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  • Muerdo y el Canto que siembra la tierra

    Muerdo y el Canto que siembra la tierra

    Redacción y fotos por Iván Gutiérrez

    Una alfombra roja aterciopelada es la base de una bóveda en lo alto llena de pinturas donde truenan las cuerdas de una guitarra, a la par que la cerveza nos sumerge en la marea del paisaje acústico. Esta noche es para llenarse de poesía y baile, de letras que siembran semillas en los poros de la piel, “semillas que muy pronto brotarán…”.

    El concierto ha dado inicio con Juanito Ayalauno de esos músicos que con guitarra, carisma y voz de tonos altos hipnotiza con facilidad a quienes gustan de moverse: “cuando te veo bailando, sé que eres igual a mí”. Este músico chileno con más de 15 años de trayectoria acompaña en la noche de este 30 de noviembre la presentación de Muerdo en el Salón Casino del Riviera en Ensenada. “A lo que le canto yo”, dice Juanito al público, desarrollando un performance para hacer partícipe a los asistentes, quienes también ofrecen el ritmo de sus palmas.

    De origen sudamericano, con barba a medio crecer, gorra roja y camisa cuadrada de franela, Juanito denuncia a los tiranos de una dictadura chilena que hoy parece resurgir. “¿Quién tiró la bala para Victor Jara? Nadie nos dio la cara”, canta con un estilo muy parecido al del cantautor franco-español Manu Chao. “La revolución está en todos lados, ¡vamos por ella”, grita el músico.

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    Destaca la variedad de géneros que logra Ayala con su guitarra, pues pasa de ritmos de folk a cumbia, ska, balada, reggae y rock, creando armonías que permiten hacer un gran show con lo mínimo: “Oye las balas como van pegando”.

    Tras la conclusión de Juanito entra Muerdo a escena con una versión a capela de Luna menguante. “Luna… luna llena…”, canta mientras se pasea entre el público, deslizando su voz de tierra por la energía que palpita en este presente. El músico sube al escenario y comienza con Sendero de paso lento, cantando “no tengo prisa en llegar, voy persiguiendo mi sueño”, demostrando desde un inicio que canta con el corazón, que la sinceridad es lo que le da la fuerza para tocar nuestras fibras suspendidas en el aire, heridas extendidas que flotan arrulladas por el beso del tiempo.

    Paskual Kantero es el nombre (¿o el alter-ego?) de Muerdo, poeta y compositor español que publicó su primer trabajo “Flores entre el acero” en 2011. Para 2013 publicó su segundo álbum “Tocando tierra”, donde comenzó a posicionar su estilo urbano-mestizo al colaborar con artistas como Lichis (La Cabra Mecánica), Pedro Guerra o las argentinas Perotá Chingó, empezando a recorrer España y América Latina con su música. En 2016 se publica “Viento Sur”, tercer trabajo de estudio que lo catapulta entre miles de escuchas por toda Latinoamérica.

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    “Oye… tengo que decirte algo, ponme toda tu atención”, prosigue el artista al inaugurar que “canto pal que está despierto”, una canción para nadar por la sensación de paz y serenidad que los ríos del reggae saben procurar.

    A muerdo lo descubrí hace dos meses, cuando Jorge, un buen amigo y colega, me recomendó escuchar su música, precisamente para establecer conexión con él ahora que vendría al puerto. Ahora que lo tengo de frente me agrada descubrir que mantiene ese espíritu musical de quien ofrece todo de sí en el escenario, ya sea en un café, en un estadio o en un concierto íntimo como éste. Su música respeta las estructuras de los géneros latinos y folcloristas, y sus letras tratan todo tipo de temas con una suavidad y profundidad que seduce.

    “Levántate y camina, porque en cualquier esquina… Vas a encontrarte”, interpreta ahora Muerdo, una balada linda y placentera. Si tuviera que sintetizar lo que pienso de la música de este amigo diría que suena como si Juan Cirerol hubiera nacido en España y jamás hubiera conocido el cristal, sólo el amor a la vida y la terapia.

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    “Me encanta este lugar, ese mestizaje, esa mezcla de gente que hay aquí, como hoy que mucha gente vino de Estados Unidos, es increíble esta frontera”, recuerdo que comentó Muerdo hace unas horas en entrevista.

    Prosigue la Claridad, una tremenda canción con mucha poesía en su letra y una progresión intensa en su melodía: “Tantas cosas… que no vemos… Si no enciendes la luz, que va… alumbrando, siempre adentro”. El público se mece con las olas sónicas del mago que ha viajado kilómetros para compartirnos su mensaje. Lo curioso, muchos de los asistentes también han viajado desde otras ciudades para presenciar su show en Ensenada.

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    “Lo gané, lo perdí, lo gocé, lo sufrí, a veces sí, a veces ni lo vi, se escapó o no llegué, lo rompí, lo pegué, y volver a volver a volver a cometer cada error, aprender del dolor y doler, dolerle a quien me amó”, canta (¿o rapea?) un hombre que ha puesto todo su ser en la música que interpreta a Cada paso; cosa curiosa, pareciera que los españoles siempre saben de amor y dolor.

    A continuación vibra una historia de amplios tonos folklóricos que cuenta que “se encontraron en la arena, los dos gallos frente a frente. El gallo negro era grande, pero el rojo era valiente”, verso representado en la portada psicodélica del último álbum de Muerdo.

    Prosiguiendo con los cantos urbano-mestizos, Muerdo comenta que “en Chiapas se está peleando con valor e inteligencia para darle al pueblo la segunda independencia”. Inicia entonces una de las canciones guardadas en la memoria vivencial, un himno a la vida que proviene del campo, la montaña y el río, de la naturaleza que confrontan la muerte del «progreso» humano: “Vengo de un surco en la tierra, de sangre para sembrar, del sudor con que se riega la flor de la libertad”. Así reza una oda a la resistencia y la fuerza que representan los pueblos indígenas en México. “Lejos de la ciudad”, corean las decenas reunidas esta noche.

    Para la siguiente pieza Juanito vuelve al escenario para compartir un dueto con Muerdo, un jamm improvisado, un ritual de limpia espiritual para depurar la contaminación del ser: “Quítate lo malo pa fuera, pa fuera, lo que no te deja respirar”. El éxtasis fluye por los asistentes, y alcanza nuevas proporciones cuando ambos músicos declaman uno de los poemas fronterizos por excelencia: “Bienvenida a Tijuana… bienvenida mi amor”. El show ya no lo hacen ellos, sino nosotros, quienes cantamos mientras levantamos nuestro vaso de cerveza hacia el infinito.

    Muerdo dice entonces que “si lo cantas lo haces real”. Nos pide sentarnos y así lo hacemos para escuchar una última canción, una pieza que no compuso, pero sí renovó: Tan joven y tan viejo, de Joaquín Sabina. “Lo que sé del olvido lo aprendí de la luna, lo que sé del pecado lo tuve que buscar… como un ladrón debajo de las faldas de algunas, de cuyo nombre ahora no me quiero acordar. Así que de momento, nada de adiós muchachos. Me duermo en los entierros de mi generación. Cada noche me invento. Todavía me emborracho. Tan joven y tan viejo… like a Rolling Stone”. Termina el canto, y la vida retoma ese ritmo extraño, sincero e inusitado, el mismo que canta la noche cuando se acuerda de lo mucho que quiere a la mañana.

  • Palabras que digan Adiós: Navegando por las fisuras de Maura Rosa

    Palabras que digan Adiós: Navegando por las fisuras de Maura Rosa

    Redacción por Iván Gutiérrez
    Fotos por Paulina Lazcano

    Cuando se trata de hablar de música de la frontera bajacaliforniana pudiéramos pensar en dos términos para definirla: heterogénea y creativa. Desde el post-punk shoegazer hasta el indie-pop, atravesando por propuestas de rock psicodélico, el punk rock, el stoner metal y un variopinto mosaico de muchos otros géneros combinados, Baja California se ha posicionado como una fuente de propuesta musicales independientes que alimentan y nutren el espíritu de millones de escuchas.

    Es dentro de este escenario de sonidos estruendosos, violentos, volátiles, arrulladores, psicodélicos y/o dolorosos que navegan las sutiles melodías de Maura Rosa, una propuesta que “surge con la fuerza atada al querer y una intensa necesidad de crear”.

    Con un corazón purpura de brillos neón en una mano y el eco de una guitarra eléctrica en la otra es que Maura Rosa Nogueira Álvarez, joven fundadora de este proyecto musical, nos platica más sobre las palabras, los (a)dioses, las sábanas y las emociones que hay detrás de la música que compone junto con los músicos Aarón Ruiz (Secuencias, sintetizador, percusión y efectos), Aarón Carrazco (Guitarra y voz), Dalia Esquivel (Teclados), Raúl De La Torre (percusión y voz) y Alex Vargas (Bajo y Voz).

