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  • Vida de excesos y vicios en El Viejo Andrés, nuevo videoclip de Los Hipogrifos

    Vida de excesos y vicios en El Viejo Andrés, nuevo videoclip de Los Hipogrifos

    Redacción y fotos por Iván Gutiérrez

    El pasado viernes 14 de septiembre la banda ensenadense Hipogrifos presentó su nuevo video “El Viejo Andrés” en un bar del centro de la ciudad de Ensenada, videoclip que narra la vida desenfrenada, llena de excesos y autodestructiva de uno de los guitarristas de la banda, Andrés M.

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    Con 10 años de trayectoria, que incluye la publicación del disco “Es un mundo crudo, mantente rudo”, cuatro videoclips y la gira nacional “México Crudo 2014” (tocando en lugares como el Lunario del Auditorio Nacional y El Chopo), la banda ensenadense de punk rock Hipogrifos recién estrenó su nuevo videoclip, previo a iniciar una breve gira por la república que incluyó visitar entidades como Guadalajara y Ciudad de México.

    Integrada por Tito Nayas (Batería y voz), Issac Alagalleta (Bajo y voz), Luigi Eleras (Voz), Andrés Trezas (Guitarra) y Kbto El Mutante (Guitarra), Hipogrifos se forma un 27 de septiembre del 2007 en Ensenada Baja California México. Con el sonido agresivo característico de la música punk, las letras de Hipogrifos tienen una fuerte carga de lucha social: “nosotros vemos al punkrock como la necesidad de gritar la voz de aquellos que no la tienen, juntar toda esa ira y convertirla en euforia, anarquía musical desde que empieza la primera rola hasta que termina el show, gritar todas esas cosas que nos molestan y corear esas cosas que nos gustan”.

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    Sobre la producción del video, los músicos compartieron que ésta fue totalmente auto-gestionada, participando Issac Villavicencio (o “Tacko) como director, con el apoyo en cámaras de su hermano “Chema” González y del joven Eduardo Ruiz: “Todos los que salieron en el video son amigos  de la banda y el video realmente fue de muy bajo presupuesto pero con eso se armó”.

    Con el objetivo de conocer un poco más sobre la narrativa de vicios que se proyecta en el videoclip, 4Vientos entrevistó al joven Andrés Méndez, protagonista de la nueva producción de Hipogrifos.

    Iván: ¿De qué habla la canción del Viejo Andrés?

    Andrés: La rola trata de un tipo que se deja llevar por los placeres de las drogas y el alcohol, una persona que le gustan los excesos, disfruta lo prohibido. Cuando Hipogrifos empezó yo tocaba en la banda pero me fui. Entonces ellos compusieron la rola, que originalmente se llamaba “Escoria”, ya cuando regresé la tocaron y como que me identifiqué bien cabrón, entonces el Tacko dijo que era una rola sobre el Viejo Andrés.

    Iván: ¿Cómo describirías, en breves palabras, a este Viejo Andrés?

    A: Ese Viejo Andrés tenía otras conductas, una actitud muy auto-destructiva, que en gran parte se debían a estar intoxicado. Pero a la vez sigo siendo el mismo, sigo siendo yo, sigo teniendo las mismas ideas, pero con un comportamiento muy diferente.

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    Iván: ¿Cómo se llega a ser el Viejo Andrés?

    A: Por un lado me encantó la loquera cuando la conocí. Fue algo que fue evolucionando. Era muy ignorante de mi persona, tenía muchas ideas claras pero a la vez era muy inconsciente sobre mi sentir y el impacto de mis acciones, era muy inmaduro, y era muy divertido serlo, pero llegó un momento en que dejó de ser divertido, porque implicaba lastimar a muchas personas, había muchas consecuencias por mis actos, y problemas físicos que conlleva el estar loqueando.

    Iván: ¿Cómo dejaste atrás al Viejo Andrés?

    A: Fue una combinación de estar en un momento de alto consumo de alcohol y drogas con problemas emocionales. Estaba muy decaído, todo tipo de problemas en mi vida social, familiar y amorosa. Llevaba ya varios meses intentando bajarla unas rayitas, nomás no podía y no podía, hasta que un día explotó todo en un viaje de drogas (LSDs). Tenía todo esto encima y quería olvidarlo todo, y por las ansias me comí 4 ácidos.

    Fue una noche de catarsis, pasaron cosas bien locas con unos hermanos, por suerte estaba con ellos, porque sí pasó de todo por mi cabeza esa noche, me quería morir. Eso sembró en mí la intención de dejarlo. Obviamente no podía hacerlo solo; estuve en un centro de rehabilitación. Llevando un mes sin consumir nada me di cuenta de que el problema no era el alcohol ni las drogas, sino que era yo, mi forma de ser, mi forma de afrontar la vida, y en eso tuve que trabajar en cambiar. Por eso me siento bastante diferente a antes, si bien mi ideología y mi humor es la misma, pero mi conducta y mi manera de darle prioridad a ciertas cosas es diferente, y eso me hace tomar otro tipo de decisiones.

    Iván: ¿Cómo volviste a la música?

    A: En su momento me fui a CDMX y ahí dejé un poquito la música, no practicaba como antes y empecé a tocar peor. Cuando dejé de tomar reencontré el amor por la música y  empecé a tocar muchísimo. Los Hipogrifos son mis amigos desde niños, entonces un día… vivía en Tijuana (finales del 2014) y necesitaban un guitarrista para un tokin allá, me hablaron para hacer el paro, tocamos y empezó a repetirse eso, hasta que me dijeron que era ya el guitarrista de planta.

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  • Noches Random con Los Munrocks, Sonicolor y Dr. Funk

    Noches Random con Los Munrocks, Sonicolor y Dr. Funk

    Fotos y redacción por Iván Gutiérrez

    La música es vida, la vida es música, o algo así pensamos quienes no podemos sobrevivir un solo día sin ponerle banda sonora a nuestra soledad. Compañía perfecta para trabajar, viajar, cotorrear y mil acciones más, hay que respirar música y arte todos los días para evitar que el capitalismo contemporáneo aplaste nuestra voluntad. 

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    Las fotos hablan, claro, pero las palabras profundizan. Retomo este espacio para dejar un registro personal de las propuestas musicales y culturales del puerto, registro sospechoso en cuanto a cantidad de realidad reflejada, pero una documentación de experiencias directas a fin de cuentas. Ahora es cuando. O la banda ensenasty ya torció que es momento de impulsar la escena, o una seria de eventos y acontecimientos han coincidido para dar esa seductora impresión. Que inicie la función.

    El pasado sábado 30 de junio fue el primer show previo al Random Music Fest, organizado por el Maury; para quienes lo desconocen, Mauricio Montoya es integrante de Los Reptilianos y fundador de Navajo Records, además de actual gestor de eventos musicales en la ciudad (unos más underground y secretos que otros, shhh).

    La sede de esta fiesta previa a la jornada electoral fue en el Bar Andaluz. Chela indio en mano, loceta fractálica, un mural barroco y focos de colores adornaban la atmósfera. Comparto de ya algunas de mis impresiones en primera persona de esa noche:

    Tocan Los Munrocks, un proyecto de grunge-alternativo-psicodélico que en mi opinión es una de las mejores propuestas del puerto (¡y con menos de 8 meses de nacimiento!); confieso que no los he escuchado lo suficiente para hacerle justicia a su música, ¡pero chingesu, si la cago la arreglo después! 

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    Su sonido es potente, desafiante, auténtico, y posee esa vitalidad oscura que distingue a quienes entregan la vida por el rock n roll (uno tiene derecho a ponerse mamalón, ¿o no?). El power trío crea ese escenario rockero-psicodélico-postpunk donde los viajes se absorben uno dentro de otro, proyectando esos sueños violentos en los que mueres para despertar en otro sueño igual de maldito. Ciertas de sus vibras recuperan el rock alternativo noventero (Pixies, is that you?), atizados con gritos graves que desgarran membranas y conciencias. 

    El rock, el punk y el blues parecen hacer el amor en este grupo: para terminar de romper los límites del ahora en la presentación de esta noche, el vocalista saca una armónica para que el grito se escuche fuerte y claro. ¡Que tiemble el presente, esta noche Los Munrocks llenan de tormentas eléctricas el Andaluz! 

    Es el turno de los Sonicolors, banda de grunge-indie-psicodelicón que trae un sonido más light aderezado con historias cínicas de desamor, locura, histrionismo y críticas a lo millennial (90s Boys). Esta noche inician chido el juego con una guitarra distorsionada con arreglos tipo Strokes y otra lira limpia con ondas surfero-cósmicas, si bien hay rolas más estruendosas. En general las letras son muy sinceras, y el vocal (Micky) a ratos se avienta buenos gritos de voz nirvanosa (Esquizoideminuto 1.57 / Anthem Part 3, minuto 1.49).

    Mi rola favorita tras escucharlos en vivo un par de veces es Mitomaníaco: “pero no todo lo que tu ves, es lo que hay creer, sabes existen muchos espejimos…”, dice la rola. “Esta canción se llama Tejuino, es nuestro último sencillo”, comenta Micky para empezar a cantar sobre banditas de post-noise.

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    La velada va llegando al final Sigue el Dr. Funk & The Fever, esa propuesta seductora que logra combinar un dúo de voces (la de Fofo y Jonas) que se complementan como pocas para como resultado una explosión de pasión.

    Si a eso le agregamos el bajeo desde el corazón de El Gato, ritmos de baile tocados por Óscar Romo, un sexy sax a cargo de Benjamin Remi Medina, la guitarra reptiliana de Roberto Mora (con la distorsión exacta para sentir el funk-rock) y los teclados dobles (sí, ¡dobles!) de… (me falta nombre, ¡actualicen la info de su página perros! Edit: Alán Vázquez era el mago), tenemos la fórmula perfecta para tejer una red groovie que ya hacía falta en Ensenada.

    Tocando rolitas de Earth, Wind, & Fire, James Brown, Kool & The Gang, KC & The Sunshine Band, Chic, Leo Sayer y hasta Gloria Gaynor, los Funkos dejan buen sabor de pies esta nocherevientan lo petrificado de los cuerpos y hacen que las venas hagan erupción involuntaria.

    Hoy el show previo #1 del Random nos regala la vibra ideal para chingarle al día siguiente en una jornada electoral tan intensa como histórica. ¡Que siga la fiesta y la buena música porteña!

  • Los Días de Fuego de Odisseo visitan Ensenada

    Los Días de Fuego de Odisseo visitan Ensenada

    Fotos y redacción por Iván Gutiérrez

    Odisseo, banda mexicana de indie rock, visitó la ciudad de Ensenada el pasado jueves 8 de junio, ofreciendo un concierto gratuito para el público porteño en un centro nocturno de la avenida Ruiz.

    Con Juan Pablo López en la voz, Daniel León en la guitarra, Edgar Macin en el bajo, Rodolfo Guerrero en los sintetizadores y Manuel Uribe en la batería fue que esta grupo musical ofreció un animado concierto, en el que interpretó canciones como “No”, “Días de Fuego”, Odio + Deseo”, “Los Imanes” y “Barry”.

    Dado que el estilo musical de Odisseo integra influencias de géneros como la balada romántica, la música disco, el new wave y el rock alternativo, más de una canción del grupo fue acompañada por coros y bailes del público, quienes emocionados se dejaron llevar por las vibras de sintetizadores ensoñadores, guitarras semi distorsionadas y letras sobre experiencias amorosas.

    Formada en el año del 2010 en el municipio de Ecatepec en el Estado de México, Odisseo ha editado 2 discos y un EP, ha participado en la composición de bandas sonoras de series de TV, así como en dos Vive Latino, en tributos y giras que los han consolidado como una de las bandas jóvenes más importantes de México.

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  • Cuando Siddhartha conquistó Ensenada

    Cuando Siddhartha conquistó Ensenada

    Redacción por Iván Gutiérrez
    Fotos por Iván Gutiérrez y Humberto Rosales
    Video por Humberto Rosales 

    Camilo Séptimo y su advertencia sobre los riesgos de confiar en la persona equivocada se proyectan en la pantalla del escenario de El Pato. La música construye en el imaginario colectivo la escena vintage de un carro clásico en el que una pareja se corteja a través de la cámara que cultiva sensualidad: en este juego los besos son armas de fuego.

