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Los Cogelones, de Ciudad Neza para el mundo
Por Iván Gutiérrez
Hay sonidos que los mexicanos reconocemos como parte de nuestra identidad histórico-cultural. Uno de ellos es el soplo de una trompeta, que durante varias mañanas tocase la banda de guerra durante nuestra infancia. ¿Qué pasa cuando tomamos estos sonidos y los mezclamos con cantos mexicas, les añadimos distorsión, coros poderosos y un sonido rockero furioso? Tenemos ante nosotros una de las propuestas de rock mexicano más interesantes de los últimos años: ¡Los Cogelones!
Banda originaria de Ciudad Nezahualcóyotl, Los Cogelones son la integración de talentos de cinco hermanos: Vicogelon Chioei Miquiztli (compositor, guitarrista y vocalista), Gabogelon Nahui Cuauhtli (instrumentos bélicos y coros), Betojelon Ce Cuetzpalin (instrumentos pre-cuahutémicos y coros), Marcogelon Chicoace Ollin (baterista y coros) y Adrialón Chicace Tochtlee (bajista y coros). Con una reciente gira por Europa y un disco nuevo en puerta, hace unas semanas tuvimos la oportunidad de escuchar el potente show en vivo de esta banda en el Multiforo 246, ocasión en que aprovechamos para entrevistar a los recién llegados del viejo continente.
Iván: Vienen de una gira en Europa, ¿cómo les fue por allá?
Cogelones: Fue muy chido conocer el viejo continente, siempre es una aventura salir y conocer, y ahora pudimos compartir también parte de nuestra cultura, no solo con la música sino también con la danza.
I: Los Cogelones tienen esta propuesta que rescata mucho de la identidad mexica… y como sabemos acá se vivió un proceso de colonización donde la cultura occidental vino a imponerse sobre la mexica. ¿Ahora que estuvieron por Europa no sintieron conflicto al estar en países con una historia colonialista?
C: Allá nos percibieron con extrañeza, pero más con curiosidad. Como fuimos parte de la exposición mexica en un Museo, la onda iba más allá de tocar solo en un bar, era más cultural, y eso también le da más credibilidad a nuestro proyecto. Esa curiosidad los llevó a escuchar nuestra música en el concierto del Museo Quai Branly.
Hay mucha migración en Europa, mucha gente que justo migra desde esos países que colonizaron, hay migrantes no reconocidos, migrantes muriendo en el mar, también conocimos eso. Fue bonito estar por allá porque a mi parecer les pusimos en perspectiva, hay muchos que siguen teniendo un pensamiento muy colonial, pareciera que los salvajes somos nosotros, y luego resulta todo lo contrario.
Independientemente de todo eso, la gente se acercó al arte, el arte rescata a esas ciudades, la gente que andaba en la música era gente muy consciente, muy chida, muy comprometida, muy profesional. Y entendimos que ya no se trata de echar pedo, sino de hacer alianzas, pero también tienen que entenderlo ellos… los artistas lo entienden, y esperamos que esa conciencia siga llegando a más gente justo a través del arte. El arte es el medio para que no nos partamos la madre los unos a los otros.
I: ¿Cómo se sintieron representando el sonido mexicano en el extranjero?
C: Bien bonito, porque no entendían ni puta idea de lo que decíamos, cantábamos en español y algunas partes en Nahuatl y ellos hablaban en francés e inglés, pero cuando terminaba el show y nos bajábamos se acercaban y nos decían “oh, beautiful world music”, entonces eso estaba chido, que se refieran a nosotros como música del mundo, el sentirnos parte no de un país, sino del mundo.
I: ¿Ustedes consideran que son herederos o sucesores del rock mexicano?
C: No sé si herederos o sucesores pero somos rock hecho en casa, rock mexica, desde morros escuchamos mucha música y por eso tenemos muchas influencias, si bien el género que más nos gustó fue el rock n roll, fue el que se nos hizo el más honesto con la vida, con el mundo y con la forma de ser con nosotros. Y claro que hay influencias del rock en español, a tal grado que consideramos que “Equilibrio” de Los Jaguares es el primer álbum de rock mexica experimental.
I: Hoy tocaron canciones nuevas, dirían que fue complicado tocar nuevo material? Ya ven que el público luego quiere escuchar lo que ya se sabe…
C: Algo que hemos defendido es que nos vale madre lo que piense la gente de nosotros, creo que lo importante es lo que uno siente, y si a la gente le gusta, pues que chingón. Claro que gracias por sus aplausos, por su entrada, por adquirir su playera, por su sudor, por su slam, pero creemos que todo debe de empezar desde uno mismo, antes de compartirlo con el público. Nosotros fuimos muy felices tocando las nuevas rolas, nos gusta no seguir el manual.
I: Platíquenos de este nuevo material que viene en camino…
Viene un EP de 4 rolas, que son Cosmos, Dualidad, Cascabel (estos tres ya salieron como sencillos) y Yolotl, que se estrena el 27 de septiembre; con esto cerramos el EP para darle la bienvenida a un nuevo disco con 9 canciones más.
I: En su show se puede apreciar cómo retoman mucho esta parte ritualística muy de la cultura mexica, ¿viene esto de su familia?
C: Asistimos al Temazcal, a las Danzas Mexicah, y eso nos despertó el voltear a ver más a nuestros abuelos. Ya íbamos al pueblo y veíamos a nuestros tíos hablar Náhuatl, ya los veíamos sembrar, ya veíamos que le hablaban a las semillas, pero no los comprendíamos. La Danza y el Temazcal nos ayudó a ver esas raíces con más conciencia, entonces agradecemos mucho que estas prácticas espirituales nos abrieran la puerta a esto que hoy trabajamos y procuramos.
I: Algo muy importante de los rituales es la creación de comunidad, que siento ustedes transmiten mucho ya desde el hecho de ser todos hermanos…
C: Y también desde el mismo nombre, todos somos Cogelones y que levante la mano el que no sea Cogelón. Nos pusimos el nombre que nadie quiso agarrar, pero al que todos pertenecemos.
I: ¿En sus letras hay fragmentos que están en Náhuatl cierto?
C: Sí, se conoce como mexicano. En España hablan español, en Inglaterra inglés, en Francia francés, en México hablamos español pero tendríamos que hablar mexicano, idioma que se conoce como Náhuatl, es el idioma que hablaban mis abuelos allá en Puebla y en muchas comunidades. Hay aproximadamente 3 millones de hablantes. Nosotros hemos estado trabajando para intentar volver a hablarlo, todavía falta profundizar más. Son sonidos de la naturaleza, del alma, del sentir. En el Náhuatl no se habla de lo que no se siente. La misma palabra Nahuatl significa Armonía, y Nahuatlahtolli (como se le conoce al idioma) significa “Palabra armoniosa en movimiento”.
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Centro Cultural Casa de la Abuela: baluarte del rock y la contracultura en Xico
Por Polo Bautista
Fotos cortesía del Centro Cultural Casa de la Abuela y Walter Palmeros
Walter Palmeros Hernández es un férreo propulsor y difusor del rocanrol dentro de las paradisíacas tierras veracruzanas. Su gusto por el rock urbano y el punk lo hicieron probarse ante los micrófonos como un feroz vocalista, aunque actualmente coordina y programa la agenda musical del Centro Cultural Casa de la Abuela (CCCA), ubicado en la localidad de Xico. Dicho foro, fruto del esfuerzo y la dedicación del arqueólogo Antonio Lara, congrega y resguarda desde la periferia todo lo relacionado con la contracultura y los géneros afines al rocanrol. Mediante las palabras y experiencias de Palmeros, nos adentramos en parte de su historia, sus personajes y los importantes conciertos que prepara para los siguientes meses -por mencionar, el agendado en noviembre con la participación estelar de Octopulpe-, entre muchos otros temas.
Polo: Desde que tuvimos el gusto de conocernos en Xalapa, supe enseguida que eres un auténtico roquero, pero cuéntame más acerca de ti y de tu trayectoria.
Walter: Comencé en esto de la música por coincidencia, porque yo no soy músico. Sí me gusta el ámbito, pero realmente me inicié para darle continuidad al rock, aportarle algo a la contracultura y al mismo tiempo difundirla. Así fue como terminé aquí. Yo nací en Córdoba, Veracruz, pero radico en Xalapa desde hace cuarenta y tres años y poco tiempo atrás llegué a la localidad aledaña de Xico, específicamente al CCCA o simplemente Casa de la Abuela. Participé en una banda xalapeña de speed metal punk llamada Veneno para Ratas. Eso tiene unos diez años aproximadamente y después nos bajamos del templete debido a situaciones personales. Actualmente me encuentro apoyando a mi amigo Antonio Rafael Lara Bueno, arqueólogo y dueño del CCCA, para que los eventos como el recién efectuado en Xalapa, con el cantautor cachanilla Juan Cirerol, lleguen más lejos y se descentralice la oferta musical.
P: ¿Qué me puedes decir acerca de Veneno para Ratas? ¿Cuál fue tu participación en esa banda?
W: A mí me tocaba el departamento de ladridos. Por ahí de 2014, debutamos en Casa de la Abuela, aunque originalmente yo tenía que atender la barra. Sin embargo, para llenar el cartel musical de esa semana le pedí a un camarada que me ayudara. Yo sabía que él tenía una banda, entonces tocamos esas noches y de ahí para el Real. Poco a poco fuimos abriendo nuestro camino y compartimos escenario con otros grupos punks como Los Heellmaistroz, Ratus, Finlandeses, Cagada de Perro, etcétera. Este último es un conjunto de hardcore oriundo de CDMX. Veneno para Ratas estaba conformado por el maestro Juan Manuel Sánchez (bajo), Vinnie Ebanz Díaz (guitarrista y compositor) y Eduardo Sosa (batería).
P: ¿Qué es la Casa de la Abuela?