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    ¿Cómo inicia y se desarrolla el proyecto de Maura Rosa?

    El proyecto inició como algo acústico: guitarra y voz. Sin embargo, después de un rato me cansé de la paleta de colores disponible. Entré entonces a una banda de nombre Penélope, donde me incorporé al mundo de la guitarra eléctrica y empecé a tocar con otros músicos. La banda se terminó y regresé a mi proyecto personal, pero con nuevas ideas.

    Con el tiempo comencé a tocar con nuevos músicos y las cosas se fueron dando. Ahora ya no es un proyecto solista, sino que es una plataforma donde todos aportamos. A veces me da ganas de cambiarle el nombre, porque es un proyecto entre todos. El proyecto como banda inició en la primavera 2017, pero su raíz solista data desde el 2011.

    ¿Qué géneros arropan tu música?

    Tenga una fuerte inclinación por el mundo canta-autor, en particular de la época noventera-dosmilera. Musicalmente me gusta explorar los ritmos sincopados. Una influencia muy grande es Tori Amos, de los 90s. También soy muy fan de música industrial, me gustan los ritmos Los Cuatro Cuatros, y también me gusta mucho el mundo de Trip-Hop.

    ¿De qué temas habla tu música?

    Muchas hablan del amor, pero el amor desde la esquina agridulce. No tanto desde el desamor, sino de la honestidad que implica darle amor a alguien (a una pareja o a ti mismo). Pienso que siempre hay una dualidad: para dar amor hay que conocer, y conocer bien algo implica ver también sus fallas, sus trucos, sus mañas, al igual que conoces un carro viejito al que sabes cómo meterle la llave, cómo arrancarlo y cómo a veces te puede dejar abajo. Creo que para llegar a lo dulce debes pasar por lo amargo, y viceversa.

    Y bueno, no sólo escribo de amor hacia una persona, sino amor a la vida o ti mismo. En algunas canciones también hablo de sentimientos negativos, como los celos, la ira, la venganza, el enojo.

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    ¿Cómo fue la elaboración tu primer álbum, Cama en la Sala?

    Se refiere a una relación muy larga que tuve. En sí la cama literalmente estaba en la sala. Muchas de las canciones de ese EP son sobre esa relación, sobre sus épocas penúltimas. Fueron escritas en un crepúsculo. Teníamos la cama en la sala porque el cuarto lo usábamos como cuarto de música. No había mucho espacio, vivíamos muy humildemente. Por ende, la relación era bastante expuesta para nosotras, sin barreras, era todo transparente, y eso alcanzó un nivel tóxico muy gacho, al grado de que era una relación que continuaba únicamente por la rutina. Hay una canción que habla de eso que todavía no saco, que dice “es amor o rutina, la respuesta se combina, entre tanto dolor se diluía”. Lo acepto de todo corazón, fue una relación muy dolorosa para las dos, pero creo que fue la mejor decisión que se pudo haber tomado.

    ¿Canción favorita de este álbum?

    Me gusta mucho Palabras que Digan Adiós, una canción que escribí con mucha intensidad, pensando sobre cómo sería si se muriera una persona que quiero mucho. Esa idea me puso muy triste, y pues de eso se trata esa canción, es como dar gracias porque esa persona sigue ahí. Fue una canción difícil de escribir. Al principio era súper depresiva, pero luego le metí ese beat de hip-hop, como para echarle un poco de azúcar.

    ¿Dónde te has presentado y con quiénes has compartido escenario?

    En Tijuana en todos los lugares (risas), como Entijuanarte, FestiArte, Black Box, Feria del Libro, en el Mous Tache, en un chingo de cafés. Llegué a tocar hasta en el Cavalli, un lugar de bandas norteñas que antes se llamaba Mandra. En Ensenada hemos tocado en Wendlandt, en el Foro Experimental de Cearte y recién en el Beer Fest.

    Hasta nos ha tocado compartir escenario con músicos muy chingones como Porter, Clubz, Entre Desiertos, Jardín, Ramona (cuando estaba en Penélope), E-Arenas (proyecto del bajista de Chicano Batman) y Él Mató a un Policía Motorizado.

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    ¿Qué viene para Maura Rosa?

    Seguir componiendo. Entre todos hemos hablado y a todos nos gustaría tratar el proyecto como una agencia creativa, dedicarnos a componer y escribir canciones, retarnos y entre todos tener una comunicación abierta de qué funciona y qué no. Siento que estamos jugando con algo que ya está ahí, pero vamos a empujar nuestros límites como personas y tratar de ser lo más creativos posibles, e intentar crear esa nube de gelatina que puede cargar a toda una audiencia y transportarnos a otro lugar. Esa es la meta, ayudarnos a viajar, y poder llevar a una audiencia en ese viaje. Trabajo, eso lo que nos espera en el futuro.

    ¿Dónde y con quién te gustaría tocar en un futuro?

    Me encantaría tocar en cualquier Foro Cultural de la República que sea un lugar íntimo, cerrado y con sillas. Me gustan mucho los Foros Culturales, como aquí el ICBC o las salas del CECUT, ambientes así me encantan, y siento que en ellos brillamos mucho. Hace unos meses tocamos con Meltí en el Foro Experimental y fue una experiencia muy bella.

    De compartir escenario quizás con esta banda de Ecuador, Sexores, a quienes admiro mucho. También hay esta banda de Chile, Chicarita, un proyecto muy perro. Cualquiera de esas bandas sería genial. Pero si un día Ely Guerra viene y nos toca la puerta, awebo, no le digo que no, yo creo que me desmayo y ni hago el show porque voy a estar mal (risas). Con ella estaría súper chingón, y yo digo que si seguimos trabajando duro sí podría pasar.

     

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    Nombra de tres a cinco de tus bandas favoritas, ya sea del momento o de toda la vida

    Ahorita he estado escuchando mucho a The Indie Nation, una banda industrial que he escuchado toda mi vida, y es como un Guilty Pleasure, pero siempre aprendo algo de ellos. He estado tripeando mucho un álbum de Don Cherry, un proyecto tripeadón, y en esta semana ya he escuchado su álbum como tres veces y me encanta.

    También he estado escuchando Funk & Soul ochentero, como las Mary Jean Girls. Todas las rolas que pasan en las estaciones de radio del Grand Theft Auto Vice City me encantan. También he estado tripeando un género japonés de los ochentas que se llama Citypop, quees más elegante de lo que se oye, es como música de Dorians, como cuando vas a comprar ropa; me ponen bien feliz esas rolitas.

    ¿Cómo describirías tu propuesta musical en pocas palabras?

    Lo describiría como… “La mejor cosa del mundo” (risas). No, diría que…  es como un pop que ha pasado por muchas cosas en su vida, ha vivido muchas cosas y ya se le fue el vibe de andar en la playa y mejor se va a ir a conducir por el campo.

  • De minerales satelitales y «L I B E R T A D» de Katja Rudametkin

    De minerales satelitales y «L I B E R T A D» de Katja Rudametkin

    Fotos y redacción por Hiram Navarro

    Es 10 de enero. Entre disparos de luz Katja Rudametkin confecciona un ritual electrónico donde Los Munrocks facilitarán ida y vuelta fuera de la atmósfera para volver al bar y experimentar «L I B E R T A D», un viaje de autoexploración. Visuales, cortometrajes musicales, percusiones constantes y voces viscerales. La viola vuela entre programas de computador.

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    Subir y bajar de los límites del orbe para retroceder cinco décadas cuando alunizamos; acelerar a los frutos del experimento tecnológico en inusual recorrido de vanguardias. Directo: de acuerdo a nuestros recuerdos musicales.

    Los «roca-lunares» y «La mujer penumbra» nos muestran su línea del tiempo en influencias impregnadas en el núcleo de sus rolas. Todo material propio de los oriundos cenicientos.

    La gente entra dosificada en grupos que componen el espectáculo lumínico de electricidad y pieles. Se corta la música de ambiente y reverberan las palabras -como oxígeno inyectado en cabina flotante-, los cantos discuten con los acordes que reniegan al asfalto por pegársenos a los pies.

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    Redobles de sólida batería saltan en las baquetas de «Harry», entonando himnos que los órganos reclaman, y se dibujan líneas de pecho a mandíbula mientras «Bobby» expulsa clamores y reclamos calmos guiados por el ritmo ralentizado de los dedos de Estaban. Invocado queda entonces el Stoner Metal y ensueño que sabe a Space Rock.