    Camilo Séptimo y su advertencia sobre los riesgos de confiar en la persona equivocada se proyectan en la pantalla del escenario de El Pato. La música construye en el imaginario colectivo la escena vintage de un carro clásico en el que una pareja se corteja a través de la cámara que cultiva sensualidad: en este juego los besos son armas de fuego.

    La playlist del resto de la noche girará en torno a esta atmósfera: Zoé, Techicolor Fabrics y Vetusta Morla cobran vida por las bocinas para un público que seguramente también gusta de escuchar Devendra Banhart, Monocordio, Jardín, Tame Impala, Entre DesiertosAdán Jodorowsky y Arcade Fire.

    La playlist del resto de la noche girará en torno a esta atmósfera: Zoé, Techicolor Fabrics y Vetusta Morla cobran vida por las bocinas para un público que seguramente también gusta de escuchar Devendra Banhart, Monocordio, Jardín, Tame Impala, Entre DesiertosAdán Jodorowsky y Arcade Fire.

    La bodega que hoy alberga a la subcultura siddarthiana se distingue por sus paredes de ladrillo, su techo de madera y sus luces de focos vintage. Frente al escenario la multitud que hoy ha llegado temprano se mueve mientras inicia desde ya a combeber y preparar el cuerpo para la conexión estelar.   

    Tras conversar con Marisela Sánchez —integrante de MedMusic, plataforma a cargo de la organización del concierto de esta noche—, me quedo con la impresión de que este espacio se puede convertir en el lugar idóneo para las bandas independientes nacionales del género. Esta idea se refuerza al recordar que Costera se presentó aquí a principios de año, y me convenzo más al descubrir que Odisseo vendrá el próximo 8 de junio a llenar el Pato de música alternativa.

    “La idea es proyectar la escena, disfrutar de un concierto como se vivían antes, estando parados y cerca del músico, prestándole atención a música nueva. Revivir esta parte de la escena sería el objetivo, comenta con mucho entusiasmo Marsiela.


    Con celular y/o chela en mano algunos de los jóvenes asistentes se toman las obligadas seflies mientras sobre el escenario se crean figuras de humo technicolor. Dan las 10 de la noche y Siddhartha atraviesa la puerta de El Pato mientras la juventud grita con la emoción acumulada por la serie de momentos/recuerdos que se avecinan.

    Comienza 8 tracks en Stereo y la vibra del romance de la adultez temprana se esparce por el aire. El estilo Rockabily-Beatle fusionada con la balada mexicana rebota por las miradas, acaricia las mejillas y agita la marea de caderas, facilitando que fluya la sensación de una sonrisa melancólica, de aquel amor que se apagó pero cuya huella permanece intacta en un rincón del pecho, aflorando cuando la música correcta abre las ventanas del recuerdo: “Aún puedo hacerte sonreír”, dice la rola.

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    Tras calentar los motores de la audiencia 8 tracks termina su parte. Es interesante descubrir que este grupo en su momento compartió escenario con las bandas más representativas de la ola independiente mexicana; ya está en el horno una entrevista para que sepan más de esta propuesta. Desde las bocinas Pucho nos recuerda que “ser valiente no es sólo cuestión de suerte”. Seguramente así, tocando en un bar como éste, fue que iniciaron bandas como Vetusta Morla.

    Little Yisus atraviesa el aire y la magia de la música aparece: decenas de desconocidos se mueven al mismo ritmo y comienzan a cantar juntos “di-me qué, va a ser, de ti… cuando seas grande, será muy tarde…”.

    Las luces se atenúan, la gente se aproxima al escenario, ¡aparecen los gritos!, la música de fondo desciende mientras la euforia transita por las venas de los cientos de jóvenes reunidos para disfrutar el show de unos de los íconos más representativos del Indie-rock en México.

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    Siddhartha, con camisa de caminos abstractos y cabellera igual de libre que su alma ha entrada a escena. Inicia la función estelar y bastan un par de segundos para reconocer que el show será impresionante no sólo por la música, sino por el gran espectáculo de artes visuales que acompaña a la agrupación. Las pupilas reciben el impacto de una balacera de colores, destellos, ¡fuego!

    La vibra de los sintetizadores ponen la escalera perfecta para comenzar el viaje: “El aire… casi me parte en dos… casi me vuelvo yo… casi me voy…”, canta el Náufrago. Una espiral psicodélica lleva a los visitantes de El Pato por el destino que indica la canción: el adiós del hoy que ya es un recuerdo nostálgico.

    Nacido en Guadalajara, Jalisco —estado reconocido por ser hogar de bandas como Porter, Descartes a Kant y Technicolor Fabrics—, Jorge Siddhartha González Ibarra empezó su prolífera trayectoria de solista con el lanzamiento de su primer disco Why you? (2008), al que le siguieren Náufrago (2011), El Vuelo del Pez (2014) y por último, Únicos (2016). Siendo un ícono de la música independiente en México por impulsar el sueño de que cualquiera puede triunfar en la música si se sabe transformar la pasión y voluntad en actuar, el jalisciense ha ganado reconocimientos en los premios Indie-o Music Awards (categoría de Mejor Álbum de Rock Solista) y ha sido nominado al Latin Grammy (categoría “Mejor álbum de rock vocal”), junto a Andrés Calamaro y Chetes.

    Comienza la rola siguiente y el coro de almas canta con pasión. Guitarra acústica en mano, círculos que se atraviesan y replican, la desnudez rojiza proyectada en (por) el artista, celulares en mano que quieren registrar cada detalle de la experiencia irrepetible de la vida misma.

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    “Buenas noches Ensenada, este es el primer show de tres que vamos a estar realizando por acá en Baja California, muchas gracias por ayudarnos a empezar con toda su energía”, comenta Siddhartha, tejiendo desde ya la estrechez con el público. “Este tema trata un poco de esa energía”.

    Detrás del músico un triángulo blanco. En el centro un iris escarlata que proyecta el interior del estar-enamorado. Viene el relevo con una mirada femenina color cafeína que se traslada al corazón. ¿Cómo no desbaratar ladrillo a ladrillo el rompeolas tras caer presa de esa luz?

    “Esta rola que viene es de un disco que se llama Náufrago”, comenta el joven de 27 años a sus fans. La juventud responde con la emoción atesorada tras escuchar incontables veces estas rolitas en Spotify y ver decenas de sus videos en YouTube. Alrededor las parejas se abrazan, se sumergen y nadan en el estanque que emana de la voz aterciopelada acompañada por guitarras limpias y el sonido ensoñador de los sintetizadores.

    Los aplausos de los fans son relámpagos que llenan de combustible los instrumentos de los músicos. El recuerdo de aquella persona que ahora es un extraño más sale a relucir esta velada: “Vamos alejando el recuerdo, que nos deja cada momento…”. Una esfera púrpura gira en el centro de la contemplación mientras las miradas cantan con la misma vibra con la que las luces del lugar tejen prismas en los cuerpos.

    “Esta noche venimos a complacerlos, a tocar lo que ustedes quieran”, revela Siddhartha, y la réplica del público es inmediata. Un túnel donde habita la brisa aparece; en su interior rebotan las letras sobre el nacimiento y muerte de un romance que se hizo infinito. El sueño se ha apoderado de las miradas cerradas, almas hipnotizadas que se trasladan a historias que Siddhartha refleja tras desnudar las ilusiones de los asistentes. “Y fue una forma de saber… que estábamos vivos…”.

    “¡Control!”, “¡Colecciono planetas!”, “¡Volver a ver!” claman los jóvenes a la espera de escuchar sus rolas favoritas interpretadas por el compositor. El artista responde con un arrullo: “Te vas a morir… si vuelves a hacer poemas…”. El aura de la melancolía invade la estancia creando formas que juegan a unirse y separarse como si con cada nueva soledad no quedara una herida profunda. La rola cierra con un coro acústico de ojos cerrados mecidos por la marea, para rematar con un potente homenaje beatliano: “¡Dont Let Me Down!”.

    “Qué chingón está Ensenada, que rico vivir al lado del mar…”, enuncia el músico, para iniciar con Ecos de Miel; las supernovas generadas por la colisión de dos fuerzas opuestas dejan un soplo en el corazón, en donde la energía se transforma en sentido, en canción.

    Inicia la persecución, suena una de las canciones más icónicas del músico, que lanza preguntas como flechas: “¿y qué va a ser de mí, cuando te vayas?”… ¡Estalla la pregunta fundamental del coro!: “¿Qué más hay?”. El final de una historia como un nuevo comienzo, que al igual que todo parto implica dolor, sufrimiento, un arrojo al mundo lleno de incertidumbre: el comienzo de la falta de control.

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    El público, embriagado por la música, exige más, quiere que la vibra siddharthiana no pare de fluir, y el artista responde: “Baaaacalar…”. El auditorio se ahoga en un océano romántico donde los ecos del viento abren paso a una juventud entusiasmada que desde hace tiempo se merece este concierto.

    “Pidan lo que quieran, a todo le vamos a dar gusto”, comenta con lenguaje seductor el joven músico. “¿A todo?”, pregunta con mirada coqueta una fan. “Si quieren bailar con nosotros, adelante”, invita el artista con pandero en mano, para de inmediato darle vida a Fuma y empezar una danza que se contagia como la libertad.

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    Fuera luces. Cambio de instrumento, una guitarra acústica inicia con el arpegio representativo del Náufrago. Siddhartha ha logrado lo que pocos músicos en Ensenada consiguen: ganarse a uno de los públicos más difíciles de ¿la región? ¿El país?

    “Ya no hay vuelta atrás…”, dice la letra escrita en los párpados de cada uno de los más de 300 asistentes del lugar, quienes desbordan sudor, alegría y éxtasis. Lo que más refleja el sentir de este concierto es la presencia de un público significativo que no está siendo atendido por la ciudad; musicalmente, la demanda local de más música indie y alternativa de calidad existe, y cada palabra cantada por los jóvenes de esta noches es prueba de ello: “Y aaal mirarte a la distancia…”, se corea por los asistentes con cien mil veces la potencia con la que cantan el himno nacional. Los gritos que surgen después de cada rola exhiben la euforia que flota en el aire.

    Cuando parece que la emoción no puede alcanzar mayor frecuencia, el público reacciona al iniciar “Loco”, rolita compuesta en colaboración con el sonorense Caloncho (de quien el músico también es productor, al igual que de Technicolor Fabrics). Siddhartha conoce el secreto para un concierto real: sabe que escuchar e integrar en el concierto a los fans es el objetivo final.

    Llega el momento de presentar a los integrantes del grupo, todos ellos recibidos con una ovación de estadio de futbol: Cheubaka en el bajo, Orlando en la batería, Rul Volta en la guitarra y Erick Rangel (primo de Siddhartha) en el teclado.

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    “Esta es la primera de muchas veces que estaremos tocando por aquí próximamente, porque creemos que es importante levantar la escena independiente y contracultural, y demostrar que hay música que puede transformarnos para bien”, rafaguea por el micrófono el artista.

    Un polígono hexagonal se forma al conectar todos los nodos separados que esta noche forman este mosaico cósmico. “Y otra vez… porque ahora somos Únicos, los únicos…”, inicia uno de los últimos hits siddharthianos. El artista baila con espíritu aventurero; en el corazón amanece y no hay cadenas.

    La voz de Siddhartha es uno de los elementos que más caracterizan su música: en ella cobran vida los relatos, las experiencias, las formas de entender y sentir el amor (y su tragedia), sensación compartida por muchos de esta generación. Esta noche las melodías de González Ibarra son el núcleo que integra un círculo adentro de otro. Siddhartha ha demostrado que es un artista alejado de la categoría de “Rockstar”, a diferencia de otros grupos del mismo género que muchas veces no consiguen conectar con su público.Inicia “Cámara” y el final del concierto se aproxima. Una bruma arropa los rostros alegres, enamorados, ilusionados, cansados, atormentados: comprendidos. Los sintetizadores elevan el ánimo, en cada momento se respira el sol.