W: Lo abrió mi amigo Lara como un pequeño refugio para el rocanrol, aquí en su comunidad. Reza el dicho: “pueblo chico, infierno grande”. Por lo que ya te imaginarás que es un trabajo bastante arduo mantener el estandarte del rocanrol y sus derivados en una tierra que está acostumbrada a otro tipo de música. Al inicio el gusto por el rocanrol fue netamente rock urbano. Nos ha visitado el cantante de Banda Bostik, David Lerma “El Guadaña”; también Antonio Lira, voz y fundador de Liran’ Roll; el hoy finado Charly Montana, quien convivió con la gente. Pero a raíz de que le entramos a la administración, por decirlo de alguna manera, fue que nos preocupamos por traer otros derivados del rocanrol y progresivamente hemos invitado a más personajes, como fue el caso de Cirerol.
P: ¿Cuándo y cómo surgió Casa de la Abuela?
W: Fecha exacta de inauguración no tiene, pero existe desde 1997 o 1998. Se ubica en la calle Juárez 34, de Xico, Veracruz. Al arqueólogo Lara le heredaron justamente la casa de su abuela. De ahí el nombre. Entonces, él decidió abrir un espacio seguro para la convivencia de sus amigos y la suya, pero una cosa llevó a la otra y al presente se celebran en este foro talleres de música tradicional, también vienen cuentacuentos e inclusive se realizan comuniones para la gente del pueblo. De igual forma es el hogar de ensayo de tres proyectos musicales diferentes: La Diosa Verde (heavy metal), Primitivos Blues (blues) y El Proyecto X (covers). Estas son las propuestas de Casa de la Abuela y Xico. Las más aceptadas por la pandilla.
P: ¿Cómo te vinculaste con este proyecto?
W: Yo llegué a Casa de la Abuela porque conocí al arqueólogo Lara en la Universidad de Xalapa. Estudié en la Facultad de Humanidades e Historia, pero por amistades y coincidencias dentro de la escuela, muchos nos conocimos en los pasillos y otros tantos en las famosas palapas. Nuestra amistad se dio como por generación espontánea y se mantiene hasta hoy. Otros camaradas los conocimos en la preparatoria, tal como sucedió con el arqueólogo Cristian Landa Sánchez, quien desafortunadamente fue encontrado sin vida hace un año en Tabasco, mientras levantaba unas encuestas junto a otros compañeros.
Así fue como Toño Lara, nos invitó directamente tanto a Cristian como a tu servidor y formamos parte del colectivo. Esto debido a que Toño es músico tradicional, más precisamente violinista y maestro en la escuela Cuicacalli, del educador Chino Gómez, la cual se dedica a la conservación de la música tradicional. Entonces pasó el tiempo, me quedé y hace seis años me establecí mejor, ya como como dueño de la agenda y llevando la administración. Todo esto mientras intentamos mantener el proyecto como un centro cultural, abierto y libre. Así seguimos desarrollando el trabajo de mi amigo Toño.
P: Supongo que Casa de la Abuela es autogestiva y ustedes administran sus recursos y medios ¿es correcto?
W: Acertaste. Nosotros trabajamos de manera totalmente independiente. Los amigos que vienen, a los que cariñosamente llamamos “los nietos de Casa de la Abuela”, se han encargado durante años de sostener el espacio: cambiar tablones, acomodar tejas, etcétera. Ha sido un trabajo colectivo. Mediante los eventos y una pequeña cocina y barra, nos ayudamos económicamente para mantener el espacio. Así funciona, sin otro apoyo más que el propio. En el momento que meten las manos otros tipos de intereses el panorama cambia y se institucionaliza. La cosa no va por ahí, aunque sabemos perfectamente que debemos buscar la parte monetaria para seguirnos moviendo, pero no nos fijamos mucho en eso.
P: ¿Quiénes integran actualmente Casa de la Abuela y qué actividades se encuentran desarrollando?
W: Somos varios. La mayoría de los que vienen son albañiles, plomeros, carpinteros y demás. Es decir, la banda o las amistades de mi compañero Toño, quienes lo ayudan. Somos aproximadamente unas quince o veinte personas y cada quien aporta lo que tiene o puede. Con respecto a las actividades los conciertos son en estos momentos nuestros eventos más fuertes, pero si hay estudiantes que requieren de internet para realizar sus tareas se los facilitamos. También estamos intentando abrirnos a cuestiones más educativas e infantiles. Ahorita tenemos un proyecto con el ilustrador Donaldo Real, alias Juan Ranas, oriundo del poblado de La Mancha, para realizar posiblemente en octubre una convención o exposición de ilustradores infantiles.
P: ¿Qué otros planes tienen para los siguientes meses?
W: El quince de septiembre vienen a Casa de la Abuela los cantautores Didier Camargo (CDMX), Cayovago (Cuernavaca) y Marcos Olvera (Xalapa). Esa presentación servirá como preámbulo para el evento de noviembre y al mismo tiempo de noche mexicana. Sus estilos discurren entre Rockdrigo González y Johnny Cash. Los tres son muy buenos. El dos de octubre también en Casa de la Abuela, conmemoraremos a nuestro amigo Cristian, ya que nos lo quitaron por esas fechas, pero del año pasado. Esa noche será más punk, roquera y ruidosa.
Finalmente el primero, dos y tres de noviembre nos visitará por primera vez el baterista galo-surcoreano Jean Philippe, mejor conocido como Octopulpe, con su proyecto de música y visuales hardcore punk. Para esos eventos planeados en Veracruz, Xalapa y Orizaba nos gustaría organizar un pequeño rave con zona de camping, pero ya veremos.
P: ¿Cómo fue el acercamiento con Octopulpe?
W: Esa es otra parte de la historia, un tanto más personal. Como punk siempre he tratado de organizar eventos lo más económicamente posibles; por tanto, busco el trato directo con las bandas. Algunas veces he tenido buena fortuna y otras no, pero precisamente debido a ese trabajo fue que pude mantener varias puertas abiertas. Por ejemplo, la amistad que sostengo con algunos miembros del grupo Los Aguas Aguas; asimismo, trabajé con el sello capitalino Bam Bam Records y en otra ocasión una persona dentro de OCESA, me contactó con Los Gatos.
Para esta última fecha, preguntando y preguntando, di con Juan Cirerol. Cuando este último se fue a los días recibí un mensaje, porque ya había interés de traer al Octopulpe a Veracruz, y fue Juan quien nos recomendó directamente como crew, porque le gustó la atención brindada a su persona y a su equipo, la forma en cómo resolvimos cada uno de los inconvenientes. Entonces, ni modo de quedar mal. Así fue que nos contactó desde Arizona, la gente de Ponchado Records y ahorita estamos trabajando para que todo salga bien.
P: Asumo que para fines de este año o comienzos del siguiente se avecinan otros eventos importantes ¿es correcto?
W: Claro, pero primero deben resolverse las fechas que tenemos pendientes. Hay trenes que solo pasan una vez en la vida y este es uno de esos. Yo espero que le agrade a la productora de Jean Philippe. Queremos hacer eventos de calidad para Casa de la Abuela.
P: ¿Qué expectativas tienen para la fiesta de noviembre?
W: Que cada una de las personas que nos acompañe se divierta y tenga la oportunidad de conocer otras propuestas y no nos encasillemos en un solo género. Esa es nuestra principal meta. Que se acabe esa división entre el mismo rocanrol. No es una mera cuestión económica. Con que una, dos o tres personas nos acompañen, para nosotros es más que suficiente. También buscamos la descentralización de la contracultura. Ya llevamos a un pueblito fuera de Xalapa, tanto rock, punk, norteño y próximamente algo de speed con Octopulpe. Por esa parte: misión cumplida.
P: ¿Quieres agregar algo más?
W: Sí. Independientemente de que toda esta labor es comunitaria, también forma parte del trabajo de vida de nuestro amigo Antonio Lara, quien es el mero nieto en Casa de la Abuela. Este es un esfuerzo que le ha costado mucho y esperemos valga la pena su gran sacrificio. Mientras él nos lo permita y se pueda, estaremos apoyándolo.
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¡De Vuelta en U para el Alicia! Una entrevista con la mítica banda Trolebús
Si hay una banda mexicana que ha logrado ganarse el corazón de decenas de miles de chilangos en las últimas décadas es Trolebús, agrupación legendaria nacida en los años 80s que a través de su sonido rockero y líricas urbanas logró encontrar su lugar en la historia del rock nacional.
Si bien se sabe que esta banda tuvo un periodo de inactividad bastante extenso, para nuestra fortuna hace dos años que Trolebús ha vuelto a los escenarios con la alineación de Choluis (vocalista y guitarrista de acompañamiento fundador), Demex García (baterista desde los inicios), Mao Ollin Mayen (guitarra principal desde los 90s) y Ernick Romero Yoshua (bajista desde hace 2 años, también bajista de La Barranca).
Como resultado de esta reagrupación han surgido canciones nuevas, grandes conciertos —entre ellos uno en camino en el mítico Multiforo Alicia— y hasta un álbum grabado en vivo, ¡acompáñanos en esta entrevista trolebusera para conocer todos los detalles!
I: ¿Cómo se sienten de volver a tocar en el Multiforo Alicia el próximo viernes 13 de septiembre, un espacio tan fundamental para el desarrollo del rock y la contracultura en México, historia de la que ustedes también son pieza clave?
T: Estamos expectantes, es un reencuentro, casi desde que se fundó el Alicia nos presentamos ahí tanto en versión eléctrica como acústica. Para mí es muy importante (Choluis) porque ahí conocí a la que actualmente es mi esposa, hace 25 años. El Alicia es un espacio célebre en la Ciudad de México, es histórico, y esta tocada significa ese reencuentro con el Alicia 2.0 —ahora en Santa María La Rivera—, que tenemos hartas ganas de conocer. Este espacio es uno de los más importantes en el rock mexicano, se ha mantenido a flote gracia al ímpetu de Nacho y su personal, por eso nos va a dar mucho gusto presentarnos con ellos y con todo el público para pasarla increíble.
I: Platíquenos del nuevo material de Trolebús, De Vuelta en U, que tengo entendido presentarán en el concierto del próximo viernes 13 de septiembre, ¿es una grabación en vivo cierto?
T: Es un concierto que hicimos hace 2 años en el Circo Volador, se grabó y se lanzó en disco, y ahora estamos lanzando también videos de varias de las canciones. En sí es una recopilación de temas de varios discos, si bien la mayoría están basados en el primer álbum Trolebús en sentido contrario, ya que es el álbum que más interés ha despertado y sus canciones se han consolidado en el gusto de la gente. También incluimos rolas inéditas como “Banco del Diablo” o “Serpientes sobre ruedas”. Son 17 temas con temas clásicos y nuevas rolas; y en verdad estamos muy contentos con el trabajo de ingeniería que hicieron Eliud “Ospi”, Ernie Yoshua y Adolfo Romero.
