Como el soundtrack de una película indie que se desarrolla en Ciudad de México, como una invocación ritual que libera las energías ancestrales, como un canto pasional donde se funden el amor y la pasión por la vida, como una canción de folk que se escucha en el metro; todo y esto mucho más es lo que se encuentra cuando uno se sumerge en la mística sonora del músico Andy Mountains.
Compositor de indiefolk mexica, Andy Mountains es de esas propuestas defeñas que uno celebra encontrar en su camino, pues un par de canciones bastan para llenar el día a día con una musicalidad que renueva la magia vital que a veces la rutina nos hace olvidar. Decididos a explorar más a fondo las artistas de este poderoso chamán musical, nos sumergimos en la década y media que Mountains lleva haciendo y deshaciendo música en multitud de proyectos. ¡Bienvenidos a este viaje montañoso!
I: ¿Cómo, cuándo y dónde empieza este proyecto?
A: Andy Mountains inicia por allá del 2008 en el Café Maranathá, un lugar en Santa María La Rivera que de día era una Fonda y los viernes y sábado era Karaoke Bar abierto al barrio. A mí me gustaba ir al karaoke, porque era de que tienes que saber la rola memoria, no había pantalla. Para entonces había tenido bandas en la prepa pero no me había aventado a cantar solo, entonces una de esas noches le pregunté al dueño que si podía cantar y me dijo que sí, entonces me eché mis rolas; al final uno de los señores quería tumbar el amplificador porque fue algo muy noise, muy punk.
Por aquel entonces iba en la carrera de Sociología y ensayábamos a dos cuadras de mi casa, por metro San Cosmé, estábamos Pepe Cardamomo (batería), Revelez (acordeón y piano) y Mariana Sofía (bajista). La base original era medio surf, todos medio raros, unidos por la rareza. En aquel entonces salieron varias canciones en el EP “Y mi oficio es arder, y para 2010 lanzamos el EPEP, que empezó a pegar mucho en la radio gracias a que Rulo (un periodista musical que fue voz editorial en Reaktor) la ponía un chingo en la estación.
El EPEP era esta síntesis de un indie folk muy autóctono, casi folklórico, la producción estuvo a cargo de Coe Mendoza (Camilo Séptimo), y varias de esas rolas se sincronizaron con comerciales de Dominos Pizza (Tahoma 32 y Hoy me gusta mi peinado, por ejemplo). Y bueno a partir de eso empezamos a jalar macizo, abriendo shows para Carla Morrison, Comisario Pantero, Silverio, y muchas otras bandas más.
I: ¿Por qué nombras el proyecto como “Andy Mountains”?
A: A mí me gusta mucho el blues y el rocanrol del siglo 20, y muchos de sus músicos tienen dos nombres que crean un fonema muy lindo: Lou Reed, David Bowie, Leonard Cohen. Entonces quería sonar como uno de ellos, así que tomé mi nombre Andrés Acosta Montes, y lo transformé. Además de esta manera pude conectar el concepto con mi infancia, es un nombre que me permite ser un arlequín, un trovador, un duendecillo, y que me recuerda a “In the Big Rock Candy Mountains”, de la película Hermano donde estás, que tiene una banda sonora muy perra; y bueno también era retomar algo del folklor norteamericano que me gusta mucho.
Andy Mountains es un canto folklórico, me considero como un sonero, un guapangero o un trovador chilango (por aquello de que la canción me ha llevado a conocer mi país) donde nuestro sonido es que sales a la calle y es el rocanrol: bandas tocando en la calle, viejitos bailando, los Doors sonando en alguna bocina, canciones del imaginario colectivo, yo soy ese señor que canta, no en la montaña pero sí en el metro, en esta ciudad, y canto de lo que pasa aquí.
I: ¿Cómo definirías la propuesta musical de Andy Mountains? Sé que haz pasado por varias etapas, que haz tocado con banda completa, que te haz metido al folk, al noise, a lo indie…
A: Mi propuesta es un blues de guitarra de palo a lo rupestre, canto de la ciudad y del país, es el rocanrol de contracultura, donde la lírica es muy importante. Siempre he tratado de trabajar una lírica que te conecte con los mitos y los símbolos, haciendo juegos del lenguaje influenciado por el avant-garde, el dadaísmo, lo punk de repente.
A inicios de la Pandemia me fui a Pachuca a vivir 4 años, ahí hice un Centro Cultural de nombre Helado Oculto, en una ex fábrica de Nestlé, y se armó la mera movida allá. Durante mi estancia allá me encontré con la práctica del temazcal y con una búsqueda ritual de ayahuasca, donde la función de la música es medicinal, como real medicina. Como estudié sociología tenía una comprensión del chamanismo y las técnicas arcaicas rituales, por ejemplo, para activar la ayahuasca le cantan a una botella con una armónica y percusiones, y le hacen un rezo, hasta que los músicos “entran” a la botella y es como un concierto íntimo… es toda una experiencia mística la música dentro de estos rituales, entonces de ahí empecé a hacer un show performático-ritual en mis presentaciones, con la idea de reconectar a la audiencia con la magia de la vida. También incorporé la meditación en la creación musical.
Me dediqué entonces a investigar el chamanismo, trabajando con sustancias de manera disciplinada, y después de eso empecé a cantar diferente, hice ayunos y empecé a entender que la voz tiene un papel muy importante en la vida, en las canciones. Ahora estoy enfocándome mucho en esta parte ritual de la canción, que forma parte de procesos que liberan.