    El último acto de entrega del músico es una representación perfecta de lo que se ha creado esta noche: fraternidad, empatía, comunidad. Siddhartha baja del escenario con guitarra en mano. Toca, abraza y se convierte en parte del público. La vibra es tal que ya no hay separación, la unidad es absoluta, la complacencia estética ha desbordado toda expectativa. Esta noche Siddhartha es nosotros, y nosotros somos Siddhartha.

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    COBERTURA AUDIOVISUAL

  • Ratigan y los beats ciberpunks del electro-rock fronterizo

    Ratigan y los beats ciberpunks del electro-rock fronterizo

    Música electrónica, música de fiesta, música de Tijuana con referencias culturales a Game of Thrones, El Ratón Súper Detective, Rick & Morty, Pokemon, Naruto, Dragon Ball y Akira. La música de Ratigan suele ser catalogada como “electro-rock”, pero su estilo va más allá de este género al integrar elementos de la cultura pop y ciberpunk en una estética sonora y visual que significa una sola cosa: echar buen desmadre.

    Redacción por Iván Gutiérrez

    1:50am del sábado 27 de enero 2018. La entrevista se realiza en el estacionamiento de la plaza ensenadense conocida como “La Villa”, tras un tokin en el Bar Xibalba donde los músicos tijuanenses tenían contemplado tocar pero la consola del lugar no lo permitió.

    Ari García y José Castañeda son los integrantes del proyecto electrónico que vio la luz en 2012 tras grabar algunas maquetas producidas con equipo prestado y subirlas a YouTube: “Los dos estábamos en proyectos diferentes pero el interés por los synthes terminó juntándonos. Un día le cayó Ari con rolas que había estado armando, nos juntamos en mi cochera y empezaron a salir tocadas”, comenta Castañeda en el frío del invierno ensenadense.

    A lo anterior Ari complementa: Ratigan surgió también porque tocaba en otra banda de la que me sacaron y se quedaron con mis rolas. Entonces estaba bien ardido, por eso las primeras rolas son puro hate, la segunda es emo y ya la tercera es baile y fiesta”.

    Continúa el interrogatorio con la pregunta obligada por los significados generacionales que creo que esconde: ¿Por qué Ratigan? Con actitud enérgica responde el joven García: «Un día un amigo las escuchó y me dijo “caile a tocar” y yo “simón”, pero todavía no tenía nombre. Entonces cuando yo era chiquito veía una película con mi hermano que se llamaba “¡El ratón súperdetective!”, él era Basil y yo era Ratigan, entonces fue exprés pero se quedó… ¡para siempre!».

    Entre las “fuentes de inspiración” de Ratigan se encuentran múltiples referencias culturales, por ejemplo su canción “Mad King” compuesta para el “papá de los dragones” de Game of Thrones, sonidos de caricaturas de Pokemon y Dragon Ball, fragmentos de discursos políticos, así como el uso de una máscara de Anbu (ninjas policías en Naruto) durante sus presentaciones.

    Ni hablar de otros íconos de la cultura pop y la contracultura que se pueden apreciar en los visuales que acompañan sus presentaciones, elementos que conjugados con la música dan como resultado un proyecto de electro-rock-ciberpunk bastante posmoderno, muy al estilo Silverio o The Wookies; recomiendo las rolitas de “Intensos”, “6669” y “Elefante Guerrero Psíquico Ancestral” para tripear el cotorreo.

    José Castañeda (izquierda) y Ari García (derecha), integrantes de Ratigan

    En palabras de José, la música de Ratigan suelen catalogarla como “electro-rock”, «por categorizar rápido para la raza que te pregunta “ay, ¿y qué tocan?». Sus canciones por lo general parten de un bombo “que marca fiesta” para después meterle encima sintes, guitarrazos, samplers de Rick & Morty, Game Of Thrones, Akira (película animada ciberpunk que Ari García señala como gran influencia en la imagen visual de Ratigan). Si bien, los músicos agregan que procuran no encasillarse: “lo curada del cotorreo que tenemos es que siempre andamos cambiando, tenemos Natalia LaFourcade, Juan Gabriel, Kendrick Lamar, tratamos de hacer una mezcla locochona.

    [Video de show en vivo de Ratigan]

    Una canción del grupo lleva por nombre “Pinche Perro”, y si bien suena a una frase para tirar barrio, la historia detrás de su composición está todavía “más perra”:

    «Tenía una uña enterrada en el pie, horrible, y mi perro que es un pug pasó corriendo y me pisó, y en la agonía salió un “no mames pinche perro”, y así lo grabé. Es una de las canciones que he sacado más rápido, súperfluyó. Ya tenía una letra escrita y me di cuenta que cuadraba. He sufrido y gozado con esa rola. Siempre he pensado que si un día me suicidio y preguntan “¿por qué?” les voy a decir “no mames escuchen pinche perro, ahí dice todo”».

    Entre las muchas influencias de Ratigan hay grupos como Death from above 1979, Mono Mono, Cristobal Briceno, Los conquistadores de Ecuador, awebo Silverio y también muchos otros músicos que de una u otra manera han movido las fibras de los rockeros eléctricos.

    Ari García, “Ratigan”

    Sobre la escena regional, la agrupación opina que hay bandas chingonas rolando y que “está mucho más adelantada de lo que estuvo hace 5 años”, según José Castañeda. Al respecto Ari agrega: «Una vez un batillo hater me dijo “siempre son los mismos” (imita una voz de nerd), bueno yo lo que pienso es que hace falta que le pierdan el miedo. Ahorita está muy fácil hacer un producto muy bueno con poco. También falta público, propuesta hay mucha».

    Retomando algunas de las dudas que han circulado por mi mente en las últimas semanas les pegunto a los músicos su opinión sobre la difusión de la música independiente. «Me parece que es un nicho muy pequeño y creo que a esa gente muchas veces no se les llega masivamente, entonces hay que hacer ruido entre nosotros», comenta Castañeda, y continúa con una idea de la vanguardia digital: «Quizás tenemos que trascender el pensamiento de “escena”, porque hoy subes tus rolas a Internet y te pueden escuchar en cualquier parte del mundo».

    A lo anterior García complementa: «De hecho yo creo que ese es un error muy tijuanense, hacen rolas para posicionarse en Tijuana. Para empezar no se trata de ganar simpatías, sino de plasmar un sentimiento que tengas, y con Internet ya no tienes por qué encajar únicamente en Tijuana, dispáralo a más lados y a ver dónde pega. Nosotros a ratos hemos batallado porque como no somos ni Djs para la fiesta ni banda de rock para la tocada, a veces es difícil encontrar un público, pero aquí andamos, rolando de aquí para allá».

    Los artistas comentan que entre las próximas presentaciones que se vienen está la del viernes 23 de febrero en el Cine Tonalá de Tijuana, donde estrenarán consolas y piensan dar un gran espectáculo sonoro y visual.

    Sobre los proyectos que se avecinan, Ari expone que quiere grabar “maquetas caseras” en formato más profesional y comenzar a sacar nuevo material: «Además queremos mantener de forma permanente el show con visuales. En Diciembre me gustaría sacar un disco».

    Retomo la pregunta que me sugirió un amigo y les cuestiono a los jóvenes músicos por “la Familia Alterada”: «Awebo, de hecho traigo la camisa pero hace frío», comenta Ari con el buen humor que lo caracteriza. «Así como nos juntamos nosotros a cotorrear y hacer música, también topamos con otros compas de La Baja que hacen lo mismo, por ejemplo Le Rodríguez o La Loquera Tradición, en sí somos weyes con la misma cura electrónica (tal vez con otro género), entonces nos damos carreta de “ey qué pedo estás muy dormido, ponte a hacer esto”, y nos apoyamos, por ejemplo Rojo Rodríguez nos ha ayudado mucho con el video, con el diseño».

    Ari, “el Ratigan”, termina la conversación con palabras sinceras para músicos potenciales: “Yo le pido de corazón a todas las personas que hacen música que se animen a sacarla, porque hay mucha gente de ese estilo que queremos más público, y como no se animan a salir pues somos los mismos de siempre, y hace falta diversidad. No mordemos, podemos ser amigos y hacer música juntos también.

  • ¡Noche de Tranzas! Crónica de una noche sin Ratigan

    ¡Noche de Tranzas! Crónica de una noche sin Ratigan

    Redacción y fotos por Iván Gutiérrez

    Cotorreo Xibalbero en la Noche de Tranzas. Esta noche la lista de reproducción la ponen los ensenadenses Smith Wills, Shamán Bombay y A Mexican Banda, de Mexicali nos acompaña Isr Sach y desde Tijuana viene Ratigan a echar desmadre.

    I. LA PUTA DEL PROLETARIADO

    Las almas condenadas a los estragos del cambio climático y la lenta pero segura escasez de los recursos (¡Gracias humanidad capitalista voraz!) se reúnen una vez más en uno de los hogares de la contracultura ensenadense para compartir lo que el paso de los días ha dejado en sus vidas.

    Tras saludar a los camaradas de costumbre dos amigas me comparten sus más recientes creaciones artísticas: un par de pinturas en acuarela donde la psicodelia florece y cultiva formas y escenarios surreales. “Fue un dibujo colaborativo, lo fuimos haciendo entre las dos, estuvo bien chido”, me comenta Fátima, una de las creadores de la obra; no oculto mi sorpresa, pues las colaboraciones son raras en este tipo de arte, al menos en Ensenada.

    Timna, la otra responsable de la pintura y también vocalista de Palomazo Cósmico, me recuerda que mañana (domingo 28 de enero) inicia una serie de conciertos para juntar fondos que les ayuden a sustentar una gira por la república mexicana junto con las chicas de Melbeat.

    “¡Idiotas, ilusos!”, comienzan a proferir los Smith Wills mientras la vibra gótica post-punk se escabulle por los pisos y paredes de los cuerpos. “Si tú me odias, ¿por qué no puedes verme?”, pregunta el bajista de la banda mientras los compases oscuros del power trío expresan ecos y heridas permanentes, esos traumas que todos ocultamos en la vida cotidiana para no caer en crisis existenciales ni afectar la mecánica productividad.

    Bajo y guitarra cantan con un solo micrófono, desconozco si por falta de más equipo en el bar o qué razones hay detrás de la escena, pero la imagen me pone a pensar en la sincronía necesaria para que una banda haga buena música.

    “Animales enjaulados, ¡sin cuestionar!”, es la protesta de esta familia de músicos. Los gritos, inquietudes, frustraciones y mundos de una parte de la juventud porteña cobran vida aquí al ser enunciadas, manifestadas, expresadas; en este caso, la farsa que interpretamos cada uno a nuestro estilo y manera, al jugar con la variedad de máscaras que describiera en su momento Octavio Paz.

    Mientras continúa el primer número de la noche le pregunto a tres compas músicos su opinión sobre la banda; todos concuerdan en que está chida.

    Coincido con ellos, pero asoma una pregunta. Si no sólo la música, sino también el ambiente y el espacio están chidos, ¿por qué no suele llenarse este lugar? Creo que es una mala señal que del 75% de los tokines xibalberos, el 80% de los asistentes sean los músicos de otras bandas.

    Carlos, guitarrista de Boreal Magma, me da una posible respuesta: “Yo no sabía del tokin”. “¿Y cómo te enteraste?”. “Porque fui primero a otro tokin”, comenta, refiriéndose al evento de despedida del Spirit Lounge, una “tardeada” seguramente parecida a la del 7 de enero; lástima que los más jóvenes se queden sin el espacio que apenas comenzaban a apropiarse.

    Sigue la “paranoia” de Smith Wills y quedo sorprendido al prestarle atención a la destreza de Meredith, baterista del grupo que maneja múltiples cambios y ritmos que le dan buena potencia a las rolas (a veces el vocabulario y el conocimiento no da para hacerle justicia a la descripción de la música).