Hay que mencionar que este disco es una producción de Cuatzi Producciones, una productora que crea contenidos audiovisuales de rock independiente, ahora están grabando a muchas bandas, se los recomendamos. En el 2022 nos propusieron participar en un documental que se llama #QueVibraElRock, y nos invitaron a hacer el tema principal del documental —que era sobre los conciertos que se realizaron en los 90s en Chiapas, a través de un colectivo que se llamaba Serpiente Sobre Ruedas. A partir de ahí empezó una relación con esta productora y empezamos a armar conciertos con ellos, y es justo con ellos con los que estamos armando este concierto.
I: Trolebús es una de las bandas icónicas del rock urbano en Ciudad de México, ¿cómo han visto la transformación de la ciudad, desde el surgimiento de la banda hasta la actualidad?
T: El grupo tiene mucho tiempo, son 4 décadas desde que arrancamos, y en ese tiempo han ocurrido muchas cosas, hemos visto una transformación muy grande. A nosotros nos catalogan como Rock Urbano porque en nuestras canciones hablamos de la ciudad, son anécdotas de la ciudad. De alguna manera nos volvimos cronistas de un tiempo que abarcaron los 80s y 90s. A la actualidad vemos que muchas de nuestras canciones que buscaban reflejar la CDMX de los 80s siguen siendo vigentes, muchos de los temas de Trolebús hablan de la precariedad, de lo marginal, y vemos que la demanda de ese tipo de canción sigue vigente. Claro que ha habido cambios, pero nosotros intentamos ponernos al día, haciendo una canción que sea anacrónica, que cuenta lo que ocurre en Ciudad de México y que perdure aunque sean historias sencillas. Un ejemplo claro es Balada Chilanga, que relata la historia de un exrecluso que se pone a buscar a alguien que fue su chava, es algo que podría ocurrir en esta época, la diferencia podría ser la escenografía, las calles, pero la vida cotidiana sigue ahí.
Y bueno lo que sí ha cambiado mucho es el lenguaje, como se expresa la juventud, es distinto a como nos expresábamos en los 80s, por eso nuestras canciones causan interés en gran parte de la juventud, ven cómo nos expresábamos en aquel entonces. La actitud de los morros es distinta, yo siento en los morros mucha desolación, como si ya estuvieran muy conscientes de las grandes problemáticas sociales, la gran desigualdad económica, las presiones laborales, las deficiencias en el transporte público y otras áreas de la vida social. Nosotros sentimos que las nuevas generaciones están bastante conscientes de esta desolación global actual, tal vez por no poder hacer cambios sociales importantes, reforzar instituciones. Por lo mismo, si Trolebús tiene un reto, es entrar en este torbellino de emociones de las generaciones actuales y mediante un mensaje musical liberar su locura, su fantasía, que vuelvan a creer en su corazón y en el amor.
I: ¿Ustedes han percibido una audiencia juvenil significativa que sea seguidora de Trolebús?
T: Nosotros en las tocadas vemos que la mayoría son gente más grande, pero sí se ve a uno que otro chavo, sobretodo en El Chopo, donde había bastantes morros que se sabían las rolas, y en plataformas como Spotify tenemos 180 mil oyentes y muchos de ellos son jóvenes, en redes sociales también vemos que nos siguen muchos jóvenes. Creo que se debe a sus papás, que le enseñaron a sus hijos “mira escúchate a este grupo”, y quizás se les hacía chistoso y de ahí nos fueron escuchando. Se van pasando de generación en generación las canciones, de esta manera la música trasciende el tiempo.
I: ¿Cómo han visto la evolución del rock nacional, qué le falta, qué le sobra, qué hace falta cambiar?
Ernick: Es parte de las condiciones humanas, la evolución, cada vez hay mejores bandas y mejores músicos. Para mí el rock es revolución, y eso es lo que siento que se ha perdido un poco, hay bandas musicalmente muy buenas, pero las letras no me dicen muchas cosas, yo creo que sí ha evolucionado musicalmente, hay mejores instituciones y profesores, pero hay una parte fundamental, que es la revolución, el decir las cosas como son, como lo sentimos, y creo que México se ha quedado un poco atrás con eso. Las bandas de Rock son fundamentales para eso, para cuando hay un conflicto social se necesitan esas letras. La magia de Trolebús es que lo dice con buen humor. Falta una lucha muy grande, y bueno se sabe que no somos una gran industria, que hace falta apoyo en eso. Hay muchas cosas por decir por medio de la música.
Mao: Yo creo que el cambio más importante que percibo es justamente que las mujeres se han apropiado de las calles, de las bardas, de los escenarios, de las pantallas, hay una voz femenina protagonista en movimientos sociales y culturales. Las decapitadas tienen su Cumbia feminista, y el mensaje que trae es totalmente serio, combativo, directo, sin pelos en la lengua, se apropian de un lenguaje para decir que están hasta la madre de tu sexismo, de tu calentura, de tu machismo, de tu falta de respeto e integridad como ser humano. También tienen una canción buenísima punky que se llama “Odio la Prepa”, creo que ese es el cambio más importante que percibo.
Choluis: Estoy de acuerdo, creo que la presencia de las mujeres en todas las áreas del rock nacional tiene gran auge en esta época. A mí me pasa una cosa muy curiosa, me fui de México en los 90s, y de alguna manera sí me desconecté bastante de la escena, me volví a reconectar hace unos años, y me sorprendió ver cómo han cambiado mucho las cosas, me tocó ver como ciertas bandas se habían convertido en empresas, pero una cosa sí he observado, que los grupos que ya eran masivos en los 90s seguían siendo los Tops, los que encabezaban las tocadas, Molotov, Caifanes, etc. Por lo que me cuentan es difícil para las bandas nuevas abrirse camino, parece que lo viejo se volvió muy importante y se consolidó, pero al mismo tiempo es muy difícil para las bandas nuevas entrar a la escena, y creo que eso ocurre en otros países también, hay otros géneros nuevos en el mainstream y al rock se le mira como algo del pasado, siendo que sigue habiendo bandas de rock buenísimas.
I: Platíquenos de lo que viene para Trolebús, ¿hay varios planes en camino cierto?
T: De inicio tenemos el concierto en el Alicia, que cierra la era de “De Vuelta en U”, presentaciones que dimos en septiembre de 2022 y 2023 en Circo Volador. De estos conciertos salió material para el disco y también recopilamos material para un documental que viene en camino a cargo de la Productora Coatzi, a quienes agradecemos mucho ya que gracias a ellos Trolebús está circulando en esta nueva era.
De ahí vamos a empezar otro ciclo que se llama “Ayer me acordé de ti”. En el 2025 Trolebús cumple 40 años desde su fundación, y para celebrar vamos a realizar una serie de eventos importantes, el principal será un concierto conmemorativo con grandes músicos invitados (ya daremos detalles), y bueno también queremos participar en más festivales de música. Hay varias propuestas de tocadas en México y en Estados Unidos que conforme se vayan concretando las iremos anunciando.
Además vamos a publicar un nuevo disco en estudio, a 25 años de nuestro último álbum de estudio, ya está grabada una buena parte y estamos muy emocionados por como está sonando. También tenemos en puerta la publicación de un par de libros: una biografía de la banda y nuestro primer disco en forma literaria, como a manera de cuentos, un disco interactivo con unas formas que no se esperan.
Y bueno no quisiéramos cerrar esta entrevista sin invitar a todos nuestros escuchas al evento del Multiforo Alicia, deseamos que nos acompañen y se lleven un gran sabor de oído, por nuestra parte vamos a darles un espectáculo profesional, y así lo seguiremos haciendo mientras la gente apoye al rock mexicano, que es rock de exportación, rock que vale la pena. Trolebús está de regreso y para todos es nuestro corazón y cariño, sobre todo para esa banda que durante 23 años nos estuvo escribiendo para decirnos que le gustaban nuestras canciones. ¡Vamos a luchar todos por el rock mexicano!
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¡Noche de grandes canciones con Perritos Panzones y María Natalia!
Redacción por Iván Gutiérrez
Fotos por Lizza TaylorEl pasado miércoles 21 de agosto el Foro del Tejedor fue sede de un concierto donde se desbordó el talento y el corazón, con los cantautores de Perritos Panzones y María Natalia siendo los anfitriones de una noche que congregó a grandes talentos de la ciudad.
La noche la abrió el joven Rembrandt compartiendo un par de sus temas acústicos, para después darle paso a los Perritos Panzones integrado por Karla Monzón y Jorge Vimen. Tras un par de canciones del proyecto estelar siguió la compositora Isabella Gaxiola, quien nos compartió su tema “22 de diciembre”, el día después del solsticio de invierno (el día más oscuro del año), en lo que se trató de un tema para mantener la fé en el porvenir: “Tal vez mañana sea mejor”.
La interpretación siguiente estuvo a cargo de la talentosísima cantautora María Natalia, quien compartió sus temas “Semillas del Hambre” y “Torres eléctricas”, canciones de mucho coraje que denuncian los abusos que se cometen contra la naturaleza por “modernizar” los ecosistemas. Natalia, al igual que Perritos en gran parte de su set, estuvo acompañada por Octavio de Moraes en la guitarra de acompañamiento y Abimael Almeida en las percusiones, quienes dotaron a las canciones de estos compositores de gran armonía y ritmo.
A continuación siguió nuevamente el turno de los Perritos Panzones, interpretando su tema “Nubia”, una canción de pop con toques latinos que cantada junto a María Natalia llenó la atmósfera de sabor y sensualidad.
El siguiente invitado de la noche fue Angel Terán, quien compartió la canción “Amor Fugaz”, una composición nueva sobre los amores imposibles; el músico a su vez agradeció a los músicos estelares y dijo sentirse muy orgulloso de ser testigo de su evolución musical desde hace un par de años.