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    Cuando el agua fuera de mis células deshidratadas avisa que he sacudido mucho el cuerpo -e interactuado con otros- reconfiguro los controles de mi cámara…

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    Intermedio.

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    Las nubes de tabaco que se cuelan del exterior anuncian que se avecina ceremonia. Los últimos puñados de ojos y orejas expectantes entran por las puertas de cristal.

    Cómo en charca silvestre la fauna circunda el escenario mezclando generaciones y pelajes distintos. Las luces bajan e hipnotizan cálidas.

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    Más allá de siluetas de aparatos e instrumentos los pormenores del nuevo álbum acarician los oídos frente a la enorme pantalla.

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    Encicladas escenas giran proyectadas cuando la tela de mis pantorrillas retumba por el sonido, golpeando en todo rincón. Nítidas frecuencias bajas modulan los latidos. Voz, arco y cuerda rinden tributo al título «L I B E R T A D». Pulsos y sonidos sintéticos, homenaje a la tecnología apareándose con el instrumento orgánico (voz) y una cuerda de orquesta (viola).

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    Las letras de sus melodías nos invitan a reflexionar el amor, reflejarnos en el prójimo, o recordar fantasías y danzar a su compás (Drunk of Love, Mirror, Cine Maya, por ejemplo).

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    Al perderse la timidez cuerpos como polillas a la luz revolotean con gráciles figuras rítmicas. Las proyecciones ayudan: como prismas los videos musicales cuentan caminos e ideales estéticos.

    Un encuentro fraternal, íntimo, dónde los rostros y movimientos en la oscuridad se identifican. Donde los presentes apoyamos y presenciamos proyectos locales detonándose antes de partir.

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    A continuación, serie de fotos del místico espectáculo:

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    Un poco más de los músicos:

    https://katja.bandcamp.com/releases

    [youtube https://www.youtube.com/watch?v=7UL2HSs1FaM]

    Un día después de su concierto en Ensenada, Katja Rudametkin presentó su nuevo álbum «L I B E R T A D»  en un centro cultural de Tijuana. A continuación un recuento fotográfico del evento:

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  • “Todo va a estar…más o menos bien”. La destrucción meteórica de Él Mató a un Policía Motorizado

    “Todo va a estar…más o menos bien”. La destrucción meteórica de Él Mató a un Policía Motorizado

    Redacción y fotos por Iván Gutiérrez

    Guitarra, bajo y batería alumbrados por luces astrales crean vibras que acompañan las atmósferas del Moustache. Y aunque las puertas abrieron un poco tarde esta noche por el retraso del vuelo de la banda estelar, aquí estamos de pie, listos para volar por las olas del indie-argentino con Él Mató a un Policía Motorizado.

    Frente a una multitud de jóvenes tijuaneros la micro-orquesta de los Three dan una muestra del poder instrumental que se puede alcanzar cuando los elementos encajan como lo hacen las consecuencias y las ecuaciones. La melena china que cuelga de la cabeza del guitarrista parece reflejar la esencia del nombre de la banda.

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    ¿Exprimental-math? Puede ser. Detrás de los Three vuelan las figuras abstractas de un proyector que acompaña la explosión de sentimientos del power trío. Un vistazo alrededor demuestra que el patio del Mous-Tache se ha llenado con extrema rapidez, casi tan veloz como la agilidad con la que los músicos mueven dedos y baquetas.

    En la pared de la izquierda el mural de lo que parece un Shamán (¿Bombay?) elevándose en un viaje de peyote. En la pared del lado derecha una serie de posters del concierto de hoy tapizan la superficie como en una obra de Andy Warhol. 

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    Terminan los Three y anuncian a Maura Rosa, de quien he oído hablar pero nunca escuchado su música; siento esa intriga y emoción que despierta el acudir a un restaurante que te han recomendado muchos amigos.

    Un compa con una camiseta de “Él Mató” acompañada por una camisa hawaiana parece ser el hermano gemelo de Santiago Motorizado; tras una breve conversación descubro que el compa hizo su propia lima. 

    “Gracias por esperar tanto”, comparte Maura Rosa mientras da la bienvenida con Rogar, rola de su disco Cama en la Sala. “Lo que quieras te lo puedo dar…”, comienza a seducir la mujer con sombrero de copa al iniciar el cortejo de los visitantes de su alma. Detrás el baterista de barba amplia toca la tarola con un par de “baquetas-bombo”. Una esencia cautivadora como “soy tu ola” atrae hacia un camino con múltiples capas de sonido.

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    Las influencias elocuentes de Siddartha y otras bandas de flechas depresivas se manifiestan en Maura, cuyo timbre de voz me recuerda ligeramente al de Carla Morrison, si bien la distancia es clara: las texturas de los instrumentos que la acompañan es de una complejidad y psicodelia que trasciende melodías y recetas simples.

    Desde el techo del edificio “primario” del Mous Tache se disparan los rayos que fluyen con Maura, animaciones que mezclan lamentos, orgasmos, mantras, fantasmas y auras, hombres en fuego que bailan tango al ritmo de este vals fronterizo. La poesía arropa las letras de la artista, y hace que las fantasías viajen por dimensiones románticas y eróticas que se disfrazan de sigilo.

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    Termina Maura y decido que esta semana estará en mi playlist, como lo ha sido con Él Mató durante los últimos meses. “Espero que toquen Amigo Piedra, pienso mientras la emoción comienza a condensarse, a la espera de que ya llegue el momento de la banda estelar.

    “¡Gracias por caerle, nosotros somos Policías y Ladrones!”, comparte el tercer grupo de la noche, cuatro jóvenes que mezclan el indie con ese tipo de ritmo animado-californiano. El público no se ve muy responsivo, si bien el olor a hierba ya flota por los rostros expectantes por Él Mató; los aplausos son lentos, flojos.

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    Ya había escuchado que el público de Tijuana es difícil: o ama o rechaza por completo una propuesta; no hay matices, o eso dicen. Me imagino que los tijuanenses saben por qué la onda happy-surf-rock-pop de los músicos en el escenario no conecta, si bien lo músicos no tocan mal. Quizás en Ensenada tendrían buena respuesta. Quizás ya han tocado demasiado en Tijuana. Quizás es que la gente ya está cansada de tanto esperar por Él Mató.

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    Termina el show preliminar y una brisa anuncia a la banda estelar. “Ah, ¿quién te va a cuidar?”, las luces y la música convulsionan a los espectadores mientras nos sinceramos: “Quiero vivir con vos”.

    “Ah, mi voz desapareció…”, narra El Día de los Muertos, para luego seguir cantando la confesión: “De la galaxia renacer…”. La poesía argentina fluye por el Mous-Tach mientras la lluvia depresiva se filtra por los oídos: “Dame algo esta noche, esta noche es especial, tan brillante como el oro, en la oscuridad”. Las vibras de los Buenos Aires rebotan en los pechos bajacalifornianos.

    ¡Estalla la Síntesis O´Konor! Todos esos paseos en bicicleta escuchándolos se hacen presentes, y sin querer evitarlo recuerdo aquel momento hace cuatro años, cuando pude escucharlos por primera vez en su ciudad natal. Vienen a mí las escenas en que su música me ha acompañado (destrozado y/o reconfortado), y me siento como nunca en la dimensión donde Él Mató a un Policía Motorizado.

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    La explosión de emociones grita contra el presenta en la casa de las luces que estallan, libertad que te lleva a un camino de nostalgia e ira, aniquilando todo aquello que se construyó, hoy derrumbado por las convulsiones de la pasión; quedan sólo cenizas del fuego.

    Como en los live-sessions, cada grito meteórico de Santiago viene con un empujón del vocalista hacia atrás, ¡la fuerza es demasiado poderosa! “Quiero que, te duermas…. ya es muy tarde…”. Es claro que para Santiago interpretar su música es un trance; como los buenos músicos, lo entrega todo en el escenario.

    El show va excelente, si bien se percibe una falta de interacción con el público. Quizás se debe a que lo dice todo con la música. Casi en respuesta a mi pensamiento inicia el riff que me hizo reencontrarme con Él Mató hace un año: El Tesoro“Ah, paso todo el día pensando en vos…”, una rola que es coreada por todo el público como si de un himno al desamor se tratase. El delay es rompe-almas, sabe cómo hiperventilar hasta la última vena del cuerpo.

    A continuación sigue una de mis favoritas, rola idónea para incendiar los alrededores con aquel sonido alternativo-shoegazer: “Mi día favorita del mes”. El éxtasis se desborda por los nuevos discos y las nuevas drogas, y el guitarrista lo sabe, se ve obligado a estremecerse, inflarse, amplificarse hacia todo el público.