    Vuelvo a la reflexión anterior: ¿es que hacen falta más espacios de difusión? Quizás como generación no hemos sido capaces de ver el potencial de tejer redes virtuales, de crear verdaderas condiciones para que la información fluya como lo hacen los memes.

    La última canción de la banda es “La Puta del Proletariado”, manifiesto de inconformidad contra un sistema diseñado para enajenar las almas de las clases trabajadoras. Al terminar me entero que hoy no tocará Shamán Bombay porque “les salió un jale”.

     II. ¡SATANÁS MALDIGA A LOS ROCKEROS POR REVIVIR A LOS MUERTOS!

    Mientras espero a que inicie la siguiente banda recuerdo el último tokin del Spirit Lounge. Aquella vez tocó una bandita de morros de nombre “Toxic Vibes”, nueva generación de músicos que escucha y toca Nirvana, Pearl Jam y demás grupos noventeros. Guste o no el género, el talento del vocalista es innegable: escucharlo es volver a sentir el grito del grunge.

    Converso con el Chava, administrador del Xibalba, sobre ideas del porvenir y le pido ayuda para la entrevista con Ratigan: “pregúntale por la Familia Alterada”, me sugiere. Comienza a tocar A Mexican Band, proyecto tributo de integrantes de Envergadura a Gran Funk RailRoad, banda ícono del rock setentero. El ambiente cambia radicalmente y la vibra depresiva-caótica del grupo pasado muta en escena rockera.

    El Wong rasga la guitarra con estilo, sabe sacarle el sonido preciso del blues-funk-rock a la vez que sus gritos se disparan con el sentimiento grandfunkero. Si a ello le agregamos el talento de la batería del Chilango (o Josué), desempolvada para bien después de varios ayeres, se tiene la ecuación perfecta para hacer reventar las venas. El bajista por igual es muy bueno, se ve que sabe mover los dedos para que las melodías caigan en su lugar.

    Desconozco el nombre de las canciones, y en lo personal no he escuchado tanto Gran Funk, pero me atrevo a afirmar que lo que escucho es un buen tributo. Otros compas opinarán lo mismo más tarde en la azotea, y el Wong me comentará más adelante que algunas de las rolas del tributo son Sin’s a good man’s brother, Inside looking out, I´m your capitan,  I can feel him in the morning, All you got is money y Got this thing on the mood.

    Alejandro Wong y Josué Domínguez, también integrantes de Envergadura

    «Es como si estuvieran tocando rolas hechas para su banda», me comentará el Benja, guitarrista de Shamán Bombay, para luego conversar más sobre la banda tributada, «La rola de “We´re an american band” es el ejemplo de los tiempos de drogas, sexo y rockroll, habla de que llegan a los pueblitos a tirar desmadre en los hoteles y destrozar toda a la verga. Por eso luego nadie los quería recibir, porque sabían que iban a hacer un cagadero en donde se quedaran».

    [A Mexican Band en el tokin del euro del domingo 28 de Enero]

    Entre las recomendaciones que me llevaré esta noche está la de escuchar “Phoenix”, disco del que «deberían tocar aunque sea una rola» (falta tecladista, excusará Josué), y buscar el concierto con el solo de Don Brewer golpeando la tarola con cabeza afro (en esa búsqueda virtual me encontraré también una entrevista muy interesante que incluye la opinión de los músicos sobre el tabú de las drogas en Estados Unidos [minuto 41]).

    Pienso en el origen de este tributo. A uno de estos cabrones, en determinado punto de sus vidas, les llegó un disco, un cassette, una estación de radio, un video o un tokín como éste que les permitió sentir la fuerza del rock-funk de otros tiempos; quizás el ciclo haya iniciado de nuevo con la presentaciones de la banda con las nuevas generaciones reunidas en el Spirit Lounge.

    Al final interpretar una rola es darle vida a los músicos que la compusieron, al igual que leer un libro es dotar de presencia y existencia al pensamiento de un escritor. ¡Satanás maldiga a los rockeros por revivir a los muertos! En el caso de Grand Funk, el Benja lo dirá con claridad: “todos eran músicos vergas”.

    Termina el tributo vergas y sigue el turno de Isr Sach (o Israel Sánchez), quien trae un proyecto inclinado a la música electrónica Synthpop, Industrial, Dub, Dancehall y Trip-Hop. Curioso es que a la vez que comparte su música, en la azota del Xibalba cobra vida un debate clásico, para algunos áspero, para otros viejo y ridículo: ¿son o no músicos los djs? Los comentarios expresados me los guardo. ¿Usted qué opina?

    Al terminar de tocar comparto un cigarro con el Isra, compa de un viaje por Chile de hace años, quien inició su carrera profesional como solista dentro de la música comercial en el 2011. Tras lanzar su primer EP “New age” a través de Soundcloud, en 2016 sacó su primer disco “Dis is ElectroStuff!” en plataformas. Hoy trabaja en su segundo LP, del que esta noche pudimos escuchar algunas rolas.

    Siguiendo con una de las incógnitas que más me inquietan le pregunto a Israel por la escena en Mexicali: “Tampoco se mueve como debería, no está muerta pero tampoco muy viva. El pedo es que la gente no se lo toma en serio, no lo ve como un negocio, y no porque el dinero sea lo más importante, pero al final hacer música es una inversión, inversión de tiempo, esfuerzo y también dinero”.

    El músico remata con comentarios muy certeros de su propia experiencia: “Creo que no basta con hacer buena música, tienen que encontrar la manera de darse difusión. No basta con invitar a tus compas al tokin, porque tus compas no te van a dar de comer”.

    La noche sigue, y entre cigarro y caguama los compas hablan de un posible tributo a Frank Zappa (leyendo del rock y productor en su momento de Grand Funk), de la impresión de camisetas con un nuevo diseño, de los próximos tokines y también de los viejos proyectos, de los ensayos en estados alterados de conciencia, de los efectos de las drogas, del after…

    Se acumulan los minutos y lo que al principio parecía como una ligera falla técnica de la consola se convierte en el final del evento: esta noche no toca Ratigan. Por más músicos que se asoman al pequeño aparato necesario para tirar desmadre, es imposible resolver el asunto. Una verdadera lástima, pues más de uno queríamos ver el show en vivo del músico junto con los visuales que tenía planeado proyectar sobre la lona arriba del escenario.

    Entre miradas decepcionadas y “ni pedo la vida sigue” me acerco a quien reconozco como “Ratigan” y le pido una entrevista. Me dice que arre y lo acompaño a su carro para dejar los instrumentos. En el camino hablamos de la mala suerte que impidió que tocará hoy, pero me anima ver que a pesar de ello el músico mantiene el entusiasmo arriba: “Qué mal pedo, pero ni pedo”.

  • Enjambre y los Imperfectos Extraños

    Enjambre y los Imperfectos Extraños

    Redacción por Iván Gutiérrez
    Fotos por Humberto Rosales

    Noche hipster en el Abels. Hoy una tribu urbana peculiar ha inundado cada rincón de la casa del rock alternativo de Ensenada, con el objetivo de disfrutar una noche de indie-rock con Hermann Haze y Enjambre.

    Sube la primera banda al escenario, integrada por Rey Camacho (Guitarra), Eugenio Patiño- (Voz y Guitarra), Alfonso Cota (Teclados) y David Sánchez (Batería), para iniciar a tocar canciones que mezclan ritmos de blues, bases de baladas que escuchaban mis padres y uno que otro acento cósmico.

    La influencia del indie está clara en composiciones aderezadas con toques psicodélicos, y me atrevería a decir que entre sus influencias seguro están Los Beatles, Tame Impala, quizás Siddartha y The Strokes.  El sintentizador ayuda mucho en la creación de atmósferas que se van volcando una sobre otra; toques de rock progresivo parecen querer asomar por los sonidos bluseros del bajo.

    Me da la impresión de que tienen potencial y no tocan mal para el tiempo que llevan, pero me parece que no han logrado salirse de lo básico, de una receta ya muy digerida y desgastada; darle más presencia a sus formas agresivas y progresivas podrían cambiar eso, en vez de quedarse en las bases del confort.

    “La siguiente canción se llama Low Life, una canción de mujeres y drogas, esas cosas de las que te prendes bien cabrón y luego ya no las puedes dejar”, comenta Eugenio por el micrófono. Un amigo se ríe y me comenta: “No mames, como ninguna canción habla de eso…”.

    Gracias a los que han ido a los tokines pasados y a los que nos escuchan por primera vez”, comentan los Hermann Haze; debo reconocer que el nombre está chido. La última canción me convence de que los sintez son una evocación a Tame Impala, mismos que se funden en una armonía de guitarras que me recuerda a Weird Fishes/Arpeggi; son señales de que el grupo tiene posibilidades de convertirse en una banda chingona; así lo reafirman los aplausos del público. 

    Mientras sube la banda estelar, cotorreo con una colega de Smith Wills sobre lo que acabamos de escuchar: “Me late el proyecto, sobre todo porque casi no hay bandas del género en la ciudad”. En la conversación hablamos de la escena local y llegamos a dar con el proyecto experimental de Entre Desiertos: “Están muy perros esos weyes, tocamos con ellos el año pasado en Tijuana y no manches, tienen un chingo de apoyo, me quedé sorprendida, era como si fueran famosos”, agrega la baterista. Al fondo suena Money, de Pink Floyd.

    Una ovación recibe a la banda principal junto con un ejército de teléfonos celulares. “¡Órale, sí vinieron!”, comenta Luis Humberto Navejas, vocalista del grupo. “Buenas noches, nosotros somos Enjambre, de Zacatecas, muchas gracias”, comenta para iniciar el concierto con el zumbido ascendente de Celeste; al concluir esta primera pieza se alza el coro que se escuchará el resto de la noche: “¡Enjambre, Enjambre!”.

    Prosigue el concierto con los teclados trágicos que dan inicio a la explosión que hunde la serenidad en el caos de Hematófago: “El zumbido en mi oído no me deja dormir, todo en mi interior me hace sufrir”. Los fans al frente de los músicos cantan la locura insectoide como todo aquel que siente la música de una banda como suya.

    La diferencia entre la música de los zacatecanos y el proyecto local se hace presente. Si bien no se puede comparar la experiencia y los años de trayectoria de ambos proyectos, una pregunta surge: ¿Qué se necesitará para que Ensenada haga música de este nivel? ¿Más preparación de los músicos? ¿Más apoyo a las bandas? De una u otra manera, Enjambre también inició como un proyecto independiente en un rincón de una ciudad. 

    Suena En Tu Día, canción de teclados alienígenas. Al llegar el coro los jóvenes reunidos esta noche gritan con éxtasis “¡No dejes de sonreír!” mientras levantan las manos hacia los músicos.

    Inicia Dulce Soledad y la raza enloquece con el clásico melancólico de la banda, canción icónica que marcó el estilo del que, en mi opinión, fue su mejor disco: Daltónico. Alrededor, todo el mundo canta como si no importase quedarse sin voz por el resto de su vida: “Y observo a gente que está acompañada, que intercambian sonrisas, palabras y miradas…”, dice la canción dedicada a la más fiel enamorada.

    Pero en cambio a ti te tengo, mi fiel enamorada”, se grita al unísono mientras el vocal estira el stand del micrófono para hacer parte del acto a los imperfectos extraños congregados esta noche.

    Queremos decirles que hoy, aquí, cerramos la gira de nuestro nuevo disco, ¡muchas gracias!, comparten los músicos.

    “Nueve años pasan volando y estos pasaron también”, canta Humberto, quien se entrega a cada palabra, gesticulando con cada centímetro de su rostro el sentimiento que canta.

    Empieza un clásico para los fans de antaño, cuyo coro inconfundible grita: “¡Corazón te vi, ya no me engañas!”. La voz combinada del público le gana al estruendo de las bocinas, abriendo un rato la llaga con el bisturí para dejar fluir el dolor.