La siguiente en tomar el micrófono fue María Natalia, quien nos cantó “Suspiro de un árbol”, un tema de lamento ante la traición del hombre contra la madre tierra, y le siguió “Devenir”, una balada romántica para bailar un vals de despedida.
En este gran concierto no faltaron canciones nuevas de Perritos Panzones, como “Pasos Lentos”, un tema de mucha emotividad en donde la armonía de voces de Karla Monzón y Jorge Vimen alcanzaron una gran sincronía expresiva: “allá voy, pasos lentos pero voy”.
Un momento muy especial de la noche fue cuando Ely Moya, cantautora chilena, subió al escenario, y los músicos de Perritos confesaron que en sus inicios tocaban uno de sus temas a manera de cover, dando pie a la interpretación conjunta de “Amor de Paso”.
María Natalia cerró su participación tocando un par de piezas más, “Pechos Violetas” (una canción fuerte que denuncia el abuso infantil en los núcleos familiares, y “Jijijaja”, canción para “imaginar que muere el patriarcado”, un tema con mucho flow, sabor y toques de blues con ese picor sensual que lleva al cuerpo a querer moverse.
El Mulu, compositor chileno, fue el invitado final de este gran concierto, compartiendo un tema muy bello sobre la lucidez que regresa a una pareja de la tercera edad con alzheimer. A continuación el músico interpretó “Volcán”, cantado en conjunto con Perritos Panzones esta impresionante canción para desbocar el corazón.
Como pieza final Perritos Panzones nos compartieron su tema “De qué se muere el amor”, un tema de despedida para cuando ya no queda más que una sonrisa triste y un adiós. Fue así que cerró un concierto lleno de emociones, grandes voces, talento asombroso y participaciones que dejaron al público lleno de euforia, ¡enhorabuena a María Natalia y Perros Panzones por tan grandioso concierto!
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Las invocaciones sónicas de Andy Mountains
Como el soundtrack de una película indie que se desarrolla en Ciudad de México, como una invocación ritual que libera las energías ancestrales, como un canto pasional donde se funden el amor y la pasión por la vida, como una canción de folk que se escucha en el metro; todo y esto mucho más es lo que se encuentra cuando uno se sumerge en la mística sonora del músico Andy Mountains.
Compositor de indiefolk mexica, Andy Mountains es de esas propuestas defeñas que uno celebra encontrar en su camino, pues un par de canciones bastan para llenar el día a día con una musicalidad que renueva la magia vital que a veces la rutina nos hace olvidar. Decididos a explorar más a fondo las artistas de este poderoso chamán musical, nos sumergimos en la década y media que Mountains lleva haciendo y deshaciendo música en multitud de proyectos. ¡Bienvenidos a este viaje montañoso!
I: ¿Cómo, cuándo y dónde empieza este proyecto?
A: Andy Mountains inicia por allá del 2008 en el Café Maranathá, un lugar en Santa María La Rivera que de día era una Fonda y los viernes y sábado era Karaoke Bar abierto al barrio. A mí me gustaba ir al karaoke, porque era de que tienes que saber la rola memoria, no había pantalla. Para entonces había tenido bandas en la prepa pero no me había aventado a cantar solo, entonces una de esas noches le pregunté al dueño que si podía cantar y me dijo que sí, entonces me eché mis rolas; al final uno de los señores quería tumbar el amplificador porque fue algo muy noise, muy punk.
Por aquel entonces iba en la carrera de Sociología y ensayábamos a dos cuadras de mi casa, por metro San Cosmé, estábamos Pepe Cardamomo (batería), Revelez (acordeón y piano) y Mariana Sofía (bajista). La base original era medio surf, todos medio raros, unidos por la rareza. En aquel entonces salieron varias canciones en el EP “Y mi oficio es arder, y para 2010 lanzamos el EPEP, que empezó a pegar mucho en la radio gracias a que Rulo (un periodista musical que fue voz editorial en Reaktor) la ponía un chingo en la estación.
El EPEP era esta síntesis de un indie folk muy autóctono, casi folklórico, la producción estuvo a cargo de Coe Mendoza (Camilo Séptimo), y varias de esas rolas se sincronizaron con comerciales de Dominos Pizza (Tahoma 32 y Hoy me gusta mi peinado, por ejemplo). Y bueno a partir de eso empezamos a jalar macizo, abriendo shows para Carla Morrison, Comisario Pantero, Silverio, y muchas otras bandas más.
I: ¿Por qué nombras el proyecto como “Andy Mountains”?
A: A mí me gusta mucho el blues y el rocanrol del siglo 20, y muchos de sus músicos tienen dos nombres que crean un fonema muy lindo: Lou Reed, David Bowie, Leonard Cohen. Entonces quería sonar como uno de ellos, así que tomé mi nombre Andrés Acosta Montes, y lo transformé. Además de esta manera pude conectar el concepto con mi infancia, es un nombre que me permite ser un arlequín, un trovador, un duendecillo, y que me recuerda a “In the Big Rock Candy Mountains”, de la película Hermano donde estás, que tiene una banda sonora muy perra; y bueno también era retomar algo del folklor norteamericano que me gusta mucho.
Andy Mountains es un canto folklórico, me considero como un sonero, un guapangero o un trovador chilango (por aquello de que la canción me ha llevado a conocer mi país) donde nuestro sonido es que sales a la calle y es el rocanrol: bandas tocando en la calle, viejitos bailando, los Doors sonando en alguna bocina, canciones del imaginario colectivo, yo soy ese señor que canta, no en la montaña pero sí en el metro, en esta ciudad, y canto de lo que pasa aquí.
I: ¿Cómo definirías la propuesta musical de Andy Mountains? Sé que haz pasado por varias etapas, que haz tocado con banda completa, que te haz metido al folk, al noise, a lo indie…
A: Mi propuesta es un blues de guitarra de palo a lo rupestre, canto de la ciudad y del país, es el rocanrol de contracultura, donde la lírica es muy importante. Siempre he tratado de trabajar una lírica que te conecte con los mitos y los símbolos, haciendo juegos del lenguaje influenciado por el avant-garde, el dadaísmo, lo punk de repente.
A inicios de la Pandemia me fui a Pachuca a vivir 4 años, ahí hice un Centro Cultural de nombre Helado Oculto, en una ex fábrica de Nestlé, y se armó la mera movida allá. Durante mi estancia allá me encontré con la práctica del temazcal y con una búsqueda ritual de ayahuasca, donde la función de la música es medicinal, como real medicina. Como estudié sociología tenía una comprensión del chamanismo y las técnicas arcaicas rituales, por ejemplo, para activar la ayahuasca le cantan a una botella con una armónica y percusiones, y le hacen un rezo, hasta que los músicos “entran” a la botella y es como un concierto íntimo… es toda una experiencia mística la música dentro de estos rituales, entonces de ahí empecé a hacer un show performático-ritual en mis presentaciones, con la idea de reconectar a la audiencia con la magia de la vida. También incorporé la meditación en la creación musical.
Me dediqué entonces a investigar el chamanismo, trabajando con sustancias de manera disciplinada, y después de eso empecé a cantar diferente, hice ayunos y empecé a entender que la voz tiene un papel muy importante en la vida, en las canciones. Ahora estoy enfocándome mucho en esta parte ritual de la canción, que forma parte de procesos que liberan.
Así que ahora estoy cantando algo que llamo “folk-mexica”, en el sentido de que estoy tratando estos símbolos de una manera ritual, y porque somos mexicas: para mí es como un acceso a los súper poderes de nuestra cultura, una conexión con los dioses que viven en las esquinas de nuestras calles, porque aquí era un río y ese río tenía una deidad, y así toda la ciudad está llena de Dioses. En esta etapa de Andy Mountains estoy haciendo canciones que son como cuentos de hadas, mitologías con una enseñanza psicodélica de conexión con esta sabiduría mexica-prehispánica que siempre está volviendo al presente.
I: ¿Tienes músicos que te inspiren?
A: Leonard Cohen me parece que es uno de mis grandes maestros, toda su vida estuvo buscando las relaciones ocultas de las cosas, dedicó su vida al misterio de la palabra, siempre viajando en la experiencia humana con su canción como guía.
También tengo una fuerte influencia de La Lengua de Nepomuceno, una banda contemporánea que tiene un podcast llamado “Algo huele mal en Dinamarca”, es de Santiago Texeiro y Judith de León, y bueno han pasado muchas leyendas por ahí, es como un laboratorio más que una banda, su fundamento es rechazar el escaparate, generar rutas de composición de la lírica latinoamérica, agarran mucho la onda de los infrarrealistas, tienen una canción que se llama “Lento río”, que es un bonito documento de lo que suena a la Ciudad de México, un poema largo de cómo entubaron todos los ríos de la ciudad, entonces es una propuesta que tiene Son Jarocho pero también es Rocanrol.
Y bueno también me gusta muchísimo Juan Pablo Villa, una chingonería de la Ciudad de México, que empezó a recuperar el canto cardenche y lo pasó por Loops. Además de Los Negretes, el mismo Belafonte Sensacional… y en algún momento me clavé con John Cage, un músico experimental que parte de un punto de vista zén donde se percibe sin el filtro de la mente, en una relación directa con la realidad, él hace canciones aleatorias donde lanza monedas, hace rayones, improvisa y empieza a hacer un tipo de ruido increíble… y hablando de, también me gusta mucho el noise, y los minimalistas, como Derry Riley, que hacía psicodelia con computadoras. Y bueno, Rockdrigo también, por supuesto.
I: Para ti, ¿qué es la canción?
A: La canción es un artefacto por donde el misterio último del universo se logra asomar en nuestra vida, es la memoria y también es la flecha que marca hacia donde va el tiempo, es el arma con la que puedes trastocar la realidad, y es también mi actividad favorita para darle vida a la fábula, es una forma de hermanar con mi tribu.
I: ¿Qué busca compartir Andy Mountains con su música?
A: Esa ventana al mundo mágico de la canción, que la vida se puede volver un High School Musical si recuperas la canción que es tuya, porque se nos ha quitado, es un proceso de recuperación de esa magia, la música es mágica y diseña tu vida, tu corazón lo puedes conducir con música, y es importante hacerse responsable de esa canción, más ahora con la IA y la tecnología hay muchas formas de separación; la magia es recordar que todo está unido, y la canción es una manera en corto de aprender y estimular esa unidad.