Así que ahora estoy cantando algo que llamo “folk-mexica”, en el sentido de que estoy tratando estos símbolos de una manera ritual, y porque somos mexicas: para mí es como un acceso a los súper poderes de nuestra cultura, una conexión con los dioses que viven en las esquinas de nuestras calles, porque aquí era un río y ese río tenía una deidad, y así toda la ciudad está llena de Dioses. En esta etapa de Andy Mountains estoy haciendo canciones que son como cuentos de hadas, mitologías con una enseñanza psicodélica de conexión con esta sabiduría mexica-prehispánica que siempre está volviendo al presente.
I: ¿Tienes músicos que te inspiren?
A: Leonard Cohen me parece que es uno de mis grandes maestros, toda su vida estuvo buscando las relaciones ocultas de las cosas, dedicó su vida al misterio de la palabra, siempre viajando en la experiencia humana con su canción como guía.
También tengo una fuerte influencia de La Lengua de Nepomuceno, una banda contemporánea que tiene un podcast llamado “Algo huele mal en Dinamarca”, es de Santiago Texeiro y Judith de León, y bueno han pasado muchas leyendas por ahí, es como un laboratorio más que una banda, su fundamento es rechazar el escaparate, generar rutas de composición de la lírica latinoamérica, agarran mucho la onda de los infrarrealistas, tienen una canción que se llama “Lento río”, que es un bonito documento de lo que suena a la Ciudad de México, un poema largo de cómo entubaron todos los ríos de la ciudad, entonces es una propuesta que tiene Son Jarocho pero también es Rocanrol.
Y bueno también me gusta muchísimo Juan Pablo Villa, una chingonería de la Ciudad de México, que empezó a recuperar el canto cardenche y lo pasó por Loops. Además de Los Negretes, el mismo Belafonte Sensacional… y en algún momento me clavé con John Cage, un músico experimental que parte de un punto de vista zén donde se percibe sin el filtro de la mente, en una relación directa con la realidad, él hace canciones aleatorias donde lanza monedas, hace rayones, improvisa y empieza a hacer un tipo de ruido increíble… y hablando de, también me gusta mucho el noise, y los minimalistas, como Derry Riley, que hacía psicodelia con computadoras. Y bueno, Rockdrigo también, por supuesto.
I: Para ti, ¿qué es la canción?
A: La canción es un artefacto por donde el misterio último del universo se logra asomar en nuestra vida, es la memoria y también es la flecha que marca hacia donde va el tiempo, es el arma con la que puedes trastocar la realidad, y es también mi actividad favorita para darle vida a la fábula, es una forma de hermanar con mi tribu.
I: ¿Qué busca compartir Andy Mountains con su música?
A: Esa ventana al mundo mágico de la canción, que la vida se puede volver un High School Musical si recuperas la canción que es tuya, porque se nos ha quitado, es un proceso de recuperación de esa magia, la música es mágica y diseña tu vida, tu corazón lo puedes conducir con música, y es importante hacerse responsable de esa canción, más ahora con la IA y la tecnología hay muchas formas de separación; la magia es recordar que todo está unido, y la canción es una manera en corto de aprender y estimular esa unidad.
I: Platícanos un poco de tu material discográfico, ya sea de tus últimos sencillos (Xochipili), de algún tema que sea el favorito del público, etc.
A: Ahorita acaba de salir el sencillo “Xochipilli Liberen a Willy”, producida por Alexis Elipsis Ruiz, quien también colaboró con arreglos y la esencia creativa de la canción, y bueno tocar con él es grandioso, es productor de Jessie Bulbo (del punk y garage de la CDMX) y tocó con Paté de Fuá, y la canción que armamos trae un sonido de folk psicodélico. Hace unos meses también salió “Pacto de Muerte”, y a finales de agosto va a salir “Santa María La Rivera”, una canción a esta bella colonia que me vio crecer.
Y bueno en otros proyectos, con la Oficina del Ruido lanzamos dos canciones en Bandcamp con una banda que se llama John Lenin y la Suciedad Secreta, es una pandilla de locos que hacemos rocanrol, noise, algo más atascado, ahí soy Paco Stalin, y ese es el juego: somos una sociedad secreta que está creando sonidos. Nuestras canciones se llaman “La 4T se robó a mi bebé” (es un cover de The KKK Took My Baby Away) y “Las Juventudes del PRITT” (una crítica a la cultura de la cancelación), como te digo este proyecto es más punk y político, más ad hoc a los intereses de la comunidad del ruido que está creciendo, lo está produciendo el Señor Hongo, un artista sonoro muy bueno.
También se viene el primer sencillo de Nenepills, un proyecto entre la poeta PauliMorfa y Andy Mountains, son rolas de guitarra y ukulele, más folkypunk con letras sobre brujería, en algo que llamamos el “Folk Pagano”. Ese proyecto también sale en agosto, lo vamos a presentar en un evento en Pachuca el viernes 16 de agosto, celebrando el cumple de Pauli Morfa en un Foro que se llama Casa Padi, un centro cultural que lo lleva una familia muy chida a manera de Colectiva.
Este evento será una ofrenda a Pachuca donde vamos a cantarle a las montañas de esa bella ciudad, ya que PauliMorfa es de allá y a la par hay una mística mágica en esa ciudad. En el evento, de nombre Festibal Bang Bang Pachuca, participarán Alejandro Albarrán, Martha Mega y Edad Media, ¡esperamos verlos por allá! Y bueno gracias a los que escuchan Andy Mountains, algo nos conecta, gracias por compartir la magia de su escucha.