    Suena un teclado que teje un escenario cálido y comienza Eliza, Mi Hortaliza: “Ella es de un color que nadie conoce, y en la hora 25 aparece”, dice la canción que abraza a la madre mexicana como aquel último refugio. Mientras escucho la rola pienso en qué sería de Enjambre sin esa voz capaz de romper límites e igualarnos a todos con esas letras que nacen del interior: “Dios, me habla por su voz”.

    Las potentes guitarras de Julián Navejas y Javier Mejia me callan la boca al momento, tocando un excelente estribillo con esa distorsión tan propia de ellos. “…en el día entre el primero y último del año, ahí estaaaaá”.

    Más adelante la presencia de una costumbre nos sorprende: “Estas soooon, las mañaniiiitas…”, cantan los ensenadenses al vocalista que hoy festeja su natalicio.

    Sigue a continuación un buen coro para la nostalgia de un romance que era buen tiempo perdido. La canción le da vida a viejos recuerdos de sábados perpetuos que hoy se desvanecen con la neblina del pasado.

    Llega más adelante Tulipán, con el coro de voces que esta noche interpreta sus rolas con la misma sincronía, fuerza, potencia y emoción que uno percibe al escuchar sus discos.

    Entre rostros color fuego los zacatecanos interpretan la rola del rescate (y aparente desastre): “Mi carga quitaste cuando me encontraste”. La Ciencia de la Lluvia, rola emblemática que marcó a toda una generación, cae sobre los rostros mojados de presente. 

    Pienso entonces en la trascendencia de Enjambre, banda significativa para todos los que estamos aquí esta noche. Sus letras han formado parte de nuestra historia, de un relato personal que se ha mezclado con su música, música que ya es nuestra, de nuestros amores y desamores, su poesía, escrita en nuestras páginas: “¡Todo lo hago por ti, y esto no es un lamento!”. ´

    Seguimos con el Daltónico y llega la Visita, una canción para alimentar la ilusión de extender el tiempo para que los minutos con el ser amado no se acaben y llegue de nuevo la rutina: “¡Quiero que te vengas a vivir todos los días conmigo!”. Se alza el puño al retumbar los golpes de la batería. ¿Cómo no sentirse identificado con esas letras? Alrededor las parejas se aferran, se mezclan, se balancean en el estanque de la adicción más longeva de la humanidad.

    Inicia Elemento y me inundan los recuerdos de una época universitaria, cuando estar enamorado era legal y la poesía y la fotografía hacían la combinación perfecta para sentirse vivo: cuando había libertad para vagar por la ciudad y dialogar del porvenir con ella.

    Un segundo de su tiempo es una eternidad”, comienza uno de los éxitos del último disco de la banda, mismo que ya no escuché con la misma pasión que los dos anteriores. Caigo en cuenta de una verdad: la música nos acompaña en diferentes momentos, etapas, épocas, a cada persona según su ritmo. Para mí, Tercer Tipo podrá ser un refrito de lo mejor que hizo Enjambre, pero para otros miles, esta rola es parte de un instante que refleja un recuerdo hermoso que apenas comienza a alejarse.

    Este es, en definitiva, uno de esos conciertos en los que me siento sobrepasado, ¿cómo hacerle justicia a la riqueza del momento? ¿Cómo capturar con legitimidad las texturas, colores, matices y emociones de esta vibra que nos atraviesa todos?

    La Cámara de Faltas, aquel jamm que cantara con una persona especial en la carretera a todo volumen; qué tiempos para perder el tiempo. Era un bello escape de días que se animaban juntos, cuando creíamos que sólo si nos teníamos nosotros no necesitábamos a nadie más.

    Los gritos de Humberto no dejan lugar para dudar de la virtud de un gran músico. “¡Ensenada, haz ruido!”, grita el vocal antes de iniciar el coro final de la Cámara.

    “No hay una mejor manera de pasar mi cumpleaños que arriba del escenario, ¡gracias!”, comparte el zacatecano, para deslizar Vida en el Espejo y con ello darle un desenlace a esta velada.

    La primera vez que vi al grupo fue en El Foro de Tijuana, por allá del 2013. Han pasado los años, y si bien es verdad que el éxito ha llevado el estilo de los músicos a una propuesta más comercial, siguen dando un excelente show y tocando fibras profundas.

    Cierra una noche chingona, y los imperfectos extraños comienza a dispersarse, al menos hasta que la música nos vuelva a juntar para reconocernos de nuevo y, por último, por piedad nos perdonemos.

  • Bizarre Bazaar: post punk, perversión y moda alternativa

    Bizarre Bazaar: post punk, perversión y moda alternativa

    Redacción por Iván Gutiérrez
    Fotos: Noam Verdugo (fotos en blanco y negro) e Indigente en llamas (barridos psicodélicos)

    Bizarre Bazaar, la 1era edición de un evento de Música, Arte y Diseño cobra vida en las instalaciones del Bar Xibalba. Uno de los jóvenes que agitan la cabeza imbuidos por la vibra de los músicos carga a uno de sus camaradas y se pone a girar siguiendo la energía que le transmiten los Smith Wills, iniciando con ello el ancestral ritual slamero que tantas veces, y con tan diversos géneros, ha reunido a jóvenes en un acto simbólico contradictorio: en él, quienes bailan se azotan, sacuden y empujan entre sí como si quisieran repelerse, cuando es un ritual cuyo centro es la creación de comunidad y pertenencia; la regla básica es que si uno se cae, el otro lo levanta.

    MODA ALTERNATIVA Y LA VIBRA SURF-POSTPUNK JUVENIL

    Sábado 16 de diciembre 2017, 21:30 horas. Subo los escalones del inframundo algo molesto por llegar con el acostumbrado retraso al Bizarre Bazaar, tradición maldita que me ha costado no ver a la primera banda de la noche, Sonicolors.

    Al terminar de ascender al inframundo soy recibido por el mural del hombre-monstruo de cara pálida. Doy un vistazo alrededor y me sorprendo porque el lugar en realidad es un bazar: abunda chamarras, camisetas, camisas, ropa interior femenina, pantalones y demás prendas originales en los alrededores, junto con stickers, collares y demás piezas auténticas que la juventud produce y utiliza para distinguirse del resto e identificarse con los suyos.

    Mientras doy un recorrido por los tendederos de ropa alternativa elaborada para la gente opositora a la producción en masa, otro grupo que tampoco he tenido la oportunidad de escuchar sube al escenario: Death Waves. Banda formada por 3 jóvenes entusiastas cuya vibra juvenil me hace pensar que todavía no tienen ni idea de lo que representa perder el 16% de su salario en impuestos, los músicos empiezan su presentación tocando una canción de nombre “Fuck Friends”.

    Mientras paseo un rato por el mundo de prendas estrafalarias y artículos auténticos, escucho una propuesta sonora que me parece una mezcla de surf-rock, post-punk y algo de new wave, géneros que no se acostumbra tener en vivo por este rincón del universo. Por los compas que han venido a escucharlos veo que éstas son vibras que le gustan a los más jóvenes de los más jóvenes.

    Un joven de lentes graba a la banda con una videocámara e inevitablemente me siento transportado a una época previa a la existencia las redes sociales; más tarde, dialogando con el colega videógrafo, me comentará que se trata de una cámara con VHS de 8mm: “Está cabrón comprar una cámara que grabe en 4K, pero pues mientras con esto saco lo que se puede”.

    Reconozco en mi interior que no va mucho con mi trip la música de los Death Waves, sin embargo, valoro su energía. “Esta canción va dedicada a Chalino Sánchez, descanse en paz”, dice el vocal con humor, “esto se llama Dirty Sánchez”. La rolita surfera inicia un humilde slam donde bailan aquellos que sienten hervir la sangre con el estruendo y grito de los músicos.

    EL DEMONIO DE LA PERVERSIÓN

    En la azotea del Xibalba una repisa de madera ha sido adornada por diferentes cuadros de varios tamaños, exhibiendo mujeres, flores, espacios y mensajes cruzados. Al lado de esta exposición, “Transente” exhibe piezas de cerámica, fotografías intervenidas con pintura y collages que permiten explorar las figuras que se aparecen en la cotidianidad cuando uno se pone a delirar. Todo dispuesto con el estilo ritualístico de la integrante de Palomazo Cósmico.

    En otro extremo del lugar reposa una masa rosada y deforme con el esbozo de una cara. “Me recuerda a Basket Case”, comenta Israel Espinoza, egresado de la Facultad de Artes UABC Ensenada, responsable de la plasta rosa y la serie de 5 cuadros exhibidos a su lado, mismos que introducen al espectador en un trip psicótico: cuerpos con rostros en la espalda, pedazos de caras alteradas y miradas angustiadas están plasmadas en tonos oscuros que llaman a la penumbra.

    The Imp of the Perverse (o El Demonio de la Perversión, referencia a un relato corto de Edgar Allan Poe) es el nombre de la exhibición, misma que se origina hace 3 años y parte del “pensamiento intrusivo”, concepto que hace referencia “a ideas que no consideras propias o que van en contra de tu moral”.

    Espinoza expone que su realización va relacionada con métodos psicológicos de la terapia conductiva-conductual: “Es la clasificación del pensamiento. 3 de las 5 piezas las hice en el 2015 y son las etapas del pensamiento intrusivo: la primera es el pensamiento como tal, después viene la interpretación catastrófica y luego la compulsión, que son acciones que realizas para no pensar en ello; el resultado es como un ciclo obsesivo”.

    El artista agrega que el resto de piezas (elaboradas este año) van encaminadas a reflexionar “como mi persona o mi imagen se relacionan con esas ideas, como decir yo las reconozco, las acepto y genero autorretratos con la misma estética. Por ejemplo, la escultura parecen tumores, por el simbolismo de que son tus propias células las que te sabotean; es lo mismo, son tus propias ideas las que te destruyen”.

    Sobre el estilo el joven agrega que se inclina por el expresionismo, y que varias de sus obras son elaboradas con “trazos más violentos, más fluidos. Las otras llegan al tenebrismo pero también expresionistas en las pinceladas”. Concluimos la conversación con un comentario sobre la escena ensenadense: “Creo que más que espacios, lo que hace falta es que la raza participe más”.

    A continuación me acerco con la responsable de que todos estemos reunidos aquí esta noche: Marcela Espinoza, diseñadora de modas y trabajadora en Xibalba desde hace unos meses:“He estado viendo los eventos que se hacen aquí y se me ocurrió que sería buena idea darle un espacio también a estas propuestas. La mayoría de los participantes de hoy son egresados de diseño de modas y de artes. Los músicos son amigos y conocidos, talentos locales”.

    Marcela comenta que esta es la 1era edición de un evento que tendrá tres réplicas el próximo año, el primero de ellos en Marzo, fecha para la que están contemplando pintar un nuevo mural en la parte superior del bar con artistas locales mientras bandas tocan en vivo: “Xibalba acaba de empezar y poco a poco va tomando difusión. Queremos que crezca más y se convierta en una plataforma para artistas emergentes, vienen muchos planes para el próximo año”.

    UNA OPRESIÓN QUE SE GRITA

    Desciendo a la cantina xibalbera y Smith Wills, el segundo power-trío de esta noche, le saca gritos a sus instrumentos en una invocación de atmósferas que ondulan entre el rock gótico, el surf-rock y el post-punk. Paco, otro amigo músico, me recomendará bandas como Soviet Soviet, Ytpo, Manicure y Parálisis Permanente para seguir conociendo algunas influencias de la tribu urbana reunida esta noche.

    Caminando sin rumbo, respirando solo con filtro”, cantan los músicos mientras crean y destruyen sonidos agitados que salen de profundidades psicológicas. Ecos del subconsciente, cicatrices vacías y esquizofrenias que inundan la cotidianidad es lo que pienso al escuchar a Smith Wills interpretar temas como “Paranoia” o “Intenciones”: “Siento algo aquí adentro, tengo tormentas que me obsesionan”.

    Lo siento como si fuera un grito de inconformidad que te obsesiona, una opresión que se grita”, me comenta Paco al preguntarle sobre lo que escuchamos. “Esta es la última rola, se llama “la puta del proletariado”, dice el guitarrista por el micrófono.