I: Platícanos un poco de tu material discográfico, ya sea de tus últimos sencillos (Xochipili), de algún tema que sea el favorito del público, etc.
A: Ahorita acaba de salir el sencillo “Xochipilli Liberen a Willy”, producida por Alexis Elipsis Ruiz, quien también colaboró con arreglos y la esencia creativa de la canción, y bueno tocar con él es grandioso, es productor de Jessie Bulbo (del punk y garage de la CDMX) y tocó con Paté de Fuá, y la canción que armamos trae un sonido de folk psicodélico. Hace unos meses también salió “Pacto de Muerte”, y a finales de agosto va a salir “Santa María La Rivera”, una canción a esta bella colonia que me vio crecer.
Y bueno en otros proyectos, con la Oficina del Ruido lanzamos dos canciones en Bandcamp con una banda que se llama John Lenin y la Suciedad Secreta, es una pandilla de locos que hacemos rocanrol, noise, algo más atascado, ahí soy Paco Stalin, y ese es el juego: somos una sociedad secreta que está creando sonidos. Nuestras canciones se llaman “La 4T se robó a mi bebé” (es un cover de The KKK Took My Baby Away) y “Las Juventudes del PRITT” (una crítica a la cultura de la cancelación), como te digo este proyecto es más punk y político, más ad hoc a los intereses de la comunidad del ruido que está creciendo, lo está produciendo el Señor Hongo, un artista sonoro muy bueno.
También se viene el primer sencillo de Nenepills, un proyecto entre la poeta PauliMorfa y Andy Mountains, son rolas de guitarra y ukulele, más folkypunk con letras sobre brujería, en algo que llamamos el “Folk Pagano”. Ese proyecto también sale en agosto, lo vamos a presentar en un evento en Pachuca el viernes 16 de agosto, celebrando el cumple de Pauli Morfa en un Foro que se llama Casa Padi, un centro cultural que lo lleva una familia muy chida a manera de Colectiva.
Este evento será una ofrenda a Pachuca donde vamos a cantarle a las montañas de esa bella ciudad, ya que PauliMorfa es de allá y a la par hay una mística mágica en esa ciudad. En el evento, de nombre Festibal Bang Bang Pachuca, participarán Alejandro Albarrán, Martha Mega y Edad Media, ¡esperamos verlos por allá! Y bueno gracias a los que escuchan Andy Mountains, algo nos conecta, gracias por compartir la magia de su escucha.
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Crónicas PortAmérica: Jorge Drexler y Son Rompe Pera
Redacción por Iván Gutiérrez
Fotos por Mexicali Music MagazinePRIMERA PARTE: http://perralternativa.com/cronicas-portamerica-nidia-gongora-y-carlos-sadness/
Tras una moderada espera Drexler arranca su show hablando de la evolución del amor en una voz femenina. Sale a escena y arranca El Plan Maestro hablando del Mesoproterozoico, la palabra arriesgada de Drexler. El músico uruguayo lleva traje blanco y una actitud de mucha emoción, al igual que los espectadores: “buenas noches tapatíos y tapatías”, comparte y arranca el intro de su nuevo disco, Tinta y Tiempo, y la gente no espera nada para empezar a cantar a la par. Los celulares graban a lo loco. Recuerdo lo que leí hace poco, de que el 75% de la gente que graba pedazos de conciertos nunca los vuelve a ver.
Entre canción y canción Drexler comparte un poco de su experiencia en Guadalajara: “Estuvimos en la biblioteca, donde encontré un libro de copérnico, recordándonos que no somos el planeta solar, que no somos el centro del universo; en la misma biblioteca había un archivo de las cien lenguas indígenas que hay en México… ¡Felicidades por el patrimonio que tienen, Viva Guadalajara!”.
Llega el “Transporte” y el músico blanco nos arrulla con su romanticismo: “Digo que esta vida es llevadera, solo porque sientes tú, lo que yo siento…”. Lo de Drexler es un canto de amor, de amor a la vida, a la naturaleza, a la ciencia, a la humanidad, un canto muy necesario en esta época de tanto odio, guerra y desprecio por la vida humana.
Para la siguiente canción Drexler nos recuerda que “siempre estamos aprendiendo, siempre con el cinturón blanco de los principiantes”, y empiezan los teclados característicos de “Cinturón Blanco”. A continuación Drexler suelta guitarra y saco blanco y empieza a cantar con entrega, usando manos como extensión de la expresión de su voz. Sigue entonces “Universos Paralelos”, una de mis personales favoritas, que habla de los deseos, de cómo nos guían y nos llevan a contrarianos, a generar tensiones al empujar en diferentes direcciones.
“Esta canción tiene algo de ironía, no suelo usar mucho ese recurso, pero en ésta sí va, tiene un estribillo doble, me van a ver rapear en inglés, que esto quede entre nosotros e instagram, el segundo estribillo dice ‘dime qué debo cantar, oh algoritmo, sé que lo sabes mejor incluso que yo mismo‘”. Drexler comprende que se mueve en una industria de algoritmos, y demostrando su alta suspicacia, lo utiliza a su favor. Una canción sobre el libre albedrío, la voluntad, el algoritmo de Spotify que sutilmente somete nuestra libertad; detrás la pantalla proyecta un logo verde parecido al de Spotify.
Si bien los músicos que acompañan a Jorge le ponen mayor textura y atmósfera sonora a sus temas, es notable que sus letras siguen siendo la materia prima de sus composiciones, la que conecta directo con todos sus fans. Claro que Drexler no presta mucha atención a este pensamiento y menciona que la agrupación que lo acompaña se está despidiendo cada concierto, pues es la agrupación que lo ayudó a grabar su último disco. Empieza a agradecer a cada uno de sus músicos. También dice estar muy feliz de arrancar su gira mexicana en Guadalajara.
“Les quiero contar una canción que empecé a escribir en México, por lo que tiene una vibra medio ranchera”, comenta el uruguayo y el público grita de emoción. “La voy a cantar con Miriam, de Barcelona, un aplauso enorme para ella”, y arranca la noche de Asilo, ese momento de profunda conexión e intimidad compartida entre los que gustamos de llenar las noches con sueños despiertos. “Prefiero lamer después mis heridas a que tu amor pierda filo”, nos canta con enjundia Drexler, haciendo que el público se mesa al ritmo de esta bella balada ranchera.
Para el siguiente tema va Drexler solo con su guitarra, y empiezan los rasgueos la declaración de paz que es Milonga del moro judío: “no hay una piedra en el mundo que valga lo que una vida […] no sé que Dios es el mío, ni cuales son mis hermanos […] no hay un muerto que no me duela, no hay un bando ganador”, un tema que cala hondo y que se canta con mucha fuerza, ante el actual genocidio del ejército de Israel contra el pueblo palestino.
A Drexler la poesía le brota a cascadas, como demuestra al cantar “la yerba, el mate, y la bombilla… estás conmigo, estamos cantando a la sombra de nuestra parra una canción que dice que uno solo conserva lo que no amarra”, un tema llena de objetos, imágenes visuales y juegos retóricos que van cayendo sobre el alma una tras otro, canción en la que terminamos cantando todos en acapela “mi guitarra y vos”.
La voz de Drexler es sinónimo de “Calma”, una luz brillando en medio de tanta oscuridad, pero también induce el contacto de humano a humano con “Tocarte”, una canción sumamente sensual, ejemplo de la versatilidad de Drexler, ese tema que habla de cómo un sólo roce puede encender chispas gigantes. Ambas canciones me hacen reflexionar sobre cómo su show en verdad está lleno de una diversidad de géneros y emociones. Y es que el concierto del uruguayo está tan bien planeado que a continuación sigue una canción de mucha sazón, dedicada a los que emigran buscando una vida mejor en otro país: “Bolivia”.
Cuando pensamos que ya no podríamos alcanzar mayor sentimiento de euforia y libertad, Drexler pasa a demostrarnos con su “Silencio” que todavía trae varios trucos bajo la manga. En su momento el músico nos advierte que todos debemos guardar y sostener un silencio después del coro, y cuando llega el momento es impresionante cómo los oídos respiran por un segundo en medio del frenesí de miles de personas. La experiencia es impresionante.
Llega la “Telefonía”, esa bella oda a las telecomunicaciones que nos permite enlazarnos a un corazón al otro lado del Atlántico, y el siguiente platillo es “Movimiento”, un tema que hace justicia a su nombre y pone a temblar las caderas de los miles de asistentes del festival, “yo no soy de aquí, pero tú tampoco”…
El músico está en la última vuelta de su show, pero no está dispuesto a retirarse, sin antes recordarnos “que sea lo que sea”, una canción que dedica a Mercedez Sosa, con quien tuvo el honor de cantar hace unos años. “No creo en la eternidad de las peleas, ni en las recetas de la felicidad…”
Ha llegado el momento de la despedida, Drexler se muestra emocionado por el resultado del concierto, todos hemos vibrado de forma muy bella gracias a su música, y ahora toca seguir adelante, es el cruce de caminos. Para hacer menos doloroso el adiós, Jorge nos recuerda que, a fin de cuentas, “Todo se Transforma”.
LA POTENCIA DEL SON ROMPE PERA
Acabado el show de Drexler sigue el turno de Caloncho, músico sonorense cuya propuesta de indie pop-tropical está lista para poner a bailar más de una tapatía. Sin embargo, las necesidades fisiológicas dictan que es momento de distanciarse un momento del frente del escenario, pues la vejiga apremia, la panza ruge y como la salud es primero, es momento de explorar las propuestas culinarias del festival. Recargamos tarjeta y después de un rápido paseo por el festival, decidimos ahorrarnos la fila de treinta minutos que representa probar las propuestas del “Showfood”, decisión que nos pesa ya que las tostadas se veían deliciosas. Sin embargo, los tacos Don Gogo nos llenan el paladar y hacen renacer el alma justo a tiempo para el show de Son Rompe Pera.
Salidos de la mismísima Naucalpan, Estado de México, los marimberos exóticos ponen a bailar a todos los paisanos en su primera canción. La imagen me resulta fantástica, y para un extranjero seguramente sería una aproximación muy real del espíritu festivo que tanto distingue a la música popular mexicana. En todas partes hay gente bailando, son miles de pasos dejándose llevar por el sabor cumbiero, siguiendo los impresionantes ritmos de la marimba.
