africana.

Hoy es noche de arte, diseño y música, pero Transente ya reunió en su momento, con el Cosmic Shit, a una gama de números artísticos muy chidos, y cuando recién inauguró sus puertas este lugar, el Verano Fatal creó una coincidencia de bandas tremenda.

Sigo estas reflexiones y recuerdo lo conversado el día pasado con el compa Domingo (bajista de Envergadura), quien me dijo que Ensenada carece de identidad musical y quizás juvenil por el poco tiempo de vida de una ciudad que no termina de alejarse de la etiqueta de pueblo. Por suerte pareciera que nos encontramos frente a una coyuntura que podría cambiar eso.

SMITH WILLS: “ESTAMOS SOBRE EL SISTEMA”

Termina el post-punk y ahora el beat lo ponen los DJs, que esta noche son Dj party poop, Josh Crawford y Xaryl_SLRC_Small arist. Se presta el ambiente para seguir conversando, ahora con un compa de Hexapodos sobre los problemas de UABC: el Fondo Pro Graduación, la mafia en la junta de gobierno, el PAN metido hasta las entrañas de la institución y la deuda que Kiko Vega sigue y seguirá sin pagar; a la plática se suman historias inarrables para la vox populi, pero buenísimas para carcajear un rato.

De vuelta a la azotea, platico un rato con los Smith Wills sobre el origen del proyecto integrado por Meredith Trigueros (baterista de gran trayectoria quien también toca en la actualidad con Sonicolors), Smith Will (guitarra y voz, iniciador del proyecto) y Fernando Salazar (bajo y voz [si bien es guitarrista], gran músico y persona que tengo el gusto de conocer desde años atrás):

Para mí el post-punk es el género más fuerte en nuestra música, pero también hay un poco de rockabily, surf y gothrock”, comenta Smith, para agregar que si bien apenas llevan 10 meses tocando, a finales de 2018 piensan sacar un disco con las 10 canciones que ya tienen en su repertorio.

Fernando Salazar (bajo y voz de Smith Wills)

Entre las próximas metas a corto plazo de la banda está visitar Tijuana, para luego saltar a San Diego, Los Ángeles y la Ciudad de México, lugares a donde quisieran llevar sus canciones en las que hablan de política e inconformidad social:

“Estamos sobre el sistema: el seguro social apesta, los trabajos, los salarios, el sistema educativo, ¡estamos hartos de esa vida miserable a la que estamos condenados!Y al final todos somos actores (que así se llama una de nuestras canciones), porque estamos actuando conforme a un libreto que no escogemos”.

Al respecto de la escena, los músicos comparten que Ensenada tiene mucho que aportar más allá del ska, el core y el metal (en su opinión los géneros más sonados en el puerto):

“Pero luego nosotros mismos nos cerramos y la raza se pone en el plan de ´sólo escucho la música de mis compitas´. Falta inclusión, que si el metal no es mi género favorito pero hay una banda chida que toca metal voy y los apoyo. Y creo que hace falta que se hagan más eventos que junten a diferentes géneros, como este festival: mezcla rock, DJs, arte y diseño; yo no había visto algo así aquí, sólo en Tijuana. Hay mucho talento, ahora hay que reunirlo”.

Meredith Trigueros (baterista de gran trayectoria quien también toca en la actualidad con Sonicolors

Fernando agrega: “creo que falta colaborar, trabajar juntos y abrirse a nuevas ideas”, y Meredith complementa: “Llevo muchos años tocando y aquí en Ensenada siempre ha sido complicado recibir apoyo. Incluso luego me pregunto ¿de verdad tocamos tan mal como para que nadie nos apoye? Yo siento que lo que hago es decente, pero luego no se ve reflejado en el apoyo de la gente. Y por eso mucho tiempo odié la escena; o sea, no se trata de apoyo económico, sino de que aprecien tu música, que la gente venga y te diga de frente qué le gusta y qué no le gusta de lo que haces”.

Smith concluye: “la gente es muy apática”, y manifiesta que según su pensar los bares tampoco deben menospreciar a las bandas: “A nosotros como músicos nadie nos paga los ensayos, nadie nos paga el traslado, nadie nos paga el instrumento, entonces creo que es justo recibir una remuneración si tocas en un lugar, y no que sea buscar ganancia, sólo no perderle, porque eso de pagar por tocar está culerísimo”.

EMPATÍA PARA IMPULSAR LA ESCENA

Sigue la música y el ambiente se presta para seguir reflexionando de forma colectiva inquietudes compartidas. Hablo entonces con mi amigo Paco sobre la cantidad de jóvenes en la ciudad y sus posibilidades económicas: “Pregúntate, ¿cuántos ingresos genera el joven promedio? ¿Eso le permite venir a este tipo de eventos? La crisis económica también impide que crezca más rápida la escena…”, me comenta el joven músico.

Y agrega: “Es difícil ser músico, es una gran inversión de tiempo, de dinero, de voluntad, uno espera recibir cierta… retribución de apoyo, ¿sabes? Pero luego uno no la ve. Por eso la meta de muchos (no sólo músicos) es irse de Ensenada; porque aquí está cabrón la apatía”.

Apatía. Esa palabra tan nuestra, no sólo como generación, sino como ciudad y como pueblo, y la obsesión por encontrarle una escapatoria: ¿cómo sacudirla? ¿Cómo volver a interesar a la gente en la vida? ¿Cómo volver a dotar de movimiento a quienes han sido despojados del motor básico de existir: los valores y el sentido?

La respuesta me la revela Paco, al girar la conversación hacia destellos de lucidez inesperados: “Cuando uno escucha la música que hace una banda es porque el público siente empatía, porque se identifica con lo que el artista expresa y con cómo lo expresa. Cuando un músico comparte una canción te está invitando a que veas el mundo cómo él lo: ´mira yo así lo veo, ¿qué opinas? Tú también puedes compartirme cómo ves el tuyo´. Y sabes, los dos interpretan al final un papel, son como actores que crean un mismo espectáculo, que se complementan y que no pueden existir el uno sin el otro”.

Llega la epifanía: “¿Por eso se le llama Escena?”, pregunto, “escena, escenario, un espectáculo que no es nada sin el auditorio, un show donde pueden coincidir perspectivas, conocer miradas ajenas para encontrar similitudes y también diferencias”.

Seguimos hablando un rato más, tocando temas como su proyecto musical en gestión y aquel lado oscuro (¿pensamiento intrusivo?) que es totalmente contrario al que solemos exhibir frente al mundo. La velada dará para un rato más de buen cotorreo y temas chidos, proyectos por venir, consignas por defender, música por escuchar, pero en completa oposición a la tendencia de las redes sociales, no todo puede ser de dominio público; esto, al final y al cabo, es sólo un humilde e injusto resumen.

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