    Pienso en lo interesante de ver como la diversidad de propuestas contraculturales pueden confluir en un mismo espacio. En lo poco que lleva de apertura, el Xibalba ha sido hogar de múltiples propuestas musicales de géneros tan variados como el blackmetal y el reggae, el rock progresivo o el post-punk, el ska y el punk, el indie, el grunge y hasta el son jarocho o la música africana.

    Hoy es noche de arte, diseño y música, pero Transente ya reunió en su momento, con el Cosmic Shit, a una gama de números artísticos muy chidos, y cuando recién inauguró sus puertas este lugar, el Verano Fatal creó una coincidencia de bandas tremenda.

    Sigo estas reflexiones y recuerdo lo conversado el día pasado con el compa Domingo (bajista de Envergadura), quien me dijo que Ensenada carece de identidad musical y quizás juvenil por el poco tiempo de vida de una ciudad que no termina de alejarse de la etiqueta de pueblo. Por suerte pareciera que nos encontramos frente a una coyuntura que podría cambiar eso.

    SMITH WILLS: “ESTAMOS SOBRE EL SISTEMA”

    Termina el post-punk y ahora el beat lo ponen los DJs, que esta noche son Dj party poop, Josh Crawford y Xaryl_SLRC_Small arist. Se presta el ambiente para seguir conversando, ahora con un compa de Hexapodos sobre los problemas de UABC: el Fondo Pro Graduación, la mafia en la junta de gobierno, el PAN metido hasta las entrañas de la institución y la deuda que Kiko Vega sigue y seguirá sin pagar; a la plática se suman historias inarrables para la vox populi, pero buenísimas para carcajear un rato.

    De vuelta a la azotea, platico un rato con los Smith Wills sobre el origen del proyecto integrado por Meredith Trigueros (baterista de gran trayectoria quien también toca en la actualidad con Sonicolors), Smith Will (guitarra y voz, iniciador del proyecto) y Fernando Salazar (bajo y voz [si bien es guitarrista], gran músico y persona que tengo el gusto de conocer desde años atrás):

    Para mí el post-punk es el género más fuerte en nuestra música, pero también hay un poco de rockabily, surf y gothrock”, comenta Smith, para agregar que si bien apenas llevan 10 meses tocando, a finales de 2018 piensan sacar un disco con las 10 canciones que ya tienen en su repertorio.

    Fernando Salazar (bajo y voz de Smith Wills)

    Entre las próximas metas a corto plazo de la banda está visitar Tijuana, para luego saltar a San Diego, Los Ángeles y la Ciudad de México, lugares a donde quisieran llevar sus canciones en las que hablan de política e inconformidad social:

    “Estamos sobre el sistema: el seguro social apesta, los trabajos, los salarios, el sistema educativo, ¡estamos hartos de esa vida miserable a la que estamos condenados!Y al final todos somos actores (que así se llama una de nuestras canciones), porque estamos actuando conforme a un libreto que no escogemos”.

    Al respecto de la escena, los músicos comparten que Ensenada tiene mucho que aportar más allá del ska, el core y el metal (en su opinión los géneros más sonados en el puerto):

    “Pero luego nosotros mismos nos cerramos y la raza se pone en el plan de ´sólo escucho la música de mis compitas´. Falta inclusión, que si el metal no es mi género favorito pero hay una banda chida que toca metal voy y los apoyo. Y creo que hace falta que se hagan más eventos que junten a diferentes géneros, como este festival: mezcla rock, DJs, arte y diseño; yo no había visto algo así aquí, sólo en Tijuana. Hay mucho talento, ahora hay que reunirlo”.

    Meredith Trigueros (baterista de gran trayectoria quien también toca en la actualidad con Sonicolors

    Fernando agrega: “creo que falta colaborar, trabajar juntos y abrirse a nuevas ideas”, y Meredith complementa: “Llevo muchos años tocando y aquí en Ensenada siempre ha sido complicado recibir apoyo. Incluso luego me pregunto ¿de verdad tocamos tan mal como para que nadie nos apoye? Yo siento que lo que hago es decente, pero luego no se ve reflejado en el apoyo de la gente. Y por eso mucho tiempo odié la escena; o sea, no se trata de apoyo económico, sino de que aprecien tu música, que la gente venga y te diga de frente qué le gusta y qué no le gusta de lo que haces”.

    Smith concluye: “la gente es muy apática”, y manifiesta que según su pensar los bares tampoco deben menospreciar a las bandas: “A nosotros como músicos nadie nos paga los ensayos, nadie nos paga el traslado, nadie nos paga el instrumento, entonces creo que es justo recibir una remuneración si tocas en un lugar, y no que sea buscar ganancia, sólo no perderle, porque eso de pagar por tocar está culerísimo”.

    EMPATÍA PARA IMPULSAR LA ESCENA

    Sigue la música y el ambiente se presta para seguir reflexionando de forma colectiva inquietudes compartidas. Hablo entonces con mi amigo Paco sobre la cantidad de jóvenes en la ciudad y sus posibilidades económicas: “Pregúntate, ¿cuántos ingresos genera el joven promedio? ¿Eso le permite venir a este tipo de eventos? La crisis económica también impide que crezca más rápida la escena…”, me comenta el joven músico.

    Y agrega: “Es difícil ser músico, es una gran inversión de tiempo, de dinero, de voluntad, uno espera recibir cierta… retribución de apoyo, ¿sabes? Pero luego uno no la ve. Por eso la meta de muchos (no sólo músicos) es irse de Ensenada; porque aquí está cabrón la apatía”.

    Apatía. Esa palabra tan nuestra, no sólo como generación, sino como ciudad y como pueblo, y la obsesión por encontrarle una escapatoria: ¿cómo sacudirla? ¿Cómo volver a interesar a la gente en la vida? ¿Cómo volver a dotar de movimiento a quienes han sido despojados del motor básico de existir: los valores y el sentido?

    La respuesta me la revela Paco, al girar la conversación hacia destellos de lucidez inesperados: “Cuando uno escucha la música que hace una banda es porque el público siente empatía, porque se identifica con lo que el artista expresa y con cómo lo expresa. Cuando un músico comparte una canción te está invitando a que veas el mundo cómo él lo: ´mira yo así lo veo, ¿qué opinas? Tú también puedes compartirme cómo ves el tuyo´. Y sabes, los dos interpretan al final un papel, son como actores que crean un mismo espectáculo, que se complementan y que no pueden existir el uno sin el otro”.

    Llega la epifanía: “¿Por eso se le llama Escena?”, pregunto, “escena, escenario, un espectáculo que no es nada sin el auditorio, un show donde pueden coincidir perspectivas, conocer miradas ajenas para encontrar similitudes y también diferencias”.

    Seguimos hablando un rato más, tocando temas como su proyecto musical en gestión y aquel lado oscuro (¿pensamiento intrusivo?) que es totalmente contrario al que solemos exhibir frente al mundo. La velada dará para un rato más de buen cotorreo y temas chidos, proyectos por venir, consignas por defender, música por escuchar, pero en completa oposición a la tendencia de las redes sociales, no todo puede ser de dominio público; esto, al final y al cabo, es sólo un humilde e injusto resumen.

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  • Tazabrozo: 5 años de “elegante sabrosura”

    Tazabrozo: 5 años de “elegante sabrosura”

    Redacción por Iván Gutiérrez

    Imitando la embestida de una tormenta caribeña el eco de cuatro metales irrumpe en las caderas de los porteños, manipulando al instante las caderas de quienes han acudida esta noche al Abels Bar para disfrutar un rato de cumbia, ska-rock y sobretodo, sabor.

    ¡Arriba, arriba, arriba, que se esparza esta vibra por todo el país!”, grita Alejandro Morán por el micrófono para de inmediato iniciar un coro junto con los asistentes a la presentación de esta noche, quienes entusiasmados alzan las manos y se dejan llevar por el sonido que transita por sus extremidades; sudor, cheve y ambiente son los elementos que suelen acompañar una fiesta con la banda ensenadense Tazabrozo.  

    No cualquier banda es capaz de encontrar la armonía perfecta para que sus fans pasen de bailar cumbia o balancearse al ritmo del reggae, a levantar los brazos con la potencia del Ska en un par de segundos; Tazabrozo tiene esta virtud.

    Han pasado 3 años desde que escuché por primera vez los sonidos de la “elegante sabrosura” de Tazabrozo, un proyecto ensenadense de música “guapachosa”, ideal para mover las caderas y pasar una noche de fiesta con un grupo que se distingue por su carisma y frescura. Hoy la banda tiene tras de sí una larga lista de viajes, momentos y experiencias que los han convertido en una familia musical que ha cambiado y a la vez conservado lo mejor de sí: la buena música y el carisma de sus integrantes.

    Tazabrozo nace un buen día a finales de octubre del 2012, cuando Alonso Álvarez (trompetista mejor conocido como “El Pingüi”), le propone al guitarrista Alejandro Morán hacer una banda de covers junto con otros músicos, todos exintegrantes de diferentes grupos, pensando en un proyecto que les permitiese “sacar varo para la chela” tocando cumbias en bodas, fiestas y eventos varios.

    La sincronía entre los músicos fue tal que al poco la nueva agrupación dio a luz su primera canción original: Lluvia de plomo, una rola que mezcla la crítica al gobierno mexicano, demandas de justicia social y el estilo de fusión latina característico del grupo, demostrando que el arte y el activismo pueden caminar (o bailar) de la mano.

    Fue a partir de esta primera pieza que la banda dio un giro y comenzó a fluir la creación de material propio, hasta consolidar lo que sería su primer EP: Elegante sabrosura, con temas como Amelia, No me tientes a tocarte, Junto a Ti y Beni Baila.

    Como pasa con todo, el tiempo también ha provocado cambios en la formación del grupo, de tal manera que actualmente los integrantes de la banda son Mauricio Montoya (bajo), Kevin Ramírez (batería), George Magaña (congas), Remi Medina (saxófono), Alonso Álvarez (trompeta), Alan Vázquez (teclado) y Alejandro Morán (guitarra), músicos que han ido aprendiendo y creciendo al formar parte de Tazabrozo.

    Con una base de cumbia-ska aderezada con ritmos latinos y tintes de rock, Tazabrozo ha generado en sus 5 años de trayectoria un sonido peculiar de fusión latina con sello propio: “Es una mezcla de algo sabroso, algo que te hace bailar”, comenta El Pingüi en entrevista con este medio, para luego agregar que un gran aporte de la banda son los gustos versátiles de sus integrantes, pues escuchan desde bandas como Todos Tus Muertos a Rigo Tovar, Bronco y “hasta Cri Cri y Maluma nos han influenciado”, bromea el trompetista tras darle un trago a su michelada.

    Así es como entre los géneros que mezcla el grupo están el ska, el reggae, el pop, la salsa, el merengue, el songo, el rock y por supuesto, la cumbia, sonidos cuya fusión da vida a letras que hablan “de amor, de desamor, de protesta contra el malgobierno, de problemas de la vida cotidiana y temas que nos competen a todos; le cantamos a todo, ¡a la vida real!”, agrega Alejandro Morán con gran entusiasmo.

    ***

    Con el sonido tan propio de un grupo que mezcla cumbia, ska, reggae, cumbia, merengue y muchos otros géneros en una ensalada de ritmos latinos,  Tazabrozo ameniza esta noche la borrachera y el despecho en la Verbena 2016 de Ensenada: “¡Sin ti no tengo ganas de cantar, sin ti no tengo ganas de bailar, sin ti no tengo ganas de vivir, quierooo, quiero estar junto a ti!”, comparten los músicos a los ya bastante borrachos asistentes, quienes por un rato se olvidan de la etiqueta y mueven el cuerpo como les enseño la jungla.

    Si uno se da la vuelta por el Abels Bar, el Ultramarino, La Villa (espacios populares de la vida nocturna ensenadense) o los festivales de la ciudad, seguro encontrará en una de esas visitas a Tazabrozo tirando fiesta.