Mientras escucho al Son pienso en las horas largas en que, trabajando jornadas extensas en la maquila, estos ritmos eran los que me mantenían andando: me aferraba al resonar de esta música en mi pecho. Es una cualidad muy especial de la música, el darnos aliento para seguir resistiendo.
Los Rompe Pera anuncian que están muy contentos con el gran recibimiento que ha tenido su proyecto, y comparten que están por irse de gira por varios puntos del mundo, entre ellos el Festival Coachella (EEUU), Australia y Nueva Zelanda: “¡estamos muy emocionados por estas oportunidades para representar a México, por llevar la cumbia al mundo entero!”.
La gozadera posee a los cuerpos sin clemencia alguna. Entonces sucede lo inimaginable. Truenan un par de gritos de una canción defeña que reconozco como fundamento de mi parte destructiva: “¡Oh Shit Oh Fuck!”, arremeten con este poderoso coro punk de Belafonte Sensacional. Estalla la energía de la fusión de géneros que, en apariencia contrarios, son una mezcla perfecta de violencia y sabrosura. El slam se manifiesta y la espiral de un huracán empieza a mover fuerzas humanas que rebotan, golpean y patean con gran entusiasmo. Son Rompe Pera acelera, nos suben el ritmo, después nos hacen frenar y bam y volvemos a la sabrosura psicodélica.
La cantidad de emociones es indescriptible. Solo puedo pensar en cómo la música interpretada en vivo siempre le da vida a la composición: en ello siempre hay una manifestación del estado anímico del artista, del músico intérprete, que se siente, se percibe, se VIVE, se vive la música, el momento en que esa música está viva en ese espacio-tiempo efímero.
Son Rompe Pera continúa llevando la cumbia psicodélica a cada célula de nuestro organismo, llenando de marimba nuestros corazones. Por doquier hay gritos de entusiasmo, hipnotizados por la magia que brota de la marimba, que nos lleva a un camino de paz tropical, de amor a la tierra, de mar, y cuando estamos en el éxtasis se detienen los demás instrumentos, quedando una sola marimba al aire en lo que es una improvisación de maestría incendiaria, todos estamos sorprendidos, asombrados, literalmente boquiabiertos y fascinados por el talento de un sonido que suena a casa, los gritos de mariachi no paran, el público está en éxtasis y entonces llega el grito de “Jalisco no te rajes”, y REVIENTA el concierto de forma bestial, con un cantante invitado a escena para interpretar una cumbia dedicada a Celso Piña.
En el baile nos mandan para abajo, para abajo, para abajo, y nos hacen aguantar y aguantar (el mexicano sabe aguantar) y tras 10 segundos inmensos saltamos hasta el cielo y empezamos a volar y cantar ¡Cumbiaaaaaa reina de cumbia, cumbiaaaaa de mi región!
La camiseta de la chica que dice “cumbia is the new punk” sintetiza todo este momento, observación que me llega justo cuando empieza un punk cochinote al final del tema actual y el slam se vuelve a soltar llenando de furia al éxtasis de la cumbia tronadora de hace tan solo un segundo. Mientras me preparo para internarme de nuevo en el frenesí de un buen slam concluyo para mis adentros que sí, Son Rompe Pera va seguir rompiéndola.
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El Sindicato Rupestre: hogar para un movimiento que trasciende
Por Iván Gutiérrez
En la historia del movimiento rupestre ha habido diferentes actores y plataformas que han llevado este legado musical por diferentes rumbos y espacios, pues se trata de un movimiento que ha tenido momentos históricos significativos en las últimas décadas, siendo una corriente contracultural que sigue teniendo gran repercusión e impacto en miles de músicos y oyentes en México.
Entre los participantes quizás más “recientes” de esta vertiente musical se ubica la plataforma “Sindicato Rupestre”, un lugar que en la última década se ha convertido en la casa de aficionados y músicos pertenecientes a este movimiento. Decididos a ahondar más sobre los inicios de este espacio y en su rol como promotor de lo rupestre, platicamos con Arturo Gutiérrez Zamora, alias “Simon” Zamora para el barrio. A continuación una charla cuya lectura seguro se disfrutará más con una playlist que incluya a Gerardo Enciso, Rafael Catana, Jaime López, Rockdrigo González y todos esos grandes compositores agrupados bajo el nombre de “Rupestres”.
I: ¿Cómo, cuándo y dónde nace el Sindicato Rupestre? Según pude investigar en línea, lo fundan en el 2015 Simon Zamora y Omar Hernández, si bien la tradición rupestre tiene muchos años más detrás, cierto…
S: Siempre me ha gustado el rock mexicano en general, tengo un grupo en Facebook que se llama “Los Discos Fundamentales del Rock Mexicano”, y he colaborado en diferentes revistas y libros desde el punto de vista del coleccionista. En los 80s me gustó sobre todo el movimiento “Rupestre”, estos cantores entre estilo folk y rock urbano. Los descubrí cuando murió Rockdrigo González en el temblor del 85 y se hizo de culto, me compré su cassette en El Chopo y empecé a descubrir que había más compositores del estilo, y me gustaron mucho, por las letras, la poesía, era un género que no encajaba mucho con el rock urbano que dominaba por aquellos años o las propuestas de rock mexicano que ya firmaban con compañías más grandes.
Los Rupestres siempre tocaron en lugares pequeños y muy undergrounds, nunca se masificaron, no sabía bien dónde ubicarlos, no podían ponerlos en festivales muy grandes porque como no traían banda la gente no los recibía bien, y tampoco los podían invitar a lugares de cantautores, como las peñas, porque su propuesta era un poco más rockera, estaban como en medio de ambos.
Desde que los descubrí siempre me gustaron los Rupestres. A principios de los dosmiles un amigo tenía un bar ahí en Coyoacán, y por esas fechas fui a ver a Jaime López a un lugar muy pequeño, éramos unas quince personas, yo lo conocía desde los 80s, y en esa ocasión le dije “oye, un amigo tiene un lugar, ¿cuánto nos cobrarías por tocar ahí?”, hablé con mi compa y organizamos así la tocada. A partir de ese concierto conocí gente que me dijo “oye por qué no contactas a Arturo Meza para que venga a tocar”, y me lo encontré en el Alicia tiempo después y lo invité, y también fue a tocar con nosotros, y así empezó a crearse una pequeña red de gente, imprimíamos flyers y los íbamos a pegar a CU y la gente nos llamaba para preguntar por boletos, y de repente se llenaban los eventos.
En aquel tiempo solo el Alicia jalaba a los Rupestres, sobre todo en el aniversario luctuoso de Rockdrigo hacían un evento con todos ellos, pero faltaba un lugar para el movimiento, para los Rupestres y los que no eran del movimiento primigenio pero se fueron uniendo, como Gerardo Enciso, Carlos Arellano, Armando Rosas.
Rockdrigo González. Foto: Proceso Por ahí del 2013 me habla Carlos Arellano y me dice, voy a estar allá en Ciudad de México con Gerardo Enciso.Con Gerardo nunca habíamos hecho nada, porque como era de Guadalajara ya traerlo estaba cabrón, entonces Carlos me propuse que hiciéramos algo en Coyoacán, le hablé a mi amigo Omar Hernández —a quien conocí en una tocada de Arturo Meza— y le pedí que me ayudara con la logística. Al final fue un evento muy padre porque se llenó, y aparte llegaron al lugar otros músicos como Armando Rosas, Armando Palomas, entonces la gente dijo “éste es el Rincón Rupestre”, y otro amigo dijo “¿por qué no nos ponemos el Rincón Rupestre y hacemos tocadas de este tipo?”, y le dimos para adelante.
En ese colectivo éramos Omar, tres amigos más y yo, y nos lanzamos a hacer el Rincón, en el Bar San Francisco, ahí en Coyoacán. Después tuvimos un par de diferencias con el lugar y nos fuimos a un punto en la Roma, pero no funcionó porque la gente de ahí, cuando vieron que sí había bastante asistencia, ya querían parte del cover (que iba íntegro para el artista). Entonces mejor lo dejamos por la paz.
Tiempo después, en 2015, fui a Sonart, una escuela de música donde mi sobrino tomaba clases, y aunque el lugar se me hizo chico y no cabían mesas, pensé que podía funcionar para algo alternativo, como una fiesta; hablé con Germán (el dueño) y llegamos a buen acuerdo. Le dije entonces a Omar que hiciéramos algo ahí con Iván García con la idea de jalar al público joven, porque necesitábamos recaudar fondos para comprar una bocina, entonces hicimos el primer show con el nombre “Del Rincón para El Rincón”, participaron Iván García, Saúl Fimbres y Fausto Arellín, y a la gente le gustó, se sentía como una reunión de amigos en el patio.
Iván García Saúl Fimbres En esa primera tocada tuvimos malentendidos con los otros amigos del Rincón, total que se disolvió el Rincón esa noche. Días después Omar y yo decidimos renombrar el proyecto, y le pusimos el “Sindicato Rupestre”, jugando con la onda sindical, y le pusimos la mano obrera con la guitarra. Poco después nos llamó Enciso, que quería armar algo en Ciudad de México, le comentamos del espacio y dijo “va hay que armarlo”, y estuvo genial porque ese día se llenó y luego llegó Jaime López, se echaron un palomazo, y poco a poco se empezó a posicionar como un lugar donde llegaban de visita los músicos rupestres.
I: Platícanos de la tradición rupestre, cómo la podrías describir para quienes no tienen mucho conocimiento sobre esta corriente musical…, ¿cuáles son sus ideales? ¿Quiénes son algunos de sus exponentes? ¿Qué tipo de música es?
S: Los rupestres son músicos que venían tocando desde principios de los 80s en sus proyectos individuales, músicos como Jaime López, José Cruz (de Real de Catorce), Roberto González, Emili Almazán, varios músicos que no encontraban en las peñas espacio, que tenían una onda más folk, en sus letras no eran tan románticos clásicos, sino más urbanos, con mucho sentido del humor. Se empiezan entonces a agrupar y a tocar en el Foro Tlalpan, ahí tenían un espacio que se llamaba “Cada quien sus rolas”.