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    “¿Cuántas veces les habrán roto la ilusión a estos boludos?”, pienso. “Ah, ¿por qué tuviste que decirme eso?”, me responde Santiago. “Sé que es lo peor, pero esta es la mejor versión de mí”, prosigue. Después de cada canción y cada refracción de aplausos Santiago levanta el pulgar y dice un “gracias” con risueño semblante.

    “Esta noche me despierto y pienso en el tiempo perdido…”, dice el asesino de policías motorizados, quizás homenajeando a Proust. En el eco de tanto sufrimiento reflexiono que estas canciones son ideales para iniciar un romance a sabiendas de que está condenado al desastre o a convertirse en un fraude, un espejismo de lo que alguna vez hubo en el brillo de sus ojos.

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    Las chicas bailan a mi alrededor, no pueden controlarse, nadie puede en realidad, se dejan llevar por el trance argentino que se ha metido por su garganta y ahora manipula cada una de sus extremidades; se ha apoderado de su voluntad.

    “Desde el pueblo más lejano de acá…siguiéndote…”. La agrupación porteña nos lleva ahora por ese universo donde los sueños, los deseos las añoranzas y las ilusiones siempre chocan con el cristal de lo que pudo ser.

    “Todo llega a su fin”, dice Santiago, anticipando el cierre de un concierto que se ha tatuado en el jardín de los presentes. Truena entonces Más o menos bien, recordándonos que necesitamos un poco de plata para las cosas no se vayan a la mierda.

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    “Ahora imagino que…” nos sorprenden los músicos motorizados, no sólo entonando que Ahora Imaginan Cosas, sino con una oda al romance: “Cuando juntes fuerzas las cosas van a estar mucho mejor…”, le canta Santiago a Jenny.

    El parpadeo de las luces me recuerda lo itinerante y efímero que son las emociones, al igual que las desgracias y los conciertos. “¡Otra!”, gritamos aferrados, y la inesperada respuesta es una improvisada Chica Rockera. Y bueno, lo inevitable, el final, o mejor dicho, el “hasta pronto”.

    Los músicos agradecen y nosotros sabemos que ahora los llevaremos con más fuerza como parte de nuestras vidas. No queda más que seguir con lo nuestro, sabiendo que, al menos por hoy y en este momento, todos compartimos ese sentimiento de que todo va a estar… más o menos bien.

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  • Gente Luna y la mitología musical de Meltí

    Gente Luna y la mitología musical de Meltí

    Redacción por Iván Gutiérrez
    Fotos por Paulina Lazcano

    El pasado viernes 30 de noviembre la banda de rock ambiental Meltí (coyote en kiliwa) presentó su primer álbum, Gente-luna, en un concierto realizado en el Foro Experimental de Cearte. 

    En una presentación donde abundaron las emociones, la psicodelia y una serie de proyecciones que acompañaron las melodías del cuarteto bajacaliforniano, el concierto de Meltí estuvo marcado por la atmósfera de un viaje astral que fusionó distintos géneros musicales.

    Fue así que los músicos Karla Alcocer (violín electroacústico, voz, glockenspiel), Joel García (teclado, sintetizador, trompeta, voz), Julio Beltrán (batería) y César Beltrán (bajo, voz), todos ellos con la cara pintada, transportaron a los presentes a un camino donde los símbolos de la mitología regional cobraron vida. 

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    Joel García, teclado, sintetizador, trompeta y voz en Meltí

    Entre las canciones interpretadas por los jóvenes músicos estuvieron temas como “Fases”, “Microsueño”, “Experimento”, “Depredador”, “Diálogo 2”, “Revancha”, “Intermitente”, “Pasos” y “Paisaje”.

    Previo a la presentación de la banda estelar, la banda tijuanense de Maura Rosa presentó parte de su material frente a un expectante público. 

    A continuación, una crónica fotográfica de este impactante concierto. 

    LA CAMA EN LA SALA DE MAURA ROSA 

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    GENTE-LUNA Y LA MITOLOGÍA MUSICAL DE MELTÍ

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  • Relatos y Siluetas: crónica de una ofrenda con Shamán Bombay

    Relatos y Siluetas: crónica de una ofrenda con Shamán Bombay

    Redacción por Iván Gutiérrez & Jhoselinn Figueroa
    Fotos por Paulina Lazcano

    Es la noche del 22 de noviembre del 2018. Las estrellas centellean en la recta final del día del músico a la par que intensas luces iluminan la explanada del Centro Estatal de las Artes (Ceart), en este momento vacío; lo único que se escucha son mis pasos acelerados mientras corro al Foro Experimental. Al llegar a la entrada, del edificio sale un chavo de cabello largo y dice “¡Corre, todavía alcanzas!”. Subo agitada las pequeñas escaleras y empiezo a sentir una penumbra rockera. Sigo mi camino y todo se vuelve oscuro en el pasillo. El show revienta. Shamán Bombay está en escena.

    Dos mujeres lloran frente a una ofrenda que se encuentra en el escenario. Costillas, cráneo, manos y pies como piezas están junto a un par de girasoles amarillos y alcatraces blancos.  “Me muero todos los días sin darme cuenta…”, canta una de las voces angustiadas mientras dos velas encendidas y acomodadas en unas pachitas de tequila le suman calidez a la ofrenda.  

    Al fondo se proyecta un lienzo blanco. “¿Qué van a pintar?”, se preguntan algunos espectadores. Mariana, mejor conocida como la Federación Intergaláctica de las Hadas (o “La Fede”), empuña un pincel en su mano diestra vestida con guante negro, y lo que antes era totalmente blanco empieza a teñirse de rojo. 

    En la escena la joven Melissa sigue declamando con su potente voz. Vestida de negro observa estática la entrada del baterista que inicia un terremoto que distorsiona el aire. Acto seguido salen al escenario los demás integrantes de Shaman Bombay. Se oye al fondo unos chiflidos que denotan emoción de parte de los seguidores de esta banda nacida en el puerto de Ensenada, conformada por Alfredo Fragoso como vocal y teclado, Salvador Aldrete en el bajo, Benjamín Yañez en la guitarra y Oscar Romo a cargo de la batería. Esta noche, los cuatro músicos presentan su primer álbum de larga duración, Siluetas.

    Suena “Trémula” reventando un foro experimental repleto y conquistado por una nueva generación de músicos ensenadenses. Los sonidos progresivos y psicodélicos comienzan a galopar por la estancia. “Yo no sé, ni me interesa, mientras no sea yo el que desaparezca”, canta Alfredo Fragoso (alias “El Fofo”), en referencia a la indiferencia que persiste entre la mayoría de la población apática de México. Una embestida al alma es lo que representa la tormenta desatada esta noche. Las letras del material musical de Shaman Bombay son una crítica abierta a la violencia que se vive todos los días en las calles del país. Culmina Trémula y un jam en vivo da inicio. Chava con su bajo y Benja con su guitarra combinan escalas que transitan por senderos psicodélicos, mientras detrás se exhibe el lienzo de emociones pintado por “La Fede”.

    Por unos momentos Alfredo es la voz de los 30, 000 desaparecidos: “en cada vela una plegaria, cada ofrenda un penar”. Es entonces cuando el público entiende que la ofrenda en escena va más allá de simple utilería: en las velas la plegaria, la luz que trata de mantenerse en medio de la desesperación que muchas familias viven ante el desconocimiento del paradero de un ser querido.

    El llanto y el sudor se expresan con furia a través de la piel y las ondas sonoras: “¡Y hoy te juro en este infierno… que estoy buscándote!”, canta la madre, el padre, el hermano, los hijos del desaparecido o desaparecida. La energía entre los músicos es impresionante, miradas profundas se cruzan entre músicos y espectadores, no están creando cuentos de ficción, son relatos que se escuchan a diario en las noticias y que quizás más de uno ha vivido de cerca porque, queramos o no, es la realidad de un México hundido en la muerte y la violencia. Un país convertido en fosa clandestina.

    Se siente en el ambiente, es algo intenso, fluido, no puedes dejar de mover los dedos, la cabeza o pies. La música mueve también el pensamiento. Blanco, amarillo, rojo, azul y anaranjado transforman la música en relatos, es un apunte musical lo que poco tiempo antes era un simple lienzo.

    “Muchas gracias por estar aquí, y por no ir con Los Románticos de Zacatecas”, bromea Fofo por el micrófono, pues en otro punto de la ciudad se presenta al mismo tiempo dicha banda zacatecana. “Se pueden parar por acá enfrente, esto es un concierto donde se vale bailar”, agrega. La gente responde a la invitación y se pone en primera fila para presenciar, vibrar, explorar lo intrincado de una narrativa como la mexicana, donde estar vivo ya es una suerte, donde el puro existir ya representa un desafío contra la muerte, ¿quién dijo que los metaleros y rockeros no bailaban?