    Claro que la banda no se ha limitado a quedarse en casa a tocar, pues en los últimos 5 años ha tenido presentaciones en lugares como la Feria de San Marcos en Aguascalientes, la Fiesta de la Música en Los Cabos, festivales regionales como el I Love Ska Fest Rosarito y el Radical Sound Fest, por mencionar algunos: “En Rosarito hemos hecho una familia muy chida, nos han llevado muchísimas veces y les gusta nuestra música, los fans apoyan”, comparte El Pingüi.

    A nivel nacional Tazabrozo ha realizado varias giras en auto con la consigna de “a donde llegamos tocamos”, pasando por San Luis Río Colorado, Nogales, Puerto Peñasco, Hermosillo, Huatabampo, Aguascalientes, Guadalajara, Tlaquepaque, Ecatepec y demás.

    “En el Estado de México tocamos en un foro bien legendario de punk que se llama El Clandestino, y estuvo cabrón porque fuimos la primera banda de cumbia que tocaba algo de ese género en ese espacio, y les gustó, se pusieron a bailar. También tocamos en el foro de El Chopo, en la Ciudad de México, y la banda se prendió chido”, comenta Alejandro Morán.

    Urgando en su memoria, Mauricio Montoya comparte que entre sus presentaciones favoritas está una realizada en Rosarito a principios de año, “cuando tocamos en un estacionamiento”, y Morán agrega:

    “En aquella ocasión habían tomado la Constellation Brands en Mexicali, y estábamos buscando integrarnos al movimiento popular que se estaba gestando desde el Frente Musical Orquestatario. Entonces en ese evento había gente de todo tipo, punks, jarcoreros, metaleros, movida por lo que estaba pasando en el estado, y se organizó una fiesta muy chida, protestamos y nos divertimos, que es uno de nuestros lemas”.

    Dos integrantes de Tazabrozo en una de las megamarchas de principios de año, formando parte del Frente Musical Orquestatario.

    No pocas aventuras han atravesado los músicos a lo largo de su historia: desde extorsiones de militares y el cancelamiento de eventos al llegar a cierto destino, hasta integrantes que a la hora de la hora “dejan-abajo” al grupo y múltiples roces con la autoridad, son algunas pruebas que se han interpuesto en el camino de la banda por llevar su música a todas partes.

    Entre ellas Pingüi recuerda aquella ocasión en que estaban por irse de gira para tocar en El Chopo: “Ya teníamos todo planeado y el baterista nos canceló 5 días antes. Entonces conseguimos un baterista y nos encerramos 3 días a ensayar. Nos lanzamos y en San Luis Potosí se nos descompuso el carro, se nos quemó el motor, y teníamos que llegar a la Ciudad de México. Nos quedaban 3 presentaciones bien chidas, entonces dijimos tenemos que llegar, y empeñamos cosas, hicimos vaquita y nos fuimos en camión, llegamos sin Hotel ni nada, pero nos distribuimos en las casas de unos músicos de allá y finalmente tocamos al día siguiente en El Chopo, y la respuesta de la banda chilanga fue muy chida, ¡se armó el cotorreo!”.

    Otra anécdota (no tan placentera) que narran los músicos coincide con el mismo día en que se realiza esta entrevista: el 1ro de diciembre pero de 3 años atrás, día en que la radio local estrenaba su canción “Chile Gallo” (dedicada al ex presidente municipal Enrique Pelayo Torres) y misma fecha en que recibían un “hospedaje sin techo” en San Luis Río Colorado:

    “Era una casa en la que la sala y parte de la cocina no tenían techo y hacía un chingo de calor. Sólo un cuartito, como de 3×2, tenía aire acondicionado, ¡pero estaba lleno pulgas! Entonces unos terminaron durmiendo adentro del carro, otros no durmieron. Yo estaba cansado, entonces me acosté en el cofre del carro y terminé dormido sobre él”, comparte Kevin Ramírez.  

    Kevin Ramírez, actual baterista de Tazabrozo
    Alejandro Morán, guitarrista y vocalista en Tazabrozo

    ***

    Desde el teclado sobre el escenario llueven los sonidos lentos de un acordeón, propios de una canción que quienes la hemos escuchado sabemos antecede al buen desmadre de Tazabrozo. Estando en la parte más cerca del escenario donde más tarde tocará Inspector, uno alcanza a apreciar como los integrantes voltean a verse antes de hacer reventar la realidad: “¡No me tientes nunca más, no me tientas a tocarte, tú eres el encendedor de este gas tan asfixiante!”, grita el vocal por el micrófono mientras cientos de porteños se quitan un rato el disfraz de la decencia para dejarse llevar por las vibras escandalosas del grupo.

    Compartir el escenario con los compas, voltearlos a ver y estar como coqueteando”, comparte Alejandro Morán al hablar de lo que más disfruta al estar arriba del escenario, para después agregar: “Y claro, tener en tus manos un arma tan potente como es el micrófono, para informar, para mover conciencias”.

    Alonso Álvarez, alias El Pingüi

    “Las reacciones de la gente, ver que bailan, que cantan, que se divierten con nosotros. Cuando se da la química entre tus compañeras y la gente es cuando más disfrutas una presentación, y aunque se escucha sencillo, no es fácil, tienes que esforzarte por conectar con la raza como si fuese tu familia, ¡ya entonces puedes armar una fiestota!”, comparte por su parte Alonso Álvarez.

    Con las aspiraciones de compartir escenario con bandas como Todos Tus Muertos, Los Ángeles Azules o Mi Banda El Mexicano en algún concierto masivo, Tazabrozo comparte a este medio que está listo para dar el siguiente paso en su trayectoria musical:

    “Es momento de ser más profesionales, encerrarnos y engranarnos para producir material nuevo y de calidad. Estamos trabajando con Navajo Records, que nos va a producir un disco con lo que arrancaremos la próxima temporada de Tazabrozo”, comenta Alejandro con decisión.

    Al preguntarles a los músicos por lo que consideran más difícil en el camino de la música, Mauricio Montoya comparte que “terminar lo que uno empieza, es muy fácil empezar una canción, pero llevarla a un disco, que quede con un video y al alcance de los medios es lo que de repente cuesta trabajo, y luego ahí ya se interpone el dinero, porque nada es gratis, yo creo que eso es lo más difícil de hacer música”.

    Si uno ha asistido a una presentación previa de Tazabrozo, ya sabe la fiesta que le espera este sábado 9 de diciembre en el 5to aniversario de la banda; si no lo ha hecho, prepárese para divertirse de forma “elegante y sabroso” con una banda enérgica y llena de buena vibra, misma que culmina la entrevista para este reportaje con una invitación a apoyar la escena local:

    “Vayan y escuchen lo que hay, compren su disco, bájenlo, piratéenlo, descárguenlo de YouTube, hay un chingo de bandas que están haciendo buen material, familiarícense con lo que hay, por mencionar algunos proyectos chingones están Mutant Beans, Boreal Magma, Hermann Haze, Shamán Bombay, Botánica, Los Reptilianos, Los Hipogrifos, Mad Blues, Todos Santos, Son del Puerto, Los Cabras Projects, en fin, hay un chorro de bandas para todos los gustos, ahorita sólo menciono los que se me vienen a la mente, pero sí, acérquense a la escena y apóyenla, que sin público no hay escena”.

    Este sábado Tazabrozo hará bailar a la bandita de Ensenada en el lugar que los vio debutar hace 5 años: el Abel´s Bar, en una noche de fiesta que compartirá con Capitán del Espacio y su Cumbia Intergaláctica (Aguascalientes), La Beat Cantina (Tijuana), Los Reptilianos (Ensenada) y Fourtwentytown.

    Para acceder al evento es necesario llevar una prenda para niños, un cobertor o una cobija, esto como parte de una colecta que ya se ha hecho tradición para la banda en sus aniversarios y que tiene el objetivo de apoyar a los sectores más vulnerables de la ciudad en esta época de frío. Así que si estás buscando una noche de fiesta a la par que apoyar la escena local y una causa social, este sábado date la oportunidad de gozar un rato de baile sabroso con Tazabrozo. 

  • Cosmic Shit: crónica de una convergencia (¿contra?)cultural

    Cosmic Shit: crónica de una convergencia (¿contra?)cultural

    Redacción y fotos por Iván Gutiérrez

    Noche de internarse en el inframundo que representa el espacio underground más joven de Ensenada: el Bar Xibalba. Esta noche se festeja el “Cosmic Shit”, primer evento de este tipo en esta cantina juvenil, una fiesta urbana que tiene un solo objetivo: hacer coincidir diferentes propuestas artísticas en un solo lugar.

    Al llegar a este nuevo hogar de las “identidades juveniles contemporáneas” (conceptualización del escritor y filósofo Carlos Camaleón) me topo a mi izquierda con “Don Palabras”, poeta ensenadense que por unas monedas y un tema te regala un texto poético instantáneo. Saludo al camarada escritor y le solicito un poema sobre la explotación laboral en San Quintín, tema que traigo fresco por la presentación del libro “Vivir para el surco: trabajo derechos en el Valle de San Quintín” en la UABC.

    Escritor desde los 11 años y actual Lic. en Ciencias de la Comunicación, Langas ha ganado premios de poesía a nivel estatal e internacional (concurso “Cortnera” en Paraguay), siendo además finalista en convocatorias nacionales como la que abre anualmente la Universidad de Guadalajara; el joven de barrio también ha inundado diferentes espacios de Ensenada con poesía en múltiples presentaciones, y ya se está preparándose para el que viene: Al filo de la poesía, evento de micrófono abierto organizado por el Colectivo Firmamento que se llevará a cabo el próximo jueves 7 de diciembre en la cervecería colectivo 18.

    Comencé a escribir desde niño. Mi mamá escribía poemas en una libreta universitaria, ya sabes, para desahogar las penas, y ello me motivó a seguir su ejemplo. Como también era un ávido lector desde temprana edad, el hábito floreció por sí solo”, me comparte el comunicólogo.

    Actualmente Langas es colaborador de la revista Región Transparente, donde publica cuentos, poemas y artículos de diferentes temas, manejando entre su estilo una preferencia por mezclar el terror con la vida cotidiana (chécate su cuento más reciente, “Danza de Buitres”, aquí). El camarada termina sus letras y quedo impresionado por el texto que me entrega, demasiado bueno para el poco tiempo que destinó a escribirlo. Quisiera replicar aquí algunos de sus versos, pero lo despistado me los ha arrebatado; afortunado quien los encuentre por ahí, esperando a ser leídos y vividos nuevamente. De cualquier manera, en mi corazón quedaron sembradas al instante las palabras del escritor.

    “Langas” Loya o “Don Palabras”

    Le agradezco al camarada poeta por el texto y me adentro en la cantina xibalbera para ver qué más me encuentro esta luna menguante. En mi cabeza circulan ideas relacionadas con el texto “¿Underground, contracultura o tribus urbanas?”, escrito por el colega tijuanense Manuel Ayala. Entre ellas una me asalta con insistencia: ¿Son contraculturales las propuestas de esta noche?

    Si pensamos la contracultural como “la alternativa, la otra opción, lo diferente, lo creativo y el arte”, pienso que sí. Retomando las ideas del escritor José Agustín, pareciera reiterarse la afirmación, al pensar la contracultura como aquello que “abarca toda una serie de movimientos y expresiones culturales, usualmente juveniles, colectivos, que rebasan, rechazan, se marginan, se enfrentan o trascienden la cultura institucional (…) la dominante, dirigida, heredada y con cambios para que nada cambie, muchas veces irracional (…) que consolida el status quo y obstruye”.

    Contracultura como expresión de libertad, de otras formas de hacer y ser, como oposición a la cultura mainstream, al pensamiento plano inyectado por las instituciones sociales y reforzado por los grandes medios de comunicación. Aquí hay intentos de hacer algo diferente, ¿pero es un grito lo suficientemente constestatrio? ¿De verdad representa una propuesta alternativa que rompe con el status quo? Negándome a dar una respuesta definitiva, dejo aquí un texto para que los lectores y participantes del evento saquen sus propias conclusiones.