Rafael Catana era de los que procuraba mucho presentarlos entre ellos, “mira él es Arturo Meza, es de Michoacán”, y se juntaban mucho en un café-bar en Tlalpan que se llamaba “El Cometa”, para armar la bohemia, ahí presentaron a Rockdrigo a los demás. Fue algo muy espontáneo, para muchos nunca fue un movimiento, más bien una reunión de amigos, para otros sí fue un movimiento porque tenían ciertas características, leían más o menos la misma literatura, escuchaban a los mismos músicos, tenían una onda social-política parecida.
La foto famosa de Los Rupestres es cuando deciden hacer el Colectivo Rupestre, Rockdrigo escribe un manifiesto con su humor, diciendo cosas como “los Rupestres somos músicos que tocamos con instrumentos de palo”. En esa foto aparecen Fausto Arrellín, Nina Galindo, Eblen Macari, Roberto González, Roberto Ponce, Rafael Catana y Rodrigo González. Algunos como Jaime López no quisieron entrarle de lleno a esa etiqueta de “rupestre” pero eran del mismo grupo. Había también muchos músicos de bandas que eran afines como Botellita de Jerez, Mamá-Z, Cecilia Toussaint y Arpía.Básicamente el movimiento dura muy poco, porque Rockdrigo llega a Ciudad de México en el 83, y muere en el 85, dos años fue lo que duró ese esplendor. Para algunos, a partir de que muere Rockdrigo es cuando empieza realmente el movimiento, porque es cuando los compositores empiezan a buscar espacios, pero hay diferentes versiones. En “Rupestre: El Documental” lo abordan muy bien, con la opinión de varios músicos.
I: Hablando del rock-folk urbano de los 70s… ¿Rock rupestre y rock urbano es lo mismo?
S: No… aquí en México, en los 70s, lo más cercano que hubo fue El Pájaro Alberto, que era el cantante de Love Army. Cuando se acabó esa banda, Alberto empezó a hacer sus rolas muy al estilo Dylan, se le considera como el primer Rupestre, el primero que sonaba a rupestre, con rolas en español hechas a guitarra y armónica. Luego hay como un vacío ahí, pasa el Festival Avándaro, y en principios de los 80s había bandas como El Tri, Dug Dugs, que estaban más en el Ryhtm & Blues o hasta en el progresivo, pero realmente no había onda rupestre. El Rock Urbano son rolas más de la banda, con letras un tanto más sencillas.
I: ¿Crees que en México se le da el reconocimiento y valor que se merecen a este tipo de cantautores, que trabajan detalle a detalle la canción, que son poetas urbanos de la canción?
S: No, creo que se le ha dado reconocimiento a cantautores digamos más “clásicos”, dígase Fernando Delgadillo, Alejandro Filio, ellos tienen otro tipo de canción, pero para este tipo de músico, que es más una canción de propuesta, no, no se le ha dado su reconocimiento. De hecho, gente que no está inmersa en lo Rupestre piensa que muchos ya se retiraron, que ya no tocan, lo ven como algo del pasado, pero las redes sociales han ayudado a darle nueva vida.
En México el rock siempre ha sido alternativo, nunca ha sido lo más popular, y si a eso le agregas que es un rock independiente, autogestivo… no hay un gran público para este tipo de canción, nació con esa onda de que no hay un gran público. Yo siempre pongo el ejemplo de Argentina, donde el rock es muy popular, tú vas por la calle o te subes al Taxi y están escuchando rock, porque allá el rock sí es música popular, aquí es la banda, el corrido. Es algo cultural. Hay un público, pero no para hacerlo masivo. Aquí hay bandas que alguna vez tuvieron cierto nivel y siguen batallando, a menos de que sean Caifanes, Café Tacuba, que bueno ahora con las redes hay bandas que ya logran conectar con su nicho y llenar sus tocadas.
I: Cuéntanos un concierto memorable en el Sindicato que te venga a la mente en este momento…
S: El que más recuerdan todos fue con Trolebús, una banda de aquí de la Capital de los años 80s, que precisamente sí estaba entre el rock urbano y el rupestre, porque musicalmente es muy urbana pero las letras son muy rupestres. Sacaron un álbum en el 87 producido por El Mastuerzo. En los 90s “Choluis”, el cantante de Trolebús, se fue a vivir a España y se desintegró la banda, pero siempre quedó como una banda de culto, sacaron varios hits y se quedaron como en la añoranza.
Bueno, era el 2017 y entra un personaje muy importante, Rodrigo de Oyarzabal, él trabajó en Radio Educación muchos años, y se encargó de grabar a todos los rupestres cuando iban a cabina, a Rockdrigo, a Jaime López, a Cecilia, a todos, hay cassettes que hasta ahora siguen rolando en El Chopo, de rupestres que solo tienen grabaciones de las que hizo él.
Va, pues en el 2017 me habla Oyarzabal y me dice “Choluis viene de España, va a estar unos días, ¿por qué no lo invitas al Sindicato a que se eche unas rolas con ustedes?”, y unos días después me habla por teléfono Choluis preguntando por un lugar donde tocar, y le comento del Sindicato, lo invito a hacer un concierto pero me dice que no tiene las rolas preparadas, pero a lo largo de un mes lo vamos platicando, él empieza a invitar a los músicos de Trolebús, y al final terminamos armando un concierto increíble. Muchos descubrieron el Sindicato por ese concierto, había fila para entrar en la calle. Fue Catana, Jaime López, Armando Rosas… el mismo público eran músicos legendarios. Después de ahí Trolebús ha hecho varias tocadas.
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Juan Cirerol: corridos norteños en tierras veracruzanas
Redacción por Polo Bautista
Fotos de Polo Bautista y cortesía de Santos de Luto
Walter Palmeros resguardaba la entrada del restaurante xalapeño El Toque de Gracia cuando mis vacilantes pasos me llevaron ante su presencia. Enseguida, noté que el portero y también organizador del concierto, sin duda era un roquero de sepa, pues su actitud despreocupada e indumentaria rebelde así lo denotaban. Luego de que nuestras miradas se cruzaron por un instante, le pregunté si ese era el sitio donde el famoso cantautor cachanilla Juan Cirerol tendría su presentación, a lo cual respondió con una amplia sonrisa, para después darme paso.
Adentro, entre paredes coloridas y mesas espaciosas, numerosos comensales ya se encontraban degustando la variedad de los platillos y las bebidas que la cocina estridentista ofrecía. El pequeño escenario se encontraba en la parte inferior del establecimiento, justo al lado del horno de barro donde el chef preparaba las pizzas, listo para brillar con el artista cachanilla tras la gestión realizada entre varios actores, entre ellos el Centro contracultuBar Casa de la Abuela.
Sobre aquel tablado iluminado por intensas luces carmesí, estaba principiando su acto abridor el ensamble local de rock fusión llamado Santos de Luto, conformado por Aldair Martínez (voz, teclado y guitarra), Ulises Ramírez (guitarra) y Noé González (bajo). Transcurridas algunas apasionadas composiciones inmersas en música mexicana, identifiqué varias muestras que procedían de su reciente EP Despedidas, al igual que otros de sus anteriores sencillos, por ejemplo, “Me gustas” (2023). No obstante, poco antes de las diez de la noche la terna anunció su última canción y posteriormente se unió al resto de invitados.
Cada vez más seguidores del cantante de “corridos norteños punks” ingresaron por la puerta del lugar, y no pocos aullaron su nombre cuando observaron a aquella figura rolliza posicionarse ante el micrófono y asirse la guitarra de doce cuerdas.
Franco, directo y afable como es su costumbre, el controvertido músico arrancó la velada con una rápida anécdota para romper el hielo: “Por ahí de 2013, Caloncho me dijo que era alumno mío, pero la fama se le subió de repente y un día no me dejó tocar en su club. Entonces, yo le mandé un mensaje muy atento que decía, ‘vuelve con tu sensei’”. Acto seguido, las estrofas del corrido “La sierrita de los Parra” salieron de su vigorosa voz.
A ese tema y al son de sus acordes y armónica, le siguió una andanada ininterrumpida de canciones, tanto de su autoría (“La chola”, “Rostros vendidos”, “Soy rancherito soy fronterizo”, “I love you”, etc.) como interpretaciones de otros músicos vernáculos. Ese fue el caso del posado Chalino Sánchez, con “La muerte del pela vacas” y “El dos dedos”.
Luego de veinticinco minutos de intenso calentamiento, Cirerol pausó momentáneamente su práctica musical para agradecer a su fiel y aplaudidor público la asistencia y, de paso, admitir el malestar que padecía por culpa de unas cervezas consumidas previas a la función, las cuales le obnubilaron tanto que hasta solicitó encarecidamente que le acercaran un balde, en el supuesto de que la náusea lo venciera.
Risas, comentarios y divertidas confidencias afloraron en esos cortos minutos, para que ulteriormente se le uniera a dueto el bajista Daniel Cruz Gracia, integrante del conjunto jarocho Los Aguas Aguas y al mismo tiempo dueño de aquel respetable negocio. Juntos ejecutaron “100 por ciento cachanilla”, una adaptación de la melodía “100 por ciento sinaloco”: “Al mundo llegué pirata, destrampado y desmadroso / Vaquetón hasta la madre y también muy peligroso / Soy del mero Mexicali, cachanilla orgulloso / Dicen que no estoy completo, que tengo flojo un tornillo / Así nací y así soy, locochón desde morrillo / Voy a ser hasta que muera cristalero y cocaino”.
Tras unas hondas caladas a su maltrecho cigarrillo Camel, Juan reemprendió el resonar de la guitarra con gran destreza y celiridad. Sus rechonchos dedos recorrían infatigables el largo y ancho del mástil, mientras que su armónica y canto no disminuyeron en potencia. De nuevo intercaló más corridos de su creación como “Se vale soñar”, “Eso es correcto señor”, “La muchacha de las tierras lejanas” y “Piso de piedra”, junto a otros cantares norteños ya consagrados del dueto Miguel y Miguel (“Tu hipocresía”, “Consuelito” y “Sonora y sus ojos negros”).
El tiempo de las complacencias había comenzado y en medio de las demandas del gentío xalapeño, Cirerol se decantó por algunos de sus mayores éxitos, en particular “Metanfeta” y la muy coreada “Eres tan cruel”: “¿Pero para qué? / Igual algo estabas esperando / Y yo sin poder decirte que te quiero tanto / Ahora no puedo ni siquiera voltear a ver tu retrato / No sé por qué me cautivaste hace rato / Pero ya para qué / Eres tan cruel / Solo juegas con mi corazón / Se te hace fácil darle largas a nuestro amor / Porque tú sabes que yo estoy aquí / Esperando por ti”.
Con el último cigarrillo de su paquete y una botella de cerveza vacía, Juan agradeció nuevamente a sus fieles seguidores por el cariño incondicional refrendado durante tantos años hacia su persona. Sus dolencias o malestares, los cuales solo se miraron mediante el profuso sudor que le surcaba la frente, en nada afectaron la esmerada actuación y muy por el contrario, sirvieron de vínculo privado y único con sus oyentes: “Espero que se la estén pasando chido. Yo no me la estoy pasando mal, simplemente me pegó la pálida, pero estoy muy contento de tocar en El Toque de Gracia. Es la altura que también me afectó, pero mañana estaré en Xico”.
Preocupado porque cada uno disfrutara en el corazón la canción de sus amores o clamores, Juan interpretó jubiloso las postreras peticiones de la noche (“Clonazepam blues”, “Trucha porque no hay tiempo”, “Si si”, “Debí comprarte otra cocina”, “Hey Soledad”, “Hablando de Daisy” y “Ahí te va a llegar el cheque”). Sin embargo, el cantante eligió para cerrar aquella intima función sus versiones de “Sentimental”, “Vida prestada” y “El atascado”.
Finiquitado el apartado musical tuve ocasión de despedirme personalmente del trovador cachanilla. Lo encontré rodeado por otros fanáticos, a quienes les platicaba fervorosamente con trapeador en mano sus días como barrendero y empaquetador en una fábrica, empleos que asumió luego de aquellos desafortunados tuits de 2017, donde chanceó indolentemente con el sismo que asoló la capital del país y lo alejaron del quehacer artístico temporalmente. Duras lecciones y retos constantes para un músico de su talla. Al final, me tomaron una fotografía con él y pude estrechar su mano.
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¡Los Vikingos del Norte en camino a presentar su nuevo álbum en CDMX!
La potencia chihuahuense de Los Vikingos del Norte llegan a la Ciudad de México para presentar en concierto “La Música Potente”, su tercer álbum de estudio, compuesto por 12 tracks que van desde lo romántico, lo progresivo y cómo siempre la fiesta desenfrenada con el toque norteño que ya los caracteriza.
Como invitados tendrán a Samuel Herrera desde la ciudad de Durango con su estilo Folk con grandes influencias del Country, Rockabilly y Norteño, en este show presentará canciones nuevas pertenecientes a su próximo álbum de estudio con fecha de salida en 2025.
Y como no podía faltar talento local también se presentará Cortés Mx, quienes desde Tláhuac nos presentarán su sonido Indie Rock con mucha actitud, incuidas nuevas canciones que serán lanzadas como preámbulo a esta gran noche del 12 de Octubre.Presentación oficial de su próximo disco “La Música Potente” en Ciudad de México.
– Lugar: Piedad Live Music
– Fecha: 12 de Octubre – Hora: 20:00 hrs.
– Dirección: Av. de los Insurgentes Sur 585, Nápoles, Benito Juárez, 03810 Ciudad de México, CDMX
– Los boletos se encuentran disponibles en wegow y en La Piedad Live Music.
– Invitados: Samuel Herrera y Cortés MX
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“Música Para Viajar”, el nuevo EP “sierrockero” de Castelo
Viajar es una de las experiencias más enriquecedoras de la vida: nos permite expandir nuestros horizontes, descubrir nuevos destinos y asombrarnos con las maravillas que el mundo tiene para ofrecernos. Y bueno, cualquier viajero experimentado sabrá que un complemento perfecto para andar en el camino siempre es la buena música, por ello la nueva entrega de Castelo por seguro irá directo a la playlist de los más vagos.
Castelo es un proyecto conformado por los hermanos Raúl y Ervey Castelo, originarios de Ciudad Obregón, Sonora. En su música podemos encontrar una fusión del rock de los 70’s, el folk-country y la música sierreña tradicional del noroeste del país, un género que han decidido nombrar “Rock Sierreño” o “Sierrock”. Curiosos como somos decidimos entrevistar a este par de sonorenses, dispuestos a profundizar más en su historia, su música y su nueva entrega sonora.
I: ¿Cuándo y dónde empieza este proyecto? Me comentabas que son de Sonora pero llevan un rato residiendo en Morelos…
C: Castelo surgió en el 2018, año en que empezamos a tocar canciones propias. Desde morros tocábamos juntos, pero fue hasta septiembre del 2018 que empezamos el proyecto con más formalidad, en Morelia y Sonora. Desde entonces hemos estado tocando mucho en el centro, como Querétaro, CDMX, Guanajuato y Morelia.
I: ¿Cuál estado les ha gustado más?
C: Morelia… es raro, porque somos un proyecto foráneo de Morelia, pero la banda nos ha adoptado chido, aquí nos hicimos y tenemos gran hospitalidad. Como aquí empezó el proyecto, se ha visto un crecimiento junto con el público, hay personas que fueron viendo la evolución. Primero iban a vernos compás, pero ahora ya va gente desconocida, cada vez más, que les gusta nuestra música, podría decirse que nos aceptaron.
I: ¿Cómo es que llegan a este sonido como western romántico de toques mexicanos, al que me parece han denominado Sierrock?
C: Siempre hemos tenidos dos influencias muy marcadas: el rock clásico de Led Zeppelin, The Beatles, los Creedence, pero por otro lado somos de rancho, mis tíos escuchaban Miguel y Miguel, mucho sierreño, entonces fue crecer con esas dos influencias que se fusionan en nuestro estilo. Lo hemos ido formando sobre la marcha, nosotros empezamos al revés, primero tocando en vivo, sin nada en plataformas, y la banda empezó a ir y nos preguntaban donde podían escuchar nuestras canciones y se las mandábamos por whatsapp, las grabábamos con una guitarra eléctrica aunque fuera sierreño.
Ya después un compa nos hizo el paro, nos ayudó a grabar un álbum en vivo, y luego empezamos a grabar el EP en estudio de “Música para Viajar”, que recién estrenamos ahora en Julio. Además, en Sonora hay una cura que dicen “hazlo así a lo sierreño”, que es hacerlo “como salga”, por ejemplo “me amarré el pantalón a lo sierreño, con mecate”, como que aunque no tengamos lo mayores recursos pues le damos con lo que hay.
I: Antes publicaron un álbum que es en vivo, donde vienen 8 de sus canciones (mi favorita fue Carta de un Drogadicto), ¿dirían que ha habido una evolución de Castelo en el proceso entre este álbum y el lanzamiento de sus sencillos, Juntando Yerbas y Diluvio?
C: En definir el concepto se ha dado esa evolución, en decidir cómo nos queremos presentar, en ponernos de acuerdo en la visión de la imagen. Siempre han existido las ganas de hacer muchas cosas. En el camino vas aprendiendo mucho, y llegamos a un punto donde entendimos eso, que tenemos que sacar nuestra música en estudio, porque las tocadas en vivo están chidas, pero la música producida te ayuda a llegar más lejos.
Ha sido un proceso de profesionalización del proyecto, en cuanto a organización y desarrollo del proyecto, presentándose de una manera más formal y profesional. Aparte de las canciones también nos preocupamos por el show, que el público esté contento y conecte con nosotros de una forma auténtica, a lo que siempre nos apegamos, en lo que creemos, porque no por “likes” vamos a ensuciar nuestra esencia.
La forma de interactuar de nosotros con el público nos ha definido mucho, porque tratamos de acercarnos a ellos con mucha calidez, no hay barreras entre el espectador y el oyente, es más como un compa que anda con su lira y tú lo estás escuchando, siempre tratamos de enviarle saludos a toda la raza que vemos en los conciertos, los shows son como una peda donde todos somos conocidos, siempre buscamos que la gente que nos escucha sean compás de verdad, tener una convivencia chida con la banda.
I: Platíquenos del nuevo EP “Música para Viajar” que acaban de estrenar en todas las plataformas
C: Música Para Viajar lo grabamos con un amigo que se llama Victor Herrera, en Estudio 510 (Morelia). El EP, al igual que el nombre del proyecto, lo decidió el público. Les rolamos nuestra música a compas y familiares y generalmente todos decían lo mismo: tus rolas me gustan para cuando ando viajando, son para andar solo en el carro manejando. Entonces le pusimos “Música para viajar”, partiendo del concepto de que cada canción te lleva a una situación, a un momento: es un viaje.
Este EP es introductorio a lo que es el sierrock, son 5 canciones para ir dejando nosotros esa firma y ese género que estamos fusionando y expresando, esta es nuestra carta de presentación, anuncia que puede venir. Está conformado por las canciones más populares que tenemos, que ya estaban publicadas en vivo y ahora las lanzamos en estudio. En las grabaciones se rifaron Yipo (Pablo Díaz Magaño) con el bajo eléctrico y nuestro amigo “El Doc” en arreglos de guitarra de algunas piezas.
I: ¿Qué otros planes tiene Castelo para este año?
C: Hay presentaciones en varias partes del país. Estamos planeando una gira en Sonora para noviembre y diciembre. Hay varias presentaciones que todavía no podemos revelar, pero hay muchos shows en vivo que nos tienen muy contentos.
Con la pandemia digamos que entramos en un punto de medio pausa, hasta ahora en marzo nos presentamos por primera vez después de la pandemia, y fue un gran comeback, estuvo increíble. Ahora planeamos seguir trabajando en más música, para producir un álbum completo de 10 a 12 canciones. También vienen colaboraciones que en su momento podrán conocer.
Si como a Castelo a ti también te gusta viajar escuchando una buena rola, no te puedes perder el EP “Música Para Viajar”, un total de cinco canciones para disfrutar las armonías del sierrock mientras vas mirando por la ventana de tu coche.
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