    Sube la pintura color sangre y comienza la “Danza de Buitres” con una dedicatoria a todos los buscadores de la verdad que son asesinados al tratar de develar lo que ocultan los corruptos. Los asistentes bailan, truenan y se ven absorbidos por los ritmos shamánicos.

    No hay mejor manera de festejar el día del músico que con un evento como éste. Aprovechando el calor del momento, Fofo felicita a los músicos presentes, da las gracias a sus compañeros de banda y a las personas que apoyaron de alguna manera a la realización del evento. Invita además a apoyar a las bandas locales, y expone que, hoy en día, el músico también tiene que auto-producirse, por lo que hay que aprender a valorar el esfuerzo que se hace por sacar material original. Haciendo uso de su ya característico humor anuncia que la siguiente y última canción dura como 15 minutos, “así que si quieren salir al baño, pueden hacerlo ahora”, comenta haciendo sonreír a más de uno.

    Empieza la obra maestra del álbum, El Último Blues, con tarolazos y riffs progresivos que no dan tregua y hacen vivir el presente con la potencia de influencias como King Crimson. Detrás de las ondas sonoras la complejidad de un cuento borgiano hecho música, la misma que esconde toda guerra, todo olvido, todo abismo.

    Comienza la transición hacia el más allá, explota la realidad con un viaje entre senderos de niebla por donde naufragan las almas hacia la nada. El viaje se extiende, se prolonga como los momentos que valen la pena, y en el futuro se asoman gritos y aplausos. La experiencia es intensa, y la conclusión es una: esta noche, los Relatos y Siluetas han marcado el espíritu de las almas visitantes.

  • Al final, Celso Piña no salió

    Al final, Celso Piña no salió

    Redacción por Roberto Hernández
    Fotos por Iván Gutiérrez

    Llegamos pasadas las 8 de la noche al Ceart, una plaza abarrotada de señores, de sombreros, de gorras, de carriolas, de niños, de gradas, sillas y de basura abandonada con indiferencia. Desde la cuadra a la redonda ya se oía Loquera Tradición y los algunos que no los ubicábamos confundimos su güiro con el que acompaña al Rebelde del Acordeón. Entonces apretamos el paso.

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    Ya en la plancha lo mismo se inundaba uno del olor a elotes cocidos que del ambiente, de piel enchinada por la festividad de escuchar a un par en el entarimado poniendo a bailar a un público acostumbrado a llegar temprano para apartar silla, sin importar si son Los Tigres del Norte o el mismo Celso Piña.

    Abusando un poco de la confianza con la que vive Ensenada fui al escenario, sin necesidad de evadir a nadie, ni de infiltrarme o mentir para pararme junto a la consola de audio y preguntar quién movía los hilos. “Erick”, me dijeron.

    Cruzamos palabras por unos tres minutos, “Erick” insistía en que Celso no daría entrevistas porque no organizaron rueda de prensa, pero me prometió que le diría y me acercara al final del concierto, para ver si se podía. Cinco minutos le pedí para hablar con él, “bueno, con tres me conformo”. Tuve fe.

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    Y salió Celso Piña, con su hablar adormilado, con su barba rebosante, con su ronda Bogotá y sus pantalones de mezclilla azules, zapatos negros que combinaban con la playera que se le ajustaba al cuerpo (y en algún momento la levantó para dejar ver su dorso lampiño).

    El concierto cumplió. Nos cumplió a todos, creo: Macondo, Cumbia sobre el río, Los caminos de la vida, Aunque no sea conmigo y un etcétera que no recuerdo más allá de gente bailando, con los brazos al aire y algunas manos cargando latas de cerveza.

    Un receso ensayado, para alimentar el ego y organizar un “oooooeee, oe, oe, oeeeeee, Celsooooo, Celsooooo” fue el precio para que salieron a terminar la cuota y cumplir a cabalidad con el repertorio que esperábamos: Cumbia poder.

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    Celso no se cansó de agradecer a Ensenada, incluso exhibiendo su inocente indiferencia por no recordar si había o no pisado esta tierra, luego concluyeron que sí “en un lugar más cercano a la playa”, pero lo que más llamó la atención fue ese agradecimiento y reconocimiento “a las autoridades, que no pusieron ninguna traba para el concierto”. A las 22:25 un pulgar recorriendo el cuello señalaba a los músicos que debían terminar. A las 22:30 terminó el concierto.

    Salí a buscar a “Erick”, en el camino ahora sí me encontré un primer revestido de negro que me pedía esperar abajo del escenario incluso antes de preguntar si buscaba algo. Un segundo revestido, pero ahora con sombrero, me pidió irme, igual, sin siquiera saber si buscaba ayuda o hacer algún anuncio. La tensión era y estaba.

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    Junto me pasó el baterista, un Celso Piña pero de las percusiones, igual de barbado, igual de despeinado, igual de enmezclillado y con el mismo tono de voz; me cruzó por la izquierda, sudoroso, sonriente, con una humanidad que hace ver diminuta su batería, con esa sonrisa que le aprieta la cara y los ojos se dirigió a un grupo de encamisados detrás de mí “ah caray, ya me había espantado, hasta dije: ´ya llegaron por mí´”, y les dio la mano, con un andar pausado, como las escoltas en la escuela.

    Sólo alcancé a mirar una placa de la policía colgada en un cinturón, la traía el más chaparro, la exhibía como escudo ante cualquier acercamiento. Mientras trataba de entender qué pasaba, el del sombrero me despertó cuando puso su mano en mi hombro: “no va a salir, me dijo Erick que le avise que no va a salir, está muy molesto porque le cortaron el concierto. ¿Ve a esos de ahí? Son los inspectores y vinieron a terminar el concierto. Celso está muy molesto, entonces no va a salir. Lo están tratando de controlar”. E imaginé a un Celso fuera de sí, gritando mentadas, odiando a las autoridades que no pusieron trabas, pataleando, hablando ininteligiblemente y diciendo “a la chingada”.

    Nadie lo notamos, nadie se fue incómodo, molesto o decepcionado, había sonrisas, cuerpos sudados, celulares con videos y fotografías del Rebelde del Acordeón en su auge, en su hábitat. Todos caminaban hacia su siguiente destino, olvidando en el piso sus latas vacías de cerveza, sus vasos ahora sin café, sus papeles que quedaron a escasos metros del bote de basura. Y oí decir: “mmmmta, si de por sí nunca traen nada, y cuando traen algo bueno lo suspenden”.

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  • Inauguran exposición colectiva “Menos Luz, Más Ruido: momentos de la escena musical local”

    Inauguran exposición colectiva “Menos Luz, Más Ruido: momentos de la escena musical local”

    Redacción por PerrAlternativx
    Fotos por Victor Legaspy

    Con el objetivo de visibilizar el desarrollo de la escena musical a través de la fotografía de concierto es que el pasado sábado 29 de septiembre se llevó a cabo la inauguración de la exposición colectiva “Menos Luz, Más Ruido: momentos de la escena musical local”, gestionada por el periodista Iván Gutiérrez y la fotógrafa Paulina Lazcano en el Distrito Barra Pública.

    La exposición colectiva —que forma parte de la agenda del Festival de Fotografía Imaginaria coordinado por el fotógrafo Enrique Botello—, constó de 66 fotografías tomadas en Ensenada durante el periodo 2010-2018, montadas en 4 collages que mezclaron las fotografías de 7 fotógrafos, siendo los participantes Adrián Macías, Humberto Rosales, Jaime Villavicencio, Paulina Lazcano, Noam Verdugo, Victor Legaspy e Iván Gutiérrez.

    El evento también contó con la participación de las bandas locales Morán, Smith Wills, TDH, Shamán Bombay y Botánika, mismas que pusieron un gran ambiente musical en la abarrotada estancia a donde acudieron más de 150 personas.

    Al respecto, Iván Gutiérrez comentó que si bien en la exposición hubo fotógrafos profesionales, también hubo participantes emergentes, y añadió que esta fue su primera exposición: ” fue totalmente auto-gestionada, una gran experiencia en la que aprendimos bastante, porque implicó sacar la convocatoria, hacer la curación de fotos, prepararlas, gestionar el espacio, las bandas, montar las fotos en el lugar, la difusión. Creo que hay mucho talento fotográfico en la ciudad, pero muchos solemos dejar todo en redes sociales, cuando es una lectura y propuesta distinta el verlas montadas, yo invitaría a los aficionados a realizar más exposiciones. Estamos muy agradecidos con Enrique Botello por toda la asesoría, apoyo y gestión para el montaje de las fotos y la gestión del evento”.

    Además, el joven periodista agregó que la exposición tenía varios objetivos, entre ellos crear una memoria histórica de la escena musical de Ensenada a través de la documentación de conciertos de bandas locales, regionales, nacionales e internacionales, y valorar los espacios que son apropiados por los músicos y jóvenes aficionados a tokines, como son bares y locales contraculturales que eventualmente han cerrado sus puertas (entre ellos Spirit Lounge, Bar Xibalba, Antonys Bar): “Hay lugares que desaparecen, pero la escena, los músicos, las bandas y los asistentes siempre están buscando nuevos espacios donde tocar o escuchar la música que les gusta; por ejemplo, ahora la gente ha migrado a bares como el Distrito o La Carreta. Hay una escena viva que se identifica con esta vida nocturna; en esta exposición retratamos un fragmento de todo el mosaico que compone a esa escena local”.

    Por su parte, la joven fotógrafa y gestora del evento, Paulina Lazcano, añadió que la exposición colectiva también tuvo la intención de exhibir cómo la fotografía de concierto es en sí misma un arte, pues implica “captar el dramatismo de los músicos sobre el escenario, encontrar composiciones que reflejen la potencia de la música y cómo los músicos se transforman al subir al escenario, darle esa visibilidad al talento musical que se refleja en el movimiento corporal”.

    Victor Legaspy, uno de los participantes en la exposición, añadió que su interés por participar fue “exhibir la escena rockera ensenadense, que luego se dice que no hay, pero las fotos aquí demuestran lo contrario, ¡hay vida nocturna rockera y metalera en Ensenada!”.

    Finalmente los jóvenes comentaron que la exposición permanecerá en Distrito Barra Pública durante todo el mes de octubre, con lo que cualquier interesado podrá ir a visitarla, e inclusive adquirir alguna de las fotografías por un monto de $150 pesos.

    Entre las bandas y músicos incluidos en las exposición Menos Luz, Más Ruido se encuentran: B.E.E.R, Enjambre, Juan Cirerol, Tyrian, Siddartha, Fucking With Nuns, Reptilianos, Karmacorp, Boris Spider,  Technicolors Fabric, 8 Tracks en Stereo, Hipogrifos, Los Munrocks, Sedición, Vil Condena, Botánika, Larva, Animals Revenge, Mutant Beans, Thanatology, Cartucho, Purson, Hazytones, Khafra, Restos Mortales, Boreal Magma, Blade Circle, un tributo a KISS, Karroña, Shamán Bombay, Animals Revenge, Takón Machine, Tokadiscos, Héctor Zepeda, Palomazo Cósmico, Sixto Rosas & Javier Bátiz, Ixtlán, PCN, Daniel Godoy, El Mina, Harry and the Mustard Seeds, Odisseo, Liquits, Death Waves, Le Ra, Adán Jodorowsky, Cartucho, Perra Galga, DFMK, Mass Terror, Los Daniels y Khafra.

    TRANSMISIÓN EN VIVO DEL EVENTO

    https://www.facebook.com/100016996954080/videos/322832144960015/

  • Astral Azif: tripeos de oscura psicodelia

    Astral Azif: tripeos de oscura psicodelia

    Redacción por Iván Gutiérrez
    Fotos por Noam Verdugo

    Una vibra pesada, densa y espacial que retoma la mitología literaria de H. P. Lovecraft para crear escenarios oníricos donde la percepción te traiciona y los monstruos de otros universos se apoderan de tu realidad.

    Así podríamos comenzar a describir la música de Astral Azif, un proyecto tijuanense de doom-gothic-space-psychedelic-metal. Grupo integrado por Greg en el “waho” (combinación de bajo con wah), Ray en la guitarra y Dave en voz y batería, esta propuesta de sombría psicodelia sostiene que la base medular de su banda es la amistad de los tres músicos.

    «Resulta que los 3 vivíamos en la misma colonia pero no nos conocíamos. Un día Ray escuchó que hacíamos ruido, llegó y le gustó el proyecto», comenta Greg sobre los orígenes de la banda, narración que confirma el guitarrista: «Siempre fue mi afición ese lado psicodélico y pesado del metal. Cuando escuché que alguien tenía ese proyecto dije “yo quiero ser parte de eso”».

    Por su parte, Dave comenta que conoce a Ray desde los 15 años, y que si bien ya habían jammeado juntos, «no fue hasta hace 7 meses que comenzamos a tocar juntos en este proyecto y desde entonces todo ha fluido».

    Cabe agregar que los músicos no son nuevos en la escena del metal fronterizo, pues antes de Astral Azif Ray y Greg tocaron juntos en Ave Saturni, mientras que Dave tuvo un proyecto de Trash Metal durante 5 años: «luego conocí a Greg por un tributo a Sepultura. Ellos comenzaron a tocar, luego ocasionalmente tocaba con ellos, comenzamos a experimentar tocando juntos y la química se dio. Estoy muy contento de estar con ellos, son personas que admiro», comenta el joven baterista.

    Homenaje al universo lovecraftiano

    Entre las mayores influencias de los músicos está H. P Lovecraft, uno de los maestros de la literatura de terror y ciencia ficción. Las historias tenebrosas y los mundos transfísicos de este escritor cobran vida en aspectos tan esenciales de la banda como su nombre:

    «“Al Azif” es otra manera de llamarle al Necronomicón, libro maldito del universo lovecraftiano. Hicimos un juego de palabras: de Al Azif lo pasamos a Astral Azif, y así incorporamos lo psicodélico con lo oscuro. Al Azif significa “el murmullo de los demonios en la noche”», comenta Ray,  y de inmediato su compañero “wahista” añade con humor: “Tenemos planeado hacer un logo que sea como AA, porque en realidad somos Alcohólicos Astrales”.

    Recreación de el Necronomicón, el libro maldito de Lovecraft

    El culto lovecraftiano de los músicos también se ve reflejado en los temas de las canciones de Astral Azif, como explican los integrantes de la banda al comentar que sus primeras 4 rolas son conceptuales y cuentan una sola historia:

    «La primera es Lucid Nightmare, que habla de un tipo que se va a dormir bien erizo, se toma pastillas y en el sueño comienza a tener una pesadilla lúcida. En la pesadilla sueña que encuentra una criatura que lo dopa. El ser huye de él, y de eso habla la canción, de ese sentimiento que te da cuando estás en tu trip pero no estás en él, y lo quieres encontrar pero no puedes, sigues erizo».

    La segunda rola de la propuesta fronteriza lleva por nombre “Witch Tower”, una canción que «habla de una bruja del bosque que está en una torre y tiene un plan de destrucción mundial. Casualmente ella controla a las personas débiles de mente a través de sus sueños. Entonces ella es quien induce a la persona de la primera rola a la pesadilla lúcida».

    Recreación de R’lyeh, la ciudad ficticia donde habita el Dios Cthulhu y otras criaturas malignas del universo lovecraftiano

    La tercera canción es “Grey Matter Leftover” (o Sobras de Materia Gris), rola instrumental que trata de «cuando el trip te dejó con “puras sobras” en la cabeza», y finalmente la última pieza del rompecabezas es R’lyeh, que en el universo de Lovecraft es la ciudad ficticia donde habita el Dios Cthulhu y otras criaturas malignas: «esa rola habla sobre cómo la bruja logra su cometido controlando al tipo del sueño para que haga un ritual y levante a R’lyeh de debajo del agua, esto para que salgan todas las criaturas y destruyan el mundo».

    Greg remata la narración: «Y todo porque la persona estaba bien Erizo. Cabe mencionar que en Ave Saturni también queríamos llegar a ese trip, tenemos un álbum que se llama Phantom Psychonaut, que se trata de un tipo que se drogó demasiado y se convirtió en psiconauta fantasma al morir en su trip; entonces Astral Azif proyecta cuál fue el viaje de este psiconauta fantasma».

    Música, escape y hermandad

    Greg, wajista de Astral Azif

    Si bien cada uno de los músicos de Astral Azif se dedica a otras cosas aparte de la música, los 3 coinciden en que tener la oportunidad de tocar juntos los llena de plenitud. Al respecto del rol de la música en su vida, Greg comenta:

    «Me considero muy agradecido de haber encontrado personas que compartan el mismo sentimiento que yo tengo para tocar. Hacer música con Dave y Rae me proyecta donde quiero estar, es una inspiración, y eso aunque no toquemos en eventos grandes. A veces hemos tocado para 10 o 15 personas, pero de esas diez cuatro nos dicen que les encantó nuestra música, entonces siento que estamos plasmando algo que vale la pena».

    Ray, guitarrista Astral Azif, en el tokin Noche cósmica con Hazytines desde Montreal.

    Por otro lado, y al igual que sucede con muchos artistas, Ray describe la música como “aquello que lo llena” y que es «un escape de la vida cotidiana y las cosas regulares y monótonas. La música me da todo lo que mi vida regular no tiene. Me encanta escuchar nuevas rolas y retarme para querer componer y escribir algo diferente. Ave Saturni tenía un sonido muy bueno, y ahora Astral Azif tiene un sonido más maduro. Si no hiciera música viviría estresado y sería infeliz».

    Finalmente, Dave comparte que la música es aquello que le da sentido a su vida: «Cuando estamos tocando sentimos que ese propósito que está ausente la mayoría del día, se manifiesta en ese momento, y es cuando vamos por él, lo tomamos, nos desestresamos y después podemos volver a nuestras vidas sin ningún problema. No hay día de mi vida que no necesite la música, es lo que me da propósito».

    Dave, vocal y bataco de Astral Azif

    Un aspecto que es inevitable observar cuando se conversa con los integrantes de Astral Azif es la fraternidad que fluye entre el grupo, elemento indispensable para que la música se haga con pasión, dedicación y plenitud, de acuerdo a lo comentado por Greg:

    «Todos somos amigos, todos tenemos vibra que nos hace sentir bien cuando estamos los tres aunque no estemos tocando. Son personas con las que te agrada estar. Si vas a tocar es conveniente estar con personas cuya compañía disfrutes y con quienes hagas clic.

    «Si Astral tiene algo es que los 3 tenemos definido el tipo de música que queremos hacer y a la hora de componer nos resulta más claro plasmar y comunicar. Tienes que tener bien identificado qué quieres plasmar y de ahí experimentar para ver qué sale. Arriba del escenario tenemos la vibra que sentimos los tres: ese feeling por tu banda».

    Escena y proyectos

    Al cuestionarles a los jóvenes tijuanenses por su percepción de la escena musical en la región, Ray contesta con entusiasmo que en los últimos 4 años ha podido observar cómo ésta ha ido creciendo:

    «Cuando recién planeamos hacer Ave Saturni no había bandas de doom en Tijuana que pudiéramos reconocer, y si había no las ubicábamos, tocaban en casas como nosotros. Han pasado los años y más gente reconoce el género y bandas del estilo, más raza se ha abierto al estilo. Ahora me sorprende mucho ver personas que se emocionan en los tokines porque entienden el concepto y les gusta el género», comparte Ray.

    Sobre los proyectos que se acercan, lo músicos comentaron que actualmente están trabajando en dos rolas nuevas, cada una con una duración de 10 minutos. También agregaron que están por grabar un nuevo “live session”, en esta ocasión en una locación más tenebrosa que vaya acorde a las vibras de psicodelia oscura reflejada en su música: “queremos un lugar más lúgubre para la siguiente muestra, es lo que queremos trabajar para el nuevo álbum conceptual”.

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  • “Yo no vengo a cantar, yo vengo a dar el alma”. La bella tempestad de Flor Amargo

    “Yo no vengo a cantar, yo vengo a dar el alma”. La bella tempestad de Flor Amargo

    Redacción por Iván Gutiérrez y Victoria Zepeda
    Fotos por Victoria Zepeda

    Apasionada, enérgica, auténtica y talentosa. Así podríamos comenzar a describir a Mayté Carballo, mejor conocida como Flor Amargo, compositora del Estado México que integra géneros como el jazz, el pop y la música clásica para crear una experiencia musical explosiva que ella nombra como “Katartic-Pop”.

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    El pasado 5 de Julio Ensenada recibió a la cantante Flor Amargo, quien brindó un explosivo concierto lleno de canciones clásicas y propias que sembraron alegría, calidez, melancolía y goce en quien la pudo escuchar. 

    De melena china, piel morena y sonrisa que contagia vida, Flor Amargo es una de esas artistas virtuosas y enérgicas que tanto escasean en el mundo contemporáneo. Con un estilo que transmite sueños y sonrisas y canciones que abren el pecho para sacar despechos, lágrimas y nostalgias, la música de Flor Amargo se vale de recursos poéticos y la potencia de su voz para generar sonidos que siembran alegría, calidez, melancolía y goce en quien la escucha.

    En 4Vientos nos dimos a la tarea de entrevista a la cantante previo a su presentación en Ensenada, con el objetivo de conocer más sobre una artista cuyo proyecto inspira a miles de músicos independientes alrededor de todo México y el mundo.

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    ¿Cómo te sientes por acá, es la primera vez que vienes a Ensenada?

    Es la primera vez que vengo, y la verdad tiene un ambiente muy profundo, muy místico.

    Vimos que el día de ayer estuviste en las calles de Tijuana compartiendo tu música; en un video también sales tocando en el legendario restaurant Caesars, ¿cómo viste la reacción de los bajacalifornianos?

    Últimamente la gente me ha apoyado más y como que ha conectado más con el personaje de Flor Amargo; me sentí muy bien porque el trío era muy bonito. Mi interés es rescatar a todos los tríos, poder hacer con ellos un concierto, giras, que abran los conciertos. La intención de Flor Amargo es abrir una nueva brecha para talentos independientes.

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    En todos tus videos y presentaciones siempre muestras una actitud muy eufórica y de fiesta, ¿cómo le haces para mantener de forma constante esa actitud?

    Desde chiquita siempre tuve muchísima energía, sin embargo, tuve un problema de autismo, no podía yo expresar mis emociones, me la pasaba callada y me podía quedar en un lugar quieta, sin hablar y sin moverme. Fue a través de muchos golpes de la vida que empecé a reaccionar.

    Ahora estoy muy contenta porque canalizo mi energía meditando, me encanta meditar, leo libros de Osho, de Buda, del taoísmo, de Jesús, de todas las religiones, y así he formado un concepto de que a veces hay que contagiar la felicidad, entonces esta energía viene del amor que yo le tengo a la música.

    Hablemos de tu música, ¿cuál es el proceso que atraviesas para componer tus canciones? ¿Tienes algún lugar en especial donde te guste escribirlas/componerlas? ¿Qué te inspira?

    Para componer canciones… para mí es necesario contactar con mi ser interno, con mi alma, y lo que hago es irme… alejarme. A veces me voy a un cuarto, a una esquina, y me voy contra la pared para poder sentir el silencio, y realmente me encanta la soledad, ¡incluso la calle donde vivo es Esquina Soledad!

    La soledad ha sido para mí una maestra, ha sido lo mejor que me pudo haber pasado, ha sido vivir y estar sola. Casi no tengo amigos, mi familia está lejos de mí, y el hecho de aprender a estar sola me ha llevado a componer otro tipo de música. Para mí, más que un lugar donde componer, ese espacio es mi ser interior, irme adentro de mí.

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    En tu música sobresalen géneros como el swing, el jazz, la balada mexicana y hasta la música clásica, ¿cómo le haces para mantener un estilo tan ecléctico y no casarte con un solo género?

    El género musical de mi música me gusta definirlo como katartic-pop, porque pienso que todo está en las bases de la raíz de la música, porque hasta el reggaetón tiene las cuartas y las quintas y las terceras, y la música modal y la música de Bach —que Bach es el padre de la música (empieza a tararear una canción) —.

    Entonces para mí el Katartic Pop es mezclar todos los géneros, partiendo del barroco, del romanticismo, el clásico, y yo creo que si tú mezclas una buena armonía acompañada de un sentimiento sincero, melódico y rítmico, logras obtener, sin importar el género, una trascendencia de persona a persona, de alma a alma.Para componer canciones… para mí es necesario contactar con mi ser interno, con mi alma, y lo que hago es irme… alejarme.

    ¿Crees que eso tiene que ver algo con el amor, con vivir la vida…?

    Yo solamente creo que existen dos fuerzas, el amor y el miedo. Yo todos los días tengo un miedo diferente, tengo por ejemplo tengo una hipocondría muy marcada. Yo desde niña, como me dejaban encargada, me metían muchas ideas de que las manos, que los gérmenes… entonces realmente hoy lucho con ese miedo, y te puedo decir que la música me ha servido para superar la hipocondría, para superar mi depresión.

    Soy muy depresiva, a pesar de que la gente piensa que ¡guau! Realmente yo lucho mucho contra mi negatividad, y la única manera en que yo he encontrado para salir de mi negatividad es a través de la risa, y me gusta reírme de mí, y me gusta ser cómica, creo que lo más bonito en la vida, para mí, es reírme. Entonces me voy a echar una risita (suelta una risa coqueta).

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    Platícanos un poco de tus discos, ¿cómo ha sido tu camino en cuanto a la producción independiente de tu música?

    Cuando era yo una adolescente de 18-19 años hice mi primer disco y me fui a Italia, y yo sentí que iba a ser rockstar. Después no sucedió nada, me firmaron, me dieron mi carta de retiro y después hice un segundo disco de duetos, con el que conocí a Mon Laferte. Después hice un tercer disco que se llamó “Todos Somos Flor Amargo”, en el que metí a todos mis fans a hacer coros, y ahora, en este momento, siento que estoy en el punto más maduro de mi parte artística.

    Esta vez voy a comenzar por mi esencia, que es la música clásica. Voy a hacer un disco de música que voy a presentar en el lunario, va a ser una música clásica Katartic Pop, va a ser música instrumental llevada a lo clásico con un toque moderno y divertido, y cómico. ¡La música clásica es muy cómica! Después haré un disco para niños y voy a finalizar uno con todas las mezclas.

    En el video “Urge” dices que darías la vida por tus fans, ¿qué tan cierto es eso?

    Mira, yo no tuve familia, mi padre se fue cuando yo era una niña, yo crecí muy sola, hasta que llegó mi hermana menor, y no tengo primos cercanos. Yo no tenía amigos, porque no me dejaban salir, vivía con un amiguito que de pronto iba a mi casa; muy sola, verdaderamente muy sola, mi única compañía era un tecladito que tenía.

    Cuando llego a la escuela yo pensaba que todos me odiaban, porque me decían que yo era una loca, y que era una machorra y un niño pero que nací niña por error; fui realmente muy bulleada, y no tuve casi amigos. Cuando empiezo a hacer música me rechazaban en todas partes, me dieron mi carta de retiro y me dijeron “nunca vas a vender esto en ningún lado”.Yo creo que si tú mezclas una buena armonía acompañada de un sentimiento sincero, melódico y rítmico, logras obtener, sin importar el género, una trascendencia de persona a persona, de alma a alma.

    Yo me acuerdo que vivía en una soledad inmensa y me había decepcionado de todo, entonces me dediqué a estudiar psicología en Ciudad Universitaria (CU). Hubo una vez en que me iba a estrellar en circuito interior, pero algo me dijo “detente”, el carro se orilló y pude llegar a la tocada que tenía, y ahí tuve un milagro, una revelación, fue la primera como epifanía que tuve en la música.

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    En aquel entonces caminaba 3 kilómetros diarios con mi teclado y mi mochila, yo me acuerdo que cuando veía mis hombros tenía marcado rojo horrible de haber cargado mis instrumentos todo el día, pero era feliz. Me llegaba un olor a coladera cuando tocaba para gente en situación de calle, pero yo estaba dando mi gran concierto para los homeless y toda la gente de las calles, y lo disfrutaba.

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    Ahora, después de tanto tiempo, valoro todas esas experiencias desde el fondo de mi alma. El día de hoy, cuando fui a Los Ángeles, que estaba lleno el lugar, en un país que visito por primera vez, la gente coreaba tanto las canciones que ni se oía mi voz. Dije, “¿Cómo… no voy a amar… a mis fans? ¡Si gracias a ellos estoy viva!”. Hoy puedo decirles quién soy a través de la música, ¡yo todo, todo se lo voy a deber a mis fans! Para mí mis fans están antes que cualquier cosa.

    Hay veces que se me reúnen después de los conciertos y quieren firmas de autógrafos, sin embargo ya me he tenido que cuidar más, porque me han lastimado porque es mucha la emoción; yo los entiendo porque yo también me emociono, pero a veces con las copas y como ando en bares y todo, tengo que cuidarme un poco más.

    Sin embargo, me voy a mi camerino y siempre trato de pasar y abrazar a la mayor cantidad de gente, porque yo les debo todo. Si alguno de mis fans lee esto, quiero decirles que de alguna manera estamos conectados, y que aunque no nos conozcamos de “Hola”, nos conocemos por la canción, y eso es más trascendente y nos vamos a encontrar en algún punto. Ustedes son mi familia, son la familia que siempre busqué, yo le agradezco a Dios que me colmó de ustedes.

    ¿Qué significa para ti, en pocas palabras, el amor, la vida y el tiempo?

    El amor es esa esencia mágica, esa fuerza que te hace lograr lo imposible; el tiempo se me hace algo inexistente, relativo, el tiempo nada más nos está diciendo “te queda tanto”, si bien también nos ayuda a lograr sueños; y la vida, para mí, son todos esos pensamientos, anhelos, amores… todas esas emociones puestas en una realidad para crear algo, que para mí es la música, nada más que música, ¡todo está perfectamente ordenada, todo está perfectamente alineado, y uno lo único que tiene que hacer es hacer el arte de la confianza, confiar y crear!

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    ¿Piensas en alguien cuando interpretas baladas clásicas como “Sabor a mí”? ¿O de dónde sacas tanta pasión en tus interpretaciones vocales?

    Yo creo mucho en las vidas pasadas. Yo siento que soy un alma muy vieja, que he vivido muchas vidas, cada vez que alguien ve mis manos no puede creer que tenga tantas líneas. Yo creo que mi pasión al cantar proviene de muchas heridas o dolores de vidas pasadas, que al tratar de poner con mi voz, es como si saliera un llanto y a la vez una pasión sin que yo misma supiera de dónde.

    Mi padre es poeta, vengo de una familia que viene de una pobreza extrema. Mi madre creció en Acapulco (ella es de Guerrero), y me cuenta que no tenía zapatos, jugaban en las calles y estaban descalzos y movían la panza y les daban 50 centavos, y a veces no había para comer y ellos mismos se preparaban sus platillos, y me cuentan que se iban con los gringos y ya sabes. Yo creo que toda esa parte de mis vidas pasadas, de mi abuela, de mi madre, a través de mi voz cobrna vida, todas esas historias, esos dramas, esas alegrías. Yo no vengo a cantar, yo vengo a dar el almala que canta es mi alma, mis entrañas, no mi voz, yo creo que de ahí viene.

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     ¿Cuál ha sido el reto más grande al que te has enfrentado haciendo música de forma independiente?

    El mayor reto para mí, como músico independiente, he sido yo misma. Yo pensaba que sólo con una disquera o con un manager iba a poder, y yo tenía miedo de seguir mi sueño, y creo que uno de los mayores retos a los que me enfrenté fue la calle, porque yo me acuerdo que cuando comencé decía “híjole me van a decir que estoy loca”. Y realmente viví todo: viví que me aventaran monedas y me dijeran “toma para que comas”, y que me dijeran muchas cosas, y la verdad es que el día de hoy cuando me subo a ese escenario llevo un background muy enriquecido. He cantado para niños, para señoras de la tercera edad, para asilos, para niños con síndrome de Williams, durante 15 años he sido maestra de música. Creo que al subir a ese escenario, he vencido todos esos retos.Yo creo que mi pasión al cantar proviene de muchas heridas o dolores de vidas pasadas, que al tratar de poner con mi voz, es como si saliera un llanto y a la vez una pasión sin que yo misma supiera de dónde

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    Y yo les digo a todos los artistas que el mejor camino para ser independiente es: 1. confiar en tu intuición, 2. No esperar que alguien resuelva tus problemas por ti, no esperes que alguien te abra un camino que tú mismo no sabes cómo abrirte, y 3. El mejor consejo que yo les puedo dar es “conózcanse”, sepan quiénes son, por qué están ahí, qué es lo que quieren, ¿quieren fama? ¿Quieren reconocimiento? ¿Cuáles son sus heridas? ¿Qué es lo que quieres expresar? El arte es alma, ¿qué hay en tu alma? ¿Quién eres? ¿Qué mensaje quieres transmitir? Eso es lo que yo recomiendo: responder esas preguntas antes de empezar, para que así surja el camino. 

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    ¿Cuál es la anécdota más bella que te ha pasado?

    Yo creo que una de las más bellas fue… una vez en el metro, estaba yo cantando con mi teclado, era ya tarde e iba con un compañero que realmente tiene un pasado muy complicado, es de las historias más difíciles de vida. Hicimos una oración, y al salir a ese metro empezó a llegar gente, y cuando estábamos cantando tiempo, la gente se tomó de los brazos: señores, señoras, viejitos, viejitas, niños, y empezaron a tomarse de la mano y les dije “ahora vamos a cantar”, y abrimos un círculo y parecía como si… como si del metro hubiera… surgido una fuerza, y estaba llorando la gente mientras se tomaba de las manos, y cantábamos “la vida está hecha de momentos…”, ¡y estábamos en el paraíso, ya no había cantante, ya éramos la música, ya no había Flor Amargo, ya no había estación Azteca, nada, éramos uno solo! Nunca voy a olvidar ese momento, ese fue quizá uno de los momentos más bellos de mi carrera.

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