    Avanzo y a la derecha del “Langas” una mesa exhibe fanzines, calcas y otras creaciones del artista plástico “Mey Wey”. A su lado Ivonne Jiménez, comunicóloga y diseñadora de accesorios y lencería para mujeres bajo la marca “Girls Gone Bad”, comparte algunas de sus creaciones elaboradas para lucir los atributos femeninos, que hoy son exhibidas en un par de maniquís: “El proyecto nació en un viaje a Playa del Carmen. Tenía elástico, tiempo y pobreza (se ríe), así que me decidí a utilizar todo eso para crear algo”, me explica la también tallerista en el espacio formativo de “Juá, laboratorio creativo”, para luego agregar que el próximo sábado 16 de diciembre se llevará a cabo el primer BizarreBazar en Xibalba donde también estará exponiendo su accesorios, muy provechosos para los juegos eróticos.

    Sobre el escenario revienta palabras la “Fémina Fatal”, rapera ensenadense que radica en la jungla de Tijuana. Esta noche la artista abraza el Hip Hop disparando letras improvisadas con el acompañamiento de DJ Brownsky: “Alto el cuello, arriba las manos, esto es un asesinato / No somos víctimas, no somos héroes, esto no es una película…”. Siendo un proyecto independiente (al igual que la mayoría de las presentaciones de esta noche), Fémina se distingue por manejar un estilo libre y feminista, valiéndose del freestyle para lanzar potentes mensajes de rap combativo y de protesta para acribillar prejuicios.

    Fémina Fatal

    Mientras escucho a la rapera doy un paneo por la escena, identificando a rostros conocidos: por ahí están los gemelos de The Songraiders, los hermanos Romo de Boreal Magma, los músicos de Envergadura (más tarde llegarán también los de Shamán Bombay), un par de colegas reporteras de El Vigía y El Mexicano, escritores como El Pedro, Hiram Navarro y Natasha Miroslava, y por supuesto una de las responsables de que todos estemos reunidos aquí esta noche: Timna Baltodano, integrante del Palomazo Cósmico, coordinadora de Juá Laboratorio Creativo y al igual que varios entes de esta noche, comunicóloga de corazón.

    Me acerco a Timna, quien esta noche padece los pormenores de enfermarse en los momentos más inoportunos, y con garganta seca platicamos sobre lo que implica organizar una juerga como el Cosmic Shit“Primero que nada hay que tener contactos y ver quiénes te pueden apoyar con alguna presentación artística y así armar el programa. En esta ocasión mezclamos poesía, música, danza e incluso tendremos un número de teatro experimental, y pues lo chido es poder ofrecerles algo, una cheve, algo de comida, dar algo a cambio, y para eso tienes que buscar patrocinios”.

    Timna, coordinadora de la plataforma Transente, comenta que en este proceso también hay que definir costos, oferta, públicos, diseño y difusión, fechas, espacios, equipo: “El lugar hay que agendarlo con tiempo, checar el sonido (que hoy a pesar del soundcheck hemos tenido fallas) y tener claro tu target, en esta ocasión va dirigido a la bandita loca que requiere de este tipo de espacios para exponer sus proyectos”.

    La gestora cultura comparte que siempre hay que enfrentarse a un horror particular: el cambio de planes y cronograma a la última hora. “Luego la gente se echar para atrás, ¡y lo hacen a veces un día antes o el mismo día! Y awebo siempre hay pedos, hoy por ejemplo se me descompuso el carro en la tarde… siempre tienes que analizar los riegos, preguntarte ´¿qué puede salir mal?´ y tener planes de respaldo”.

    Sobre el objetivo de juntar a toda la banda en este tipo de eventos, Timna agrega que con ello “mueves la cultura ensenadense, le das espacio a los artistas locales para demostrar su talento (o su falta de jaja), y también le permites a los que van iniciando una empresa o proyecto exhibir su trabajo. La idea también es proponerle algo más al borracho, porque a la gente le gusta salir a pistear y pues de paso que chequen lo que están haciendo los artistas locales, vean qué les gusta y qué no, que haya diversidad de propuestas”.

    Le pido un cigarro a la colega, le agradezco sus palabras y prosigo la exploración de las propuestas reunidas hoy en el inframundo. 

    Al lado de la ventana que da a la calle primera, en una mesa con velas y flores en una botella, Ammanda “Black”, otra amiga comunicóloga, hace una lectura de cartas del Tarot a una chava de cabello rojizo: “Eres poco ortodoxa, lo comercial no te queda”. No puedo escuchar más porque la lectura es confidencial, como una terapia psicológica personal.

    Ammanda “Black”

    “Las cartas son instrumentos de reflexión e introspección, la gente ya tiene sus respuestas, yo sólo les ayuda a sacarlas. Además es una buena manera de cotorrear”, me comparte Ammanda, quien agrega que la lectura de cartas viene de familia. “La gente le da sus micro-rituales, las cartas se acomodan y adquieren un significado particular según la posición y el orden”.

    Sube al escenario Coset Velázquez, otra comunicóloga (asoma el supuesto de que gran parte de los comunicólogos somos artistas frustrados…), quien esta noche lleva la parca en la cara para darle vida a los “Diálogos con la muerte”. Profiriendo palabras libres a sabiendas de que la vida no vale nada, expresa: “Pensamientos atados, pensamientos que ciegan, víctimas de la vida, ¡libérense, libérate de esta cárcel, de esta reclusión pasajera! Es fácil morir, es fácil morir, solo venimos a soñar, sólo venimos a dormir”.

    Deslizando sus pies descalzos, escapando por centímetros del toque de la muerte, la joven arrastra llantos mientras deja caer al suelo una prenda rojiza. Detrás de ella las calacas en el mural del “Harry” reiteran que la muerte está siempre ahí, en cada momento, en cada espacio, esperando paciente.

    Sobre una de las mesas blancas del Xibalba reposa una máquina de escribir con la leyenda de “Anita la huerfanita ♥”. Me siento frente a ella pero no consigo escribir nada con ella porque carece de tinta. Converso entonces con una amiga poeta de Tijuana, Natasha Miroslava; entre varios temas hablamos de la “Feminaria Desobedecer”, taller de artes poéticas feministas que está cursando en la Academia Ópalo, un espacio de reflexión y pensamiento interdisciplinario en la ciudad.

    Sur y Norte, Moviendo el Son

    Empieza la jarana a sonar y el Xibalba se llena de folklor veracruzano, con Nichelle Lares zapateando temblores y ondulando su falda como si la brisa del Golfo de México hubiera venido a visitar el puerto. “Adiós, adiós que te vaya bien”, canta la chava con pandero en mano. En la jarana rasga las cuerdas Antonio Vera, quien junto con Timna es el organizador del evento de esta noche.

    El dúo de voces del grupo “Sur y Norte, Moviendo el Son”, quien lleva 1 año llenando de música jarocha el puerto ensenadense, me trae recuerdos de las playas veracruzanas y el café lechero, aquel bello puerto tan parecido al que habito, pero distinguido por una mayor presencia del crimen organizado en la vida cotidiana; bueno, ya ni tan distintos ambos espacios.

    “Esto se llama la Iguana”, anuncia el jaranero Antonio Vera, para dar inicio a una canción con referencia a la planta que el 90% de los presentes fuma pero a escondidas porque está prohibida esa flor maligna del mal. “El tiempo no tiene dueño, y el son tiene final”.

    Termina el show veracruzano con fuertes aplausos de la banda ensenadense y sube al escenario Hiram Navarro (alias “Ren), hermano de tiempo atrás, diseñador, pintor y poeta, quien declama con potencia sobre la deconstrucción ética y estética, “extrayendo al pálpito el alma candente”.

    Hiram Navarro

    Entre la desnudez que abre con sus letras el poeta comparte un escrito de nombre “Porque he secumbido”, expresión absoluta que tuve la oportunidad de leer hace unas semanas al participar en la edición del 2do número de la revista estudiantil Apamate, misma que edita el camarada junto con estudiantes de biología, sociología y Ciencias de la Comunicación que colaboran con la Sociedad de Alumnos FCAyS.

    Terminada la participación poética sube al escenario una chava que se avienta un par de rolitas folk, versionando Lamento Boliviano y Oye Cantinero en un estilo muy chido. Mientras suena la música converso con el músico, fotógrafo y comunicólogo Josué Domínguez (alias Indigente en Llamas o el Chilango), recordando letras sobre “Las Culturas fracasadas”, un libro que me prestó alguna vez en donde se expone que las posibilidades intelectuales de una sociedad son resultado de lo que cada uno de sus integrantes aporta desde su trinchera. Entre el diálogo mamalón se atraviesan conceptos Baumanianos (el tiempo líquido, la sociedad del miedo) y la búsqueda poética que en su momento todos emprendemos.

    El siguiente número está a cargo de Carolina Granado, artista experta en juegar con la mezcla de música y teatro y realizar presentaciones experimentales en laboratorios performáticos de Tijuana. Sorprende que las presentaciones artísticas logren hacer lo suyo a pesar del pobre micrófono, y asombra todavía más la voluntad de los artistas de seguir hasta el final su acto. Tras un par de fallas técnicas con los micrófonos, empieza el show.

    Carolina, también integrante del grupo de jazz “Mad Blues”, explora frente al espejo su(s) alterego(s), camina y se adentra en el otro mundo que habla en los ojos que la miran de vuelta. “Yo puedo ver tu reflejo, a veces no quiero entender lo que estoy viendo, no lo quiero ver más, es demasiado…”.

    Carolina Granados

    Las vibraciones de la guitarra de acompañamiento crean una atmósfera reflexiva mientras la artista multiplica los espejos en los que se mira, declamando que nadie quiere cortar, sólo queremos cortarnadie quiere cortar, incorporando en el proceso coros vocales que se transforman al jugar con las dimensiones y los ecos. “¡Tengo ojos en la espalda y te puedo ver, te puedo ver, reflejada en cada rincón!”. Carolina rompe los límites de la realidad con su voz para extender el trance al público. Concluye el show y se aplaude con entusiasmo el talento.

    A la espera del cierre de la noche platico con El Pedro: “Creo que la palabra ´aportar´ tiene que ver con ´abrir una puerta´, con dejarle a alguien una oportunidad de cruzar una puerta, una vía”. Tras unos minutos en los que el Xibalba se llena de bandita rastafari empieza el último número de la noche. Un trueno de tambores hace retumbar la sangre, ¡la danza afroguinenana de Inuali-Fare irrumpe en esta cantina underground de Ensenada!

    Las percusiones que engendran los músicos hacen aflorar el lado salvaje de los cuerpos, una armonía explosiva que posesiona brazos y piernas haciéndolos ondular y sacudirse como los ritmos del origen de la vida, reconstruyendo la materia que se mueve, estalla y fluye a tal rapidez que sólo se puede ser.

    Tres chavas de faldas coloridas se apropian de las vibras que les disparan directo a la sangre, llevando la tendencia de las extremidades a los límites del balance. La coordinación de músicos y bailarinas es simetría universal, magia pura en la que reaccionan dialécticamente unos con otros, fundiéndose en un ritual que pone a prueba la capacidad de apreciación estética.

    La rapidez de las manos de los músicos embonan perfectamente en cada giro, salto, figura que desprenden las bailarinas: cada danzante conecta y afirma la orquesta de percusiones a las que estas letras no les hacen justicia.

    Remolinos de fuego salen del eco de las cavernas para ser acompañados por un canto ininteligible pero en extremo sensible. Uno de los bateristas se acerca a Karime L. Barreiro —profunda conocedora de la danza africana y su fuerza espiritual-corporal, creadora de Silencio Africano Art Mandingue— y la invita a erupcionar; ella acepta el reto y demuestra la potencia que posibilita la danza que se baila con pasión inagotable.

    Absorber el regalo de esta danza es como beber de una cascada infinita. La última canción extiende el hechizo sobre el público, multiplicando la cantidad de piernas que destruyen los miedos, la angustia, la certeza de que tarde o temprano la vida se acaba: el manifiesto de esta noche es que la danza, la música, el arte, por momentos, logran vencer la muerte. Culmina el show, el Cosmic Shit, y la fiesta de la vida